Nada dura para siempre. Sin embargo, tan solo un segundo más, puede convertirse en una eternidad que, cuando encuentra su final, puede saber a gloria.

Llegar al cielo, estar en lo más alto y volver a disfrutar. No sabremos hasta qué punto merece la pena el camino hasta llegar ahí, pero, lo que sí es cierto, es que a toro pasado Maverick Viñales no pidió ninguna cuenta. Ya lo hizo cuando tocaba.

En Phillip Island, el de Roses, simplemente lo dejó correr a través de las lágrimas que se deslizaron en el interior de su casco. El escudo, su escudo. Ese, que les evade de todo y les empuja a todo cuando la visera cae y que, sin embargo, no fue suficiente para ocultar el llanto de ese niño que soñaba con ser piloto.

Y ahí está la clave: Viñales se volvió a reencontrar con él. Con el piloto. Con ese hombre capaz de ganar carreras, de arriesgar, de pelear junto a los mejores del mundo y, por supuesto, de soñar con convertirse en Campeón. Aunque para este curso ya sea demasiado tarde.

No son solo números

Yamaha debe escucharle. Quizás el español tenga razón y una moto adaptada a él, sea lo que necesiten. Con todo el respeto hacia Valentino Rossi, Viñales es el futuro de una escudería que, con él, ha conseguido romper la negativa de 25 carreras sin sumar un triunfo. Y esto no son solo números.

A priori pueden parecerlo, pero detrás de esa cifra existe una moral mermada, un cuestionamiento constante, la entrada en un pozo que cada vez parecía más hondo y una tensión interna, que se ha visto resuelta con una victoria que sirve de impulso para la marca japonesa.

Eso sí, la confianza y la relajación no pueden invadirles después de este resultado. Todo empieza de nuevo y la motivación vuelve a aflorar, pero los resultados tienen que seguir convenciendo. Después de tocar el cielo la caída siempre duele más y, por eso, es muy importante volar sin despegar los pies del asfalto.

El contador a cero

Con el contador a cero, Malasia les da otra oportunidad. Pero no solo a ellos. Marc Márquez también puede sacarse la espina de Phillip Island. Su maldición en la pista australiana tras ganar el título volvió a cumplirse, después de que la moto de un Zarco que se iba al suelo, impactase con su colín obligándole a abandonar. Una batalla menos.

Pero el piloto de Honda quiere volver a lo más alto. Con el título de constructores y equipos todavía en juego, esto, es una motivación extra para un piloto que, a pesar de llegar al fin de curso con los deberes hechos, siempre quiere más y su nivel de exigencia, no le permitirá conformarse con menos de todo aquello que, él, cree que pueden aspirar.

En la lucha por los dos títulos que quedan en juego, serán las motos de Borgo Panigale quienes le disputen a la marca del ala dorada la primera posición y, tras su ausencia en Australia después de pasar por quirófano, Jorge Lorenzo se desplazará hasta Sepang para intentar participar en un Gran Premio, que pondrá punto y final a la gira asiática.

El balear, buscará el apto por parte de los médicos con la intención, de poner punto y final a la racha de seis carreras sin puntuar y también, con la de despedirse de la fábrica italiana de la mejor forma posible y abandonar la que está siendo su peor momento en MotoGP desde que llegase en 2008.

Su vuelta, supondrá la vuelta a la normalidad de un Álvaro Bautista que, en Australia, demostró con su cuarta posición y después de un gran fin de semana, que su nivel está junto al de los mejores del mundo a pesar, de que tras Malasia y Valencia, el Mundial le verá decir adiós.

Horarios Moto GP Malasia 2018 – Sepang

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