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Hechiceros 1

Hechiceros son aquellos que con artificios, maleficios, trampas y conjuros, sin ser detectados, nos hacen mirar hacia un lado para desviar la vista del truco que ocurre en el opuesto.

Sin rodeos. Un país sin soberanía es un país dominado. En Chile estamos experimentando desde hace al menos tres décadas una ofensiva en contra de la institucionalidad y de los chilenos y chilenas. Las dos propuestas constitucionales elaboradas a la fecha han sido diseñadas para para privarnos de nuestra soberanía y entregar a Chile a un nuevo orden mundial. No es parte de la conversación y lo ignoramos porque no sale en la prensa.

 

La democracia se esfumó cuando se instaló la política de los acuerdos. Le siguió la pérdida paulatina de la institucionalidad, la corrupción, la indolencia, la dictadura de los partidos, los consensos y el inmovilismo ante los hechos consumados. Invisibles y cínicos, todos contra el pueblo de Chile. ¿O usted siente que vamos mejorando? Esta es una guerra, no como la de Ucrania, pues este es otro tipo de hechizo, donde se nos distrae la atención con delincuencia, corrupción y  pugilatos partidistas de lo que verdaderamente está ocurriendo. Es una guerra impalpable, inmaterial, con muertos invisibilizados pero muy reales. ¿Corramos el velo?

¿Cómo es posible que partidos políticos que debieron haber desaparecido hace años por falta de partidarios y que no representan ni al 5% de la población, estén dirigiendo al 95% restante? La única respuesta posible es: producto del hechizo que nuestra Presidenta conjuró en el SERVEL.

Actualmente la constitución es nuestro único blindaje, nuestro pararrayos ante los embates del canibalismo global. Con una constitución fuerte la sumisión es más difícil de lograr. Pero los hechiceros que desean el cambio están infiltrados en todos los sitios, son tenaces y no soltarán ese hueso. Por eso se trabaja para debilitarla.

 

Tanto en la constitución rechazada en noviembre de 2022 como en la que está en desarrollo se ha contemplado anteponer los tratados internacionales por sobre la legislación chilena y la constitución. Aquello implica bajar las defensas, quedar a merced del mercado y de la legislación internacional elaborada para y por organismos internacionales PRIVADOS y grandes fondos de inversión. Me refiero a la ONU, la OMS, la OTAN, el Foro económico Mundial, el Banco Mundial, que abiertamente apoyan la propuesta de un gobierno mundial. Todos financiados por los grandes fondos de inversión y las corporaciones dueñas del planeta.

 

Blackrock y Vanguard, recuerde esas marcas, son los mayores fondos de inversión a nivel mundial propietarios de casi todo lo que usted conoce. Nadie ha votado por ellos, pero los gobiernos están sometidos a sus designios y pases mágicos. Ejemplos de países que están en vías de lo mismo: España, Venezuela, Holanda y Países Bajos, Brasil, Argentina, Francia, Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Estados Unidos, Colombia, Perú, etc.

 

Pero esto ¿es locura, es verdad o es desinformación? Todo lo que aquí señalo tiene respaldo que puede encontrar fácilmente en los miedos de comunicación oficiales. 

 

Si tiene orejas de perro, patas de perro y ladra, ¡Voilà!, es gato

 

 Desde hace décadas la ONU, a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), viene trabajando  para que Chile cumpla con su agenda de desarrollo. Tienen mucho terreno avanzado pues nuestros gobiernos les han declarado como sus mejores aliados y socios estratégicos. Eso ha salido ampliamente en la prensa oficial.

Durante la dictadura militar se instauraron reformas que cedieron derechos, bienes naturales, sociales y patrimonio a las grandes corporaciones y a los administradores de la democracia bajo las sugerencias de la ONU y el banco mundial a fin de salir del subdesarrollo. La concertación de partidos por la democracia también lo hizo muy bien pues repactó con la ONU reforzando tales reformas. ¿Por qué crees que el modelo no cambió sustancialmente y solo se profundizó con la “vuelta a la democracia”?  

Durante los gobiernos de Bachelet se bajaron aún más las salvaguardias, por lo que nuestra primera mujer presidente fue premiada fijando domicilio en Ginebra. Y muchos hasta sentimos orgullo por aquello. Vaya estúpidos. De Piñera no hay mucho que decir, salvo que fue obediente y con ello graciosamente el maná cayó del cielo. Boric, en el fin de los tiempos, está ad portas de dar el golpe maestro para concluir el trabajo pues tiene mandatado, y no por los chilenos, el Cambio Constitucional a como dé lugar. Hemos sido obedientes y nos han galardonado por ello. Sin lugar a dudas, hay dinero corriendo a raudales, pero no para el chileno o chilena de a pie. No se podría esperar otra cosa.  Por ello, si se aprueba una carta fundamental que nos deje de rodillas ante la ONU, no tendremos oportunidad.

Es importante entender que esto no se trata de derechas ni de izquierdas, ultras o centro pues todos quieren el caldero de oro al final del arco iris.  La política de los acuerdos es un lindo discurso de unidad para mantener el  statu quo y repartirse lo que se pueda, sin innovar en cuestiones tan poco rentables como la democracia. Entrar en la discusión zurdos, amarillos o fachos, comunistas, libertarios o liberales es perseguirse la cola, pues es otro hechizo lanzado para que nos quedemos jugando con caca sin ver la realidad.

 Aunque en una primera lectura parezca difícil de creer, todos por igual están trabajando por y para la agenda 2030. Tal es así la cosa que hoy vemos a la derecha defendiendo postulados de la izquierda y a la izquierda comportándose como la derecha, aunque esto último ha sido más frecuente de ver. Una esquizofrenia que confunde pues es parte del artificio. Chile no es la excepción ya que lo mismo está ocurriendo en muchos países que siguen la ruta 2030. Al menos este argumento ayuda a explicar y darle algo de sentido a lo que estamos atestiguando.

 

 

La prueba de la blancura

Según lo que ya se sabe, y que ellos mismos han declarado, lo que estamos viviendo es el resultado de la implementación de una agenda que hasta el momento ha cumplido sus hitos en Chile. Todos menos la ansiada modificación constitucional.

 

Como los chilenos no autorizamos el cambio constitucional, sus promotores quedaron en jaque debiendo, sobre el resultado, reestructurar el juego, aunque ello haya implicado ignorar la ley y la constitución. Sí, porque la segunda vuelta del cambio constitucional ha sido una iniciativa anticonstitucional e ilegítima de la cual todos hicieron la vista gorda. Y en eso estuvieron de acuerdo e involucradas todas las facciones políticas. No te pierdas. No hay partido o pandilla política que se libre de esto.  Nuevamente, no hay mejores, solo peores, pues ninguna facción pasa la prueba de la blancura democrática. Todos van por lo mismo, por diferentes rutas, financiados por quienes promueven la mentada agenda 2030. 

 

 

Orden en el Caos


Se ha preguntado ¿por qué tanto frenesí en cambiar la constitución aun habiendo sido rechazada por el 63% de los chilenos? Así es,  porque un verdadero frenesí y una excitación desvergonzada fue lo que vimos luego del plebiscito de salida en 2022. Bastó escuchar la efervescencia de la alcaldesa de Providencia, Evelyn Rose Matthei Fornet, días previos de las elecciones de consejeros, argumentando que desde ya habrá una tercera propuesta de constitución porque la que se está cocinando actualmente se quemó en el horno. 

 

La urgencia de los políticos, apoyados por una prensa cómplice, está dada por que deben cumplir los plazos de dicha agenda. Vuelvo a insistir que no se trata de “fachos” o “zurdos” porque todos defienden los mismos intereses, cosa que lamentablemente nos deja sin piso político. Aunque la población chilena diga que “No es No”, nuestros políticos piensan otra cosa y hacen lo que quieren. Ofrecen orden en el caos, un precepto clave del libro de hechicería. Y lógicamente esperan que haya caos para hacer su trabajo. Y si no se genera el caos, ellos lo facilitarán pues son fieles a la tradición, obvio. Todo para cuidarnos.

 

No perderán sea quien sea el que gane en las urnas. Incluso rechazando la segunda propuesta de constitución seguirán insistiendo por otras vías hasta lograr el control. En caso de nuevos rechazos, su no se descarta una constitución de facto y a la medida, por supuesto, facilitando aún más el caos, la indolencia, la apatía y el abandono político que ya han propiciado, dejando que decanten los ánimos hasta que, sin otra alternativa, seamos los propios chilenos quienes solicitemos una intervención y la aplicación de estados de excepción constitucional, que, obviamente, nos restarán derechos y aumentarán los del gobierno de turno y los grupos de poder. Entonces, a puertas cerradas y bajo el argumento de que “el pueblo lo pidió”, harán “lo mejor para el país” "escuchando la voz de los chilenos". 

 

Ordo ab Chao, (Orden en el Caos) es un precepto masónico muy utilizado en estos tiempos. Misma fórmula de hechicería utilizada en octubre de 2019 cuando, luego de generar el desorden, sacaron el conejo del sombrero al inventar que todo se resolvía con el cambio de la constitución. Con cara de extrañeza y preguntándonos cual era el nexo esencial entre las exigencias de la revuelta y una nueva constitución, asentimos para sumergirnos en el show de los constituyentes.  

 

Por ello, salir a las calles a protestar puede ser una buena idea, incluso para muchos sea una opción necesaria, pero solo retorcerá las cosas y otorgará argumentos para, bajo estado de sitio,  se implemente una asamblea constituyente o algo peor, una junta de gobierno (bajo consenso por supuesto), y una constitución elaborada completamente "expertos" a fin de terminar con este rollo e implementar la agenda de eugenesia y desarrollo. 

Salvo que descubramos el hechizo.

 

 


 



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