El contenido publicado es de Daru Martini

El problema con terminar las cosas que requieren tiempo es que te aburres en la mitad del camino. Cambias de opinión. Ya no lo quieres tanto, o ya no vale tanto la pena. Suele suceder que te acostumbras a no terminar nunca nada y nunca logras la cosa importante, estar en forma, terminar una carrera, hacerte bueno en un deporte, o mantener una relación, no tienes la paciencia, ni la resiliencia para hacerlo.

Tu autoestima es afectada por ser un mariconeti.

Esto tira tu autoestima por el suelo, te sientes como un pequeño chimpancé de zoológico que fluctúa con las ondas de la vida, no sabes muy bien porque haces lo que haces, o porque abandonas todo lo que empiezas y que alguna vez había despertado una fuerte motivación en ti.  No terminar las cosas apesta, te hace débil y triste. No sé muy bien que se siente ser débil y triste, porque nunca lo fui. Pero fingía serlo y me salía muy bien. No terminar las cosas. Abandonar. Hacerme la perra.

Tu problema de fondo es que finges que eres alguien que no termina las cosas. No tener resiliencia es solo un efecto secundario de tu actuación de princesa llorona. No quieres sudar, ni pasarla mal. Este es tu problema principal.

El segundo problema que tienes es que no sabes lo que quieres muy bien. Seleccionas las cosas que vas a hacer por lo que sientes en el momento y no inviertes ni siquiera un puto segundo en pensar si realmente lo quieres. Para saber si realmente quieres algo, es fácil, solo hazte una pregunta. ¿Llevaré esto hasta el final aunque en la mitad del camino, me dé cuenta de que no es lo que quiero? En otras palabras ¿Hare la maldita cosa aunque descubra que es una auténtica porquería?  Si puedes responder que sí, entonces lo quieres. Es como robar un banco, no puedes echarte atrás una vez que estas adentro con todos en el piso. Es una mala idea decir “ya no tengo ganas de robar, disculpen y salir por la puerta” ya estás en el juego, pierdes más al abandonar que al finalizar el hecho.

Lleva las cosas hasta el final.

Deja de ser el tipo que lleva las cosas hasta mitad de camino, y empieza a ser el tipo que termina lo que empieza. No te identifiques con una personalidad débil. “No termino las cosas” “soy inconstante” “soy un marica” deja de sabotearte y ponte en modo “Finalizare la maldita cosa aunque me arrepienta de haberla empezado”  “Obtendré mi título aunque lo use de papel higiénico” “Construiré mi zoológico aunque yo sea el único animal dentro”

Lo irónico de todo esto es que empiezas a desarrollar un estándar de ti, que no abandona y resulta que todas estas porquerías que no querías terminar pero que terminaste igual te terminan sirviendo en el futuro. Porque por empezar una parte de ti las deseaba por alguna extraña razón. En el pasado tuve ganas de abandonar Mandestiny, pensando « Esta porquería no me sirve para nada»  « No obtengo lo que merezco » «  Es injusto que otros mediocres tengan más visitas que yo»  y otras excusas de monja arrepentida que todos conocemos.

Ponte un límite: No abandono.

Pero me puse a mí mismo como límite mínimo terminar la cosa. Ir hacia adelante hasta que sea imposible.  Con frecuencia me hago esta pregunta ¿Es posible avanzar a pesar de cómo me siento? A veces no puedes seguir adelante, simplemente tienes que abandonar porque la vida es dura como el carajo y recapitular tu vida y crear un nuevo plan de lo que quieres conforme a lo que tienes disponible delante. O congelar las cosas  por un tiempo. Si existe la posibilidad de llevar las cosas un paso, un milímetro más lejos, llévalas. No dudes.  Lo que sucede es que cuando empiezas a acumular “victorias” finalizando algo o teniendo resiliencia, tu autoestima aumenta y en la mayoría de los casos las cosas que a mitad de camino creíste que no tenían sentido, lo empiezan a tener. Porque todo lo que haces con tu vida tiene sentido si sabes cómo dárselo, por ejemplo: querías ser actor, y lo conseguiste a pesar de que no te sentías bien haciéndolo, a mitad de carrera descubriste que querías ser monje y vivir en las montañas, pero terminaste lo que empezaste, ahora eres un actor reconocido  y puedes llevar tu religión a la pantalla grande y llegar a miles de personas. O puedes ver esto como algo negativo y pensar que ser actor es una porquería y que fue una pérdida de tiempo, lo cual es estúpido porque no te sirve de nada.

Mandestiny tiene un año y meses de vida y todas las excusas que me ponía para abandonar en el pasado ahora no les encuentro sentido, la gente se contacta conmigo para agradecerme o contarme los cambios que han logrado gracias a lo que escribo, Proyecto Esparta se está vendiendo bien. Sospecho que irá mucho mejor en el futuro, tengo más prestigio con un año de vida que otros con años en el mismo oficio, la cantidad de visitas no son comparables a la calidad de las mismas. Todas las mentiras que me decía a mí mismo desaparecieron con el tiempo, y no es en lo único, (puse Mandestiny porque seguramente es algo que sabes cómo funciona).

Deja de mirarte a ti mismo como alguien sin resiliencia ni disciplina. En el momento que empiezas a trabajar en ti mismo, eres otra persona. Eres la persona que anteriormente deseabas ser, entonces empieza actuar como te corresponde, como quien eres en realidad. Disciplinado, fuerte, cabronazo, sin sentido del dolor o sin quejas, terminando lo que empiezas a pesar de que sea una porquería.  Un Rambo, vas hacia adelante hasta acabar con todos tus enemigos.

Si empezaste algo motivado y ahora no sabes cuál es el sentido de lo que estás haciendo y no sientes la motivación, sigue en el camino, sigue aunque no tenga ningún sentido, porque todo cobra sentido cuando lo terminas.

Deja de ser el tipo que abandona.

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