De 1919 a 1933. Esta medida fue aplicada en varios Estados de la Unión Americana y consintió en prohibir el consumo y venta de alcohol mediante el recurso legal de la enmienda XVIII de la Constitución. Un año después de la ratificación de ésta quedaron prohibidas la manufactura y exportación de licores intoxicantes que podrían usarse como bebida en Estados Unidos y los territorios sometidos a su jurisdicción. Fue derogada por la enmienda XXI y luego ratificada en 1933. Su aplicación y uso provocó un auge inédito del crimen organizado, pues muchas bandas de delincuentes se dedicaron al contrabando o a la destilación de alcohol.