No se como empezar este texto, es Poco el tiempo libre que me queda, mi mente divaga entre lo poco que he leído y lo que trato de atar en mi mente como quien teje un saco de lana para terminar con la madeja enredada entre una bebe raptada y el escándalo de Interbolsa. He buscado informarme tanto como para no terminar aislada como sucede cada año nuevo, pero, al igual que el grueso de la población colombiana solo hay ojos y plumas puestas en el sensacionalismo que causa la desgracia ajena, la agonía e idolatrización de un icono político, el culto a los niños (véase "la sociedad de la pedocracia, una de mis entradas anteriores) y la mezcla de todo eso junto.
Me es decepcionantemente increíble que la prensa, la misma que vio florecer a Gabriel García Marquez y a Guillermo Cano Isaza, la misma que apoyo con tanta vehemencia una nueva constitución  a través de sus editoriales y publicaciones se arrodille frente al morbo de un neo-nato raptado, su adolescente madre y la zozobra de la misma, como la esfera política deja de lado sus deberes y promete y se compadece con este típico cuadro de una tragedia tercermundista, la prensa aun no madura y las pocas veces que lo ha intentado, es acallada, ya sea por falta de interés del lector\televidente o por intereses contrarios a lo que esta intento difundir.
Ningún país, por más desarrollado, tecnificado e históricamente añejos y curtidos por guerras, revoluciones, ducados, reinados y hasta dictaduras escapa al escalofrió en la boca del estomago, la especulación y la intriga de quien lee un periódico o ve un boletín de noticias frente al escándalo, a la caída de los grandes desde sus pilares centenarios, la muerte salida de los esquemas sociales, el ver la más cruda y purulenta muestra de humanidad, ver las lagrimas en la tinta del tabloide o en la pantalla de un televisor, empezar la peregrinación emocional hacia ese otro ser ya sea con consideración, empatía, odio o solo aburrimiento  para seguir viendo e informándose. Enormes grupos se vuelcan indistintamente sobre estas y otras tragicomedias del 1° y 3° mundo comiendo y bebiendo entre opiniones y a la espera de una nueva mientras la otra se enfría inerte por la perdida de novedad.
Además, el resto de noticias de cualquier diario, se presentan algunas veces en un lenguaje técnico que dificulta su comprensión, y por consiguiente su interés para las personas del común, aquellas que sin títulos de economistas, juristas o médicos trabajan cada día e intentan entender en términos de PIB, UVR, EPS, ARL, costo per cápita, interdicción, sindicación y uxoricidio lo mucho o poco que los medios le lanzan, y que afectan directamente su visa y su bolsillo. Contrario a esto, cualquier tragicomedia se da al mundo en un lenguaje universal, un Español sin fronteras, sin tecnicismos  sin opiniones de expertos de nombres rimbombantes  que opinan de la sociedad desde sus penthouses, o con sus nutridas bibliotecas de fondo; siempre están los comunicadores en entrevista directa y con lenguaje claro y pausado. Tal ves ahí radique parte de su éxito.
Así las cosas, plantearía que hay una cadena infinita entre las ansias de dolor ajeno por parte de unos, y las ansias de vender y difundir por parte de otros convirtiendo en noble oficio de la prensa en una cadena alimenticia.
Para concluir, nada ni nadie evita que estos focos de atención mediáticos acontezcan,pero, en el profesionalismo de los periodistas, editores y redactores radica que no se agranden y enaltezcan y se manejen con la prudencia y respeto adecuados sin subestimar a quienes los leen, ven y oyen, pero también en quienes los ven, oyen y leen, en como manejen esta información , en como se analice y se opine de ella.