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si las letras tuvieran manos, ahorcarían a más de uno

De nuevo en vacaciones, he tenido más tiempo libre del que creería merecer y mucho más para tener la mente en blanco con la puerta abierta a cualquier alimaña disfrazada de idea. Entre eso, y una conexión a Internet he encontrado uno que otro figurin que con toda soberbia se autodenomina "escritor" que sin haber cumplido siquiera un cuarto de siglo ya se atreven a mostrar un "estilo propio" que llegan a  tomar pseudónimos en un mediocre intento de disfrazar su identidad en algo superior.

Y allí esta el problema, un orgullo  de los que creen que con escribir  bonito ya son escritores, que no pueden contener las ganas de pavonear su recién descubierta habilidad de generar suspiros entre analogías prestadas  y sobre todas las cosas, creen hacerle un favor al mundo con sus escritos insípidos que aspiran a ser grandes revoluciones, a inspirar películas y a ser, de aquí a algunos cientos de años, paso obligado en alguna cátedra de literatura. 
Es como si el Aleph, aquello tan magnificente, infinito y omnisciente que Borges describe bajara y se abriera desnudo a cualquiera de a gotas en versos (que algún atrevido toma como alias) que solo reflejan las miles de fugas en un sistema educativo que no le enseña a sus integrantes el valor de un buen poema y educa para el trabajo, ni siquiera educa por educar, sino que educa en preparación y resignación al castigo que el Dios católico deja a los pecadores y pobres. Ahora el Aleph es todo y cualquier objeto es tótem y pieza de culto, (aunque esto no es del todo malo) y baja en forma de versos dulces en paredes blancas, en frases fuera de contexto y al azar que animan a estudiantes y amas de casa en un intento de justificar su ingenuidad y sentimentalismo y todo es digno de ser versado, toda historia es buena, todo escritor un incomprendido para su época y todo lo verdaderamente humano....bueno, queda en palabras.
Ahora escribir, ser sensible (o al menos demostrarlo) esta de moda, cualquier sentimiento trae avalanchas de seguidores y admiradores que se ponen alrededor y esta allí la causa del problema: el alimento del orgullo antes mencionado esta en la admiración del otro, en una superioridad inventada y sin respaldo.
Como está en el titulo, y lo reitero, si las Letras Tuvieran Manos ahorcarían a más de uno (incluyendo a esta servidora)



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