Parece que Vergo-glio ha entrado con fuerza y está haciendo uso inteligente de los fondos del Vaticano. Provisto de todo un aparato de Marketing y Estrategias de Masas, el nuevo tubérculo ha alcanzado los picos más altos de aprobación y popularidad en menos de un mes de asumido su cargo. Sus demostraciones de humildad y apertura buscan generar la adhesión de no sólo católicos Sino de gente de toda creencia, Pues él sabe que el liderazgo no se logra con imposiciones, sino con la participación de todos en conjunto.

Atrás van quedando sus antecedentes de férreo opositor al régimen de los Kirchner y apoyo a la dictadura argentina, pues la gran escoba del dinero bien puede barrer todo aquello Bajo la alfombra de la amnesia social. También se camuflan su homofobia e intolerancia bajo esa aura de “santo entre nosotros” que se está esmerando en construir.

No nos sorprenda que en sus giras por los países sea recibido como un príncipe o astro del pop por sus legiones de admiradores quienes ya duermen con una estampita del argentino en su mesa de noche, o lo tienen de wallpaper un su tablet. Tampoco  dudemos que elevará a Ratzinger a la categoría de beato (después de mandarlo asesinar, claro) pues parece ser esa la consigna papal: elevar a los altares a su predecesor; así el cielo estará lleno de vicarios eméritos y tendremos muchos más que puedan interceder por nosotros ante papalindo.