BRECHA
11-12-2023
Antonio Quevedo Susunaga
El gran error del Gobernador Rubén Rocha Moya, fue llenarse de soberbia, pretender el control de la Universidad Autónoma de Sinaloa, con una reforma a la Ley de Educación contrario a la ley federal, hecho que rompió el diálogo con los universitarios hasta convertirlo en un conflicto irreconciliable.
En su visita que hizo a Sinaloa Marko Cortés, dirigente nacional del PAN expresó algo que debe poner a reflexionar a los ciudadanos “que hay una burda persecución judicial en contra de todos aquellos que le son incómodos al gobierno”.
En el caso de Sinaloa, el tema está muy localizado, porque la concentración de poder del gobernador Rocha Moya no admitió una opinión y defensa del ex rector Héctor Melesio Cuén Ojeda, que primero lo echó del cargo de Secretario de Salud, luego hizo acusaciones sin fundamento de corrupción, que tuvo que recomponer y al repetir el error, se encuentra con una demanda ante las autoridades federales.
El asunto escaló aspectos más sensibles, cuando la persecución no era sólo para Héctor Melesio, sino contra los hijos y obviamente en estos señalamientos los hijos del gobernador salieron enlodados.
El problema se complicó más, cuando se fue contra el rector doctor Jesús Madueña Molina y contra la autonomía de la Universidad, hecho que rompió cualquier vínculo y el asunto terminó en dos trincheras, que mientras medie la perversidad política no podrá haber acercamiento.
El gobernador, al viejo modo priista, usó al Congreso para hacer reformas “a modo” acerca de la autonomía universitaria y esto desató la confrontación que se puede resolver, si se rescata el espíritu de la Ley de Educación Superior de la federación.
El gobernador ignorando el gran daño que le hacía a la autonomía de la Fiscalía General de Sinaloa, la uso como el garrote para someter supuestamente “al orden” a los universitarios, que unida a la Auditoría Superior del Estado, han hecho de la administración de justicia un verdadero desastre, en donde los grandes perdedores son los sinaloenses.
La mayor pérdida que registra Sinaloa, es que la Fiscalía General, perdió su independencia, echó a la basura su valioso propósito de administrar la justicia, el resultado que vemos es una delincuencia que despoja automóviles y que hace sentir que gozan de impunidad, de este hecho, el gobernador no ha dicho nada. ¿Quién será esa delincuencia?
El otro hecho espantoso para la sociedad, que en el caso de la UAS, se hayan unido la Fiscalía y los jueces para actuar contra los universitarios, ojalá y esto lo vea el gobernador y lo componga por el bien de su administración y de los sinaloenses. Los jueces y magistrados no pueden seguir actuando amafiados y por consigna.
En los casos de Jesús Estrada Ferreiro, alcalde echado del cargo, como Guillermo Benítez, es hora que todavía no se resuelve.
Del problema de la Coordinación Fiscalización, en donde se favoreció a los empresarios Coppel, nada se sabe, tampoco que el estado haya emprendido acciones legales en donde puede estar implicado el gobierno de Quirino Ordaz Coppel.
El gobierno de Rocha Moya, llegará a la mitad de su sexenio en el 2024, cuando se registre el proceso electoral para elegir presidente, senadores, diputados y otros cargos en el país, obviamente no contará con el apoyo incondicional que ha tenido de López Obrador, esto puede cambiar la correlación de fuerzas.
El conflicto que vive Sinaloa, entre el gobierno de Rocha y la UAS no se resolverá porque se le sigue “echando gasolina al fuego”, no existe la intención de dialogar o resolver algo que tendrá un alto costo para el mismo gobierno rochista.
En este conflicto no hay mediador, pero el asunto puede alcanzar difusión nacional, en caso de que los partidos de oposición deseen usar el conflicto políticamente como parte de sus estrategias de campaña, entonces la distorsión será mayor.
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