El dolor de estómago era cada vez más insoportable. Se había tomado una pastilla pero no pasaba. Los retortijones casi la hacían llorar, pero no podía desistir. Debía Evitar a toda costa, visitar ese lúgubre lugar al que todos le temían, y ella no era la excepción. Debía evitar ir al hospital.Se había levantado aquella mañana con todos los ánimos del mundo. Ese día, como todos, debía ir al