Escribe Joan Font Rosselló

HACE UNAS SEMANAS, el Sindicat de Periodistes de les Illes Balears (SPIB) expresaba su inquietud por la situación del digital Ara Balears «en el que en pocas semanas se han producido nueve bajas de periodistas, entre salidas voluntarias y despidos improcedentes». El sindicato señalaba que «la responsabilidad de que se vulneren los derechos de los trabajadores es de los titulares de las empresas y la precariedad, en absoluto exclusiva del Ara Balears, ha sido una constante de este diario desde su origen, hace ya más de cuatro años». El SPIB hacía referencia a la continua rotación de personal «que ha llegado a su máxima expresión con la última salida masiva». La situación actual, concluía el sindicato de periodistas, «pone de manifiesto que los trabajadores se han visto sometidos a excesos de jornada constantes, impago de dietas y complementos y otros abusos de sus derechos».   …  >> 

Hace unos días hemos conocido la opinión al respecto de la actual directora del Ara Balears, Aina Vives, que además de lamentarse del comunicado del SPIB («podrían haberse informado un poco más»), reconocía que en su diario hubo cinco renuncias porque «no creían en un proyecto de país». Ya conocen los eufemismos de los que se valen los catalanistas para ocultar sus intenciones. ¿Proyecto de país? Nos lo aclara la propia Aina Vives. «El diario nace con una vocación fuerte de país. Tenemos que apostar por nuestra lengua, nuestra cultura, nuestra tierra, nuestra gente». «Nosotros damos una visión de las noticias que pasan en el Estado, en Cataluña y a nivel internacional desde Cataluña». Reparen en el matiz, «desde» Cataluña.

La lengua de madera del catalanismo resulta insoportable. Cualquiera que lea el Ara Balears sabe que se trata de un periódico con una línea editorial e informativa -autorreferencial «desde» Cataluña- nítidamente separatista. Vives habla de «cultura», de «lengua», de «tierra» y de «nuestra gente» cuando en realidad su objetivo es apoyar sin fisuras a los golpistas catalanes y trabajar de quintacolumnista para que las islas abracen el mismo proceso que se vive en el Principado. En realidad, la edición en catalán no es más que el anzuelo para pescar subvenciones públicas sin las que no subsistirían y que luego servirán para rearmar el separatismo. Apoyar la edición de prensa en catalán fue la coartada de Ruth Mateu para subvencionar a este digital con 140.000 eurazos públicos en 2016 y la esgrimida de Fanny Tur para hacer lo mismo con otros 140.907 euros en 2017. Huelga decir que sin estas generosas ayudas por parte de la Dirección General de Política Lingüística la cabecera ya habría cerrado sus puertas. El catalanismo sólo es capaz de sobrevivir gracias a la mamandurria pública. Aina Vives reconoce que, a pesar de esta munificencia pública a la que nunca por supuesto se refiere, el proyecto del Ara Balears no está consolidado, que falta aumentar el número de suscriptores, lo que da una idea de la popularidad del catalanismo tras cuarenta años de chupar del bote. Este es el panorama desolador del catalanismo en las islas cuya dependencia del poder público es tan acusada que sólo así se explica su extrema politización y su apoyo abnegado a la izquierda balear que le riega providencialmente a cambio de ofrecerse a hacerle el trabajo sucio.

Comprobamos una vez más que durante todos estos años hemos estado financiando el separatismo de nuestro propio bolsillo con el pretexto de estar defendiendo el catalán. Desgraciadamente, con su politización y el uso bastardo que se ha hecho de él, el catalán se ha convertido en un idioma de partido, en el anzuelo para cazar subvenciones, en una manera de vivir, en un ídolo que ha alimentado el espíritu supremacista de estos parásitos, en un salvoconducto para colonizar la Administración…mientras el número de hablantes, la calidad del idioma que se habla en la calle y la propia producción cultural en este idioma no dejaban de caer. Tras convertir el catalán en un idioma ideológico y por consiguiente en desagradable para los que no comulgan con esta ideología, la historia recordará a todos estos salvadores del catalán como sus enterradores. Los fanáticos siempre son los peores enemigos de cualquier causa.

eEL CANCIONERO DE VALTONYC. Leo horrorizado las dieciséis canciones por las que el rapero ha sido condenado a tres años y medio de cárcel. Mienten como bellacos sus secuaces cuando aseguran que ha sido condenado por cantar. Valtonyc se ha valido de sus canciones sistemáticamente ¡16 canciones! para incitar al odio y al atentado, amenazar de muerte a Jorge Campos, burlarse de las víctimas de ETA y del GRAPO, vitorear a los asesinos, injuriar a la Corona, amenazar al PP, a las Nuevas Generaciones, a José Ramón Bauzá… Busquen por la red el cancionero y juzguen ustedes mismos. El propósito de este poeta del odio no era cantar sino bestializar a sus enemigos ideológicos, vaciarles de cualquier rasgo humano que pudiera llamar a la compasión de sus semejantes. Justo lo que hacían las mentalidades totalitarias antes de liquidar a alguien. «Lo llego a saber y me cargo a alguien. Me hubiera salido más barato», avisó el rapero. El hecho de cantar, lejos de ser una coartada, sólo añade la injuria a la infamia puesto que, con la ayuda de sus canciones, ha podido desparramar su inquina a los cuatro vientos. Sus canciones sólo eran el medio para un fin repugnante.

Valtonyc, mal aconsejado, en vez de humillarse ante los jueces y pedir perdón a sus víctimas, ha desautorizado a los primeros mientras seguía difamando a las segundas. Le ha faltado en humildad lo que le ha sobrado de arrogancia y soberbia. Sus consejeros, ávidos de mártires para la causa, le han llevado al matadero. Mientras él se pudre en la cárcel, los que ahora le aplauden se beneficiarán de su falso martirologio buscando envenenar todavía más a la sociedad.

Joan Font Rosselló en El Mundo, Baleares, 27 febrero 2018