Habían transcurrido tres meses y pocos días de mi llegada a Cubillo de Ojeda. Año 1963. Ahora, en 2024, vive una sola familia a cuyos miembros tengo gran aprecio y con quienes mantengo buena amistad desde que, un día, el pequeño Daniel que, el 28 de este febrero cumplió 11 años, ¡felicidades!, me abrió la puerta de su casa. Tenía cinco años y era muy valiente. Le pedí que llamase a su mamá. Lo