Cuando mi buen amigo Froilán De Lózar me pidió que escribiese el prólogo de este Libro sobre la Montaña Palentina, sentí una sorpresa emocionada, seguida de un gran honor, que provocó orgullo, y una espontánea responsabilidad que implica ser capaz de estar a la altura y saber corresponder a este lujoso regalo que me concede un escritor consagrado a quien sigo, admiro y aprecio.Este libro es un