Enrique Echazarra llegó a contactar en una residencia de ancianos con José Miguel Aránguis, un abuelo de 80 años que había vivido su juventud en Ochate, ya que no se despobló en 1870, sino años antes de la Guerra Civil. El último habitante de Ochate «estaba muy sorprendido de lo que se decía de su pueblo. Nos dijo que allí nunca había habido ni brujas, ni fantasmas, ni ovnis.
En 2009 me pongo en...
[Cosas para Ver.
Mundos para Compartir.]