Esta habilidad consistía en dividir el alfabeto por la mitad, emparejar las letras resultantes dos a dos de forma aleatoria. Cada emparejamiento constituía una clave. Por ejemplo:
A S C D N F G X I J K Z M
E O P Q R B T U V W H Y L
Así, la A queda sustituida por la E, la D por la Q, etc, y viceversa.
Nota: no estoy de acuerdo en que una esposa o marido necesite un manual a tal efecto.
Fuente | Matemáticos, espías y piratas informáticos. Joan Gómez. RBA Divulgación. 2010.