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La escuela no es una fábrica ni una prisión

Ya os he contado por aquí que, conforme ha ido pasando el tiempo, he ido leyendo más y, quizás, me he ido haciendo más mayor (con todo lo que ello implica y no todo es malo), ha cambiado mi idea acerca de ciertas cosas. Especialmente en lo que hace referencia a relacionar, por imposición mediática de algunos gurús, la Escuela con otro tipo de instituciones.

La escuela, como se dice muy bien en el siguiente post en X, no es una fábrica. Y, además, los que lo comparan, como dice muy bien su autor, seguramente jamás hayan trabajado en una fábrica.

Fuente: https://twitter.com/rpondiscio/status/1787882427521642855

Y ello me lleva a pensar en la facilidad del discurso de comparar una fábrica o una prisión con un centro educativo. Y entiendo que haya elementos que aparezcan en varios lugares pero, si tenemos que decir que algo es X por tener esos elementos, tenemos un problema. Imaginaos, por ejemplo las rejas en muchas ventanas. Entonces, por tener rejas, ¿una casa es una prisión? ¿Tener un despertador y ponerlo para ir a trabajar hace que el lugar en el que esté ese despertador sea una fábrica? ¿Salir a hacer ejercicio físico unas horas, hace que sea lo mismo que estar en una prisión haciéndolo? Pues, como es lógico, entenderéis que no.

Hay comparaciones interesadas en las que, como todos, también he caído en numerosas ocasiones. Seguramente si rebuscáis en este blog o en mis cuentas de las redes sociales leeréis cosas en ese sentido pero, ¿son ciertas? ¿Es cierto que un aula es un Modelo industrial? ¿Es cierto que el alumnado está sometido al mismo control que los trabajadores de una línea de producción? ¿Seguro? Yo, sinceramente, le daría una vuelta.

Sé que vender el modelo aula como un modelo carcelario resulta interesante para muchos. El problema es que, como bien sabemos los que pisamos o hemos pisado aula, no tiene nada que ver un aula con un recinto penitenciario. Claro que hay vallas (que, personalmente, no me gustan). Claro que Hay Unas Personas que transmiten sus conocimientos. Claro que hay unas personas que van a aprender pero, a diferencia de la cárcel, cada día uno vuelve a casa. Nadie te obliga a hacer algo para reducir la cantidad de años que vas a pasar estudiando. Y sí, como más se aproveche el tiempo de aula, más fácil uno podrá salir al mundo laboral. Y hay algunos que salen antes y otros después por diferentes vías. Algo que no permite un modelo carcelario. Un modelo carcelario que tampoco permite que uno coma bollería industrial o verduras. Por cierto, ¿os imagináis que todos los chavales dijeran que viven en una cárcel porque sus familias les obligan a comer determinadas cosas o hacerse la cama? ¿No veis lo absurdo de lo anterior?

Creo que sobran comparaciones de trazo grueso (no solo) en educación. Lo fácil es soltar una frase y decir que “la escuela es una fábrica”, “la escuela es una cárcel”, “los alumnos son reos del docente”, “el docente es el encargado de una cárcel” o “la escuela sigue un modelo de factoría industrial”. El problema es que, a poco que rasquemos un poco esas afirmaciones, veremos que no son ciertas o tienen muchos matices porque, al final, esa comparativa, poniendo el ejemplo de las rejas que tienen algunas casas o el despertador matutino (puesto incluso para ir a esa boda que se tiene en la otra punta del país) no son indicadores de que la casa de uno sea una cárcel o una factoría.

No sé si me explico pero, ya os digo yo que el artículo que acabo de publicar va mucho más allá de lo que he plasmado de forma tan incoherente. Es lo que tiene dormir poco. Que las ideas, aunque estén en la cabeza, cuestan expresarse en condiciones. Tomáoslo como un borrador porque, al final, esto no es más que un lienzo en blanco en el que escribo algunas ideas de esas que, como a todos, se nos pasan por la cabeza. Unas ideas locas que, por suerte, pocos compartimos porque, al final, hay gente que tiene mucho más sentido común y las deja en su cabeza.

Espero que os vaya muy bien el día. Y pensad que lleváis a vuestros hijos a una escuela, trabajáis en una o, simplemente, estudiáis en una. No es una cárcel ni una fábrica. Es, con todos sus defectos, un lugar de aprendizaje, regido por unas normas (al igual que todos los espacios, incluso los personales) que se llama ESCUELA o, para englobarlo todo, CENTRO EDUCATIVO. Y recordad que no habéis hecho nada malo los que estáis ahí.

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