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El auge de las escuelas superestrictas

En los últimos tiempos esta surgiendo un movimiento educativo, convencido de que los niños de entornos desfavorecidos necesitan una disciplina estricta, un aprendizaje memorístico y entornos controlados para tener éxito. Hace nada he estado leyendo un artículo acerca de este tema (enlace) y de la, como siempre controvertida, Michaela Community School.

Estoy convencido de que una mejora de la disciplina en los centros educativos beneficia el aprendizaje del Alumnado más vulnerable y de contextos sociofamiliares más complejos. Tengo muy claro que sin esa disciplina, por desgracia y debido a la situación contextual, hay mucho alumnado que va a abandonar los estudios y muchos otros que, debido al contacto con ese alumnado disruptivo (disrupción que, como he dicho en muchas ocasiones, se incentiva por la mochila que traen) van a aprender menos de lo que podrían. Incluso muchos, especialmente ese alumnado que no tiene posibilidades de apoyo en sus casas, van a ver lastrado su futuro, tanto profesional como personal. Y ahí tenemos que encontrar una solución.

¿Es la solución un Modelo de escuela de tolerancia cero? ¿Es la solución un modelo de escuelas que establezca una disciplina draconiana y actúe, tanto diligente como estrictamente contra cualquier tipo de disrupción? ¿Debemos sacrificar un modelo más democrático, en el que el alumnado tenga una mayor libertad, frente a los resultados de aprendizaje y poder salvar, tal y como han demostrado las diferentes experiencias realizadas en Inglaterra, a un porcentaje de alumnado que vamos a perder por permitir ciertos índices de disrupción o tener un modelo más laxo de enseñanza?

No tengo una respuesta concreta. Veo tanto beneficios como algunos peligros de activar modelos de tolerancia cero. Algunos beneficios e inconvenientes que quiero compartir con vosotros. Y repito, como hago en muchas ocasiones, en este caso se trata de una visión muy personal.

Como beneficios, tengo claro que tener una política de tolerancia cero (que no implica una política represiva, aunque algunos intenten confundir el concepto) tiene los siguientes beneficios:

  • Al establecer reglas claras y consistentes, se ayuda al alumnado a desarrollar habilidades de autocontrol y responsabilidad. Para el alumnado más vulnerable, un entorno estructurado puede ser especialmente beneficioso, ya que les proporciona un sentido de seguridad y estabilidad. Se reducirían, al tener esas reglas, también los casos de bullying ya que las reglas aplicarían a todo el horario de permanencia del alumnado en los centros educativos.
  • Una política de tolerancia cero, con disciplina estricta, minimiza las distracciones y permite que el alumnado se concentre en su educación. Para aquel alumnado que se enfrenta con dificultades en su casa o su entorno más cercano, una escuela superestricta puede ser un refugio donde pueda centrarse en su crecimiento académico.
  • La vida adulta requiere habilidades de autodisciplina y cumplimiento de normas. Este tipo de escuelas y modelo prepara al alumnado para enfrentar desafíos futuros y les inculca valores como la puntualidad, la responsabilidad y el respeto.

Parece que todo sea maravilloso pero, por desgracia en mi cabeza también aparecen algunos peligros de implantar este modelo. Entre ellos los siguientes:

  • Para determinado alumnado, la presión de cumplir reglas estrictas puede generar estrés y ansiedad. Eso puede afectar negativamente a su salud mental y a su capacidad de aprender. Pueden aparecer bloqueos y dichos bloqueos ser experimentados, especialmente, por el alumnado que tiene problemas que no son de situación sociofamiliar.
  • Al priorizarse en este modelo de escuelas la obediencia puede limitar la capacidad del alumnado para pensar un paso más allá o resolver, de forma original, determinados problemas.
  • Las normas rígidas pueden dificultar la adaptación del alumnado que ya se enfrenta habitualmente a desafíos sociales o económicos, pudiendo llevar al mismo a la exclusión y al aislamiento.

Tengo, como habéis podido ver, muchas dudas acerca de modelos de tolerancia cero y disciplina. Eso sí, no voy a negaros que conseguir mantener un ambiente más controlado y con menos disrupciones en los centros educativos es beneficioso para todo el mundo y, de rebote, va a conseguir mejores resultados en todo el alumnado de ese tipo de centros. Y que, además, el modelo que tenemos actualmente, de permisividad absoluta y políticas de “pobrecito, pensad en lo que pasa en casa” o, decir al noveno parte “es que no volverá a hacerlo, no veis que se ha arrepentido”, no funciona. Tampoco funciona el modelo que expulsa al alumnado de los centros educativos porque, especialmente, estamos expulsando del sistema educativo al alumnado que más lo necesita. Así pues, queda claro que algo tenemos que hacer. Algo que no es nada fácil porque tomar una decisión u otra tiene sus consecuencias. Lo que no podemos hacer es seguir a la deriva con políticas de tolerancia variopintas y variables.

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