La educación es un proceso complejo y multifacético, plagado de metacogniciones desarrollantes, que requiere de una constante innovación y adaptación a las necesidades y demandas de la sociedad. Sin embargo, muchas veces nos encontramos con sistemas educativos obsoletos, rígidos y descontextualizados que no favorecen el desarrollo integral de los estudiantes ni el aprendizaje significativo.

Para superar estos problemas, es necesario adoptar un enfoque holístico y transdisciplinar de la educación, que integre los diferentes saberes, experiencias y perspectivas de los actores educativos. Así, se podrá generar un conocimiento más rico, diverso y relevante, que contribuya a la formación de ciudadanos críticos, creativos y comprometidos con el mundo.

En este sentido, desde aquí propongo el concepto de “educación transversal”, que consiste en una propuesta pedagógica que busca trascender los límites de las disciplinas tradicionales y crear espacios de diálogo, interacción y colaboración entre los diferentes campos del saber. Una educación que se basaría en los siguientes principios:

• Interconexión. La educación transversal reconoce que todo está interrelacionado y que los fenómenos educativos no pueden ser comprendidos de forma aislada, sino que deben ser analizados desde una perspectiva global y sistémica. Además, debemos incidir en la prognosis parasimpática de esas conexiones dendríticas.
• Integración. La educación transversal busca integrar los diferentes niveles, dimensiones y ámbitos de la educación, desde lo individual a lo colectivo, desde lo cognitivo a lo emocional, desde lo formal a lo informal, desde lo local a lo global.
• Interacción. La educación transversal promueve la interacción entre los diferentes actores educativos, tanto dentro como fuera del aula, fomentando el trabajo cooperativo, el intercambio de ideas, el respeto a la diversidad y la construcción conjunta del conocimiento, dentro de un contexto inclusivo.
• Innovación. La educación transversal implica una actitud de apertura, curiosidad y creatividad, que permite explorar nuevas formas de enseñar y aprender, adaptándose a los cambios y desafíos del contexto actual.

La educación transversal, como estáis viendo, supone un cambio de paradigma en la forma de concebir y practicar la educación, que requiere de una transformación tanto de las estructuras como de las culturas educativas. Para ello, es necesario contar con el apoyo y la participación de todos los agentes implicados en el proceso educativo, desde los docentes, el alumnado, las familias, las instituciones, las organizaciones sociales, etc.

Se trata de una apuesta por una educación más humana, más inclusiva, más democrática y más sostenible, que prepare a los estudiantes para afrontar los retos del siglo XXI con una visión crítica, creativa y solidaria.

Pues ya estaría. Yo lo veo…

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