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¿Es tan malo el uso de herramientas estandarizadas, como el uso de tests, para medir el aprendizaje?

Leo mucha investigación educativa en los últimos tiempos. Algo que hace que, más allá de mis percepciones o creencias, pueda cambiar de opinión acerca de ciertos temas. O, simplemente, puede llegar a matizar determinados planteamientos que, supuestamente, tenía muy claros acerca de los procesos educativos. Es por eso que me interesa acudir a las fuentes y no a lo que me digan los cuatro que piensan como yo en las redes sociales porque, seamos sinceros, las redes sociales no sirven más allá de para, o bien publicitar ciertas cosas, vender o venderse, abocar la frustración de uno o, simplemente, dar materiales que permiten, si uno va a los enlaces suministrados en esas publicaciones, Pueden servirte en tu día a día profesional.

Ojo, no estoy diciendo en el párrafo anterior que sea malo estar en las redes sociales. Ni tampoco que sea malo ser usuario activo de las mismas. Estoy hablando de sus limitaciones. Y de la necesidad, más allá de un intercambio rápido, acudir a fundamentos mucho más serios que el ir de víctima o hacerse el ofendido como están haciendo en los últimos tiempos determinadas fundaciones y organizaciones que han metido sus hocicos en el ámbito educativo. Con el apoyo, claro está, de los que tienen que buscar su clan. Un modelo “clan” que, por desgracia, acaba siendo priorizado por la mayoría porque no hay nada más difícil que la individualidad en planteamientos. Los seres humanos necesitamos cariño y familia. También en el ámbito profesional.

Pero bueno, más allá de la disertación inicial, que me podía haber ahorrado pero me apetecía incluirla, hoy voy a hablar del tema del uso de tests para medir el aprendizaje del alumnado. Lo sé, antes de leerse el artículo ya habrá quien dirá que los tests los carga el diablo o que son maravillosos. Lo único que espero es que, más allá de lo anterior, lean qué dicen las investigaciones de ello. No lo que voy a decir yo en este artículo. Lo que dicen los que llevan años investigando el tema.

Si queréis abrir boca os recomiendo que leáis lo que ha servido de inspiración a este post. Un artículo/investigación titulado “Ten benefits of testing and their applications to educational practice” (enlace). Es muy interesante porque habla de las posibilidades del uso de tests en el ámbito educativo e incluye numerosos datos y análisis de la cuestión. Pero repito, antes de empezar con el artículo de hoy: revisad más bibliografía acerca del uso de los tests en el ámbito educativo antes de dar por bueno este. O cualquiera que os puedan presentar.

Para mí el uso de tests no debería ser ningún anatema en el ámbito educativo. No me gustan como algo fundamental, pero pueden llegar a ser unas herramientas que permitan obtener información objetiva y cuantitativa sobre el nivel de aprendizaje del alumnado, comparar su rendimiento con otros alumnos (del mismo centro u otros centros), identificar sus fortalezas y debilidades, orientar las decisiones pedagógicas y administrativas, y mejorar la calidad del sistema educativo. La clave es lo penúltimo que comento: orientar las decisiones pedagógicas y administrativas. Sin datos, por desgracia, solo podemos basarnos en intuiciones. Y hay mucho negacionista de la evaluación en el ámbito educativo. Especialmente si dicha evaluación va a cuestionar su manera de entender la educación, la metodología que está aplicando o, simplemente, el propio sistema educativo que ha legislado.

¿Cuáles son para mí algunos beneficios que tiene el uso de los tests para evaluar?

  • Son una buena métrica de aprendizaje para el alumnado. Los tests proporcionan una medida objetiva y precisa del grado de dominio que tienen sobre los contenidos curriculares. Esto puede ayudar a verificar la calidad del currículo y a detectar las necesidades formativas específicas de cada alumno.
  • Ayudan a identificar las áreas que necesitan mejoras. Los tests permiten obtener datos sobre las áreas o materias en las que los alumnos tienen más dificultades o lagunas. Esto puede servir para diseñar estrategias didácticas adecuadas para reforzar esos aspectos.
  • Ayudan a los centros educativos a evaluar el progreso (no solo del alumnado). Los tests también pueden servir para evaluar el desempeño académico de las escuelas como instituciones educativas. Esto puede ayudar a saber si la propuesta pedagógica es coherente con los objetivos educativos establecidos.
  • Fomentan la responsabilidad y la autonomía. Los tests implican una mayor responsabilidad tanto por parte de los docentes como del alumnado. Los docentes deben preparar adecuadamente las pruebas, seleccionar las preguntas más pertinentes y adecuadas al nivel y al contexto de los alumnos, corregir e interpretar correctamente los resultados. Los alumnos deben estudiar con antelación, repasar lo aprendido durante la clase o durante otras actividades complementarias. Permitidme un inciso, del que me he dado cuenta después de revisar este punto en la lectura que hago antes de darle a publicar: si hay tests, deberían existir tanto a nivel de centro como a nivel de país para poder tener las mismas posibilidades de mejora educativa en La Mina que en el Barrio de Salamanca. Y que los recursos deberían darse en función de las evaluaciones de los diferentes centros (potenciando con más recursos, tanto humanos como económicos, a los que más lo necesiten).
  • Facilitan la comunicación entre docentes, alumnado y familias. Los tests pueden ser un medio para comunicar información relevante sobre el rendimiento académico de los alumnos entre los diferentes agentes educativos involucrados. Esto puede favorecer el diálogo constructivo y mejorar la coordinación entre ellos.
  • Estimulan la competencia digital. Los tests pueden aprovechar las ventajas que ofrecen las tecnologías digitales para mejorar su diseño e implementación. Además, si los tests se centralizan, permitirían una aplicación muy simple, al mismo tiempo, en todos los centros educativos.
  • Contribuyen a la mejora continua. Los resultados obtenidos con los tests pueden servir como insumo para mejorar continuamente la calidad educativa. Por ejemplo: analizar qué aspectos han funcionado mejor o peor; identificar qué factores han influido en el rendimiento; proponer acciones correctivas o preventivas; establecer metas u objetivos específicos.
  • Promueven la reflexión y el pensamiento crítico. Los tests pueden estimular el desarrollo de habilidades cognitivas superiores como la reflexión, el análisis, la síntesis, la evaluación y el pensamiento crítico.
  • Motivan el aprendizaje significativo. Los tests pueden motivar al alumnado a aprender de forma más profunda y significativa, es decir, a relacionar los nuevos conocimientos con los previos, a aplicarlos a situaciones reales, a resolver problemas, a crear productos, etc. Esto puede mejorar el nivel de comprensión y de retención de la información.
  • Favorecen la diversidad y la inclusión. Los tests pueden adaptarse a las características y necesidades de cada alumno, respetando su ritmo. Esto puede favorecer la atención a la diversidad y la inclusión educativa, así como la equidad y la justicia social.

Lo sé. Si os quedáis aquí pensaréis que el uso de tests es maravilloso. El problema es que hay algunos inconvenientes que no deben ser obviados. Inconvenientes que están siendo una de las causas por las que, en determinados países cuyo sistema educativo está basado en tests (por ejemplo, Estados Unidos), estén teniendo muchos problemas en la formación de su alumnado. Eso sí, me gustaría aclarar que Estados Unidos es muy grande y que, las generalizaciones sobre su sistema educativo que hacemos, es algo inconsistente por la gran extensión y diferentes políticas educativas que se tienen, no solo en función de los Estados; en función de los condados y los propios municipios.

Así pues, siguiendo con el artículo, ¿cuáles son los inconvenientes del uso de esos tests, que se deberían contraponer a sus beneficios, antes de tomar la decisión de usar un modelo educativo basado en ellos?

  • No miden todos los aspectos del aprendizaje. Los tests se centran principalmente en medir los conocimientos declarativos o conceptuales, pero no los conocimientos procedimentales o actitudinales. Esto puede dejar de lado aspectos importantes del aprendizaje.
  • Pueden generar estrés y ansiedad. Los tests pueden provocar una presión excesiva sobre el alumnado, especialmente si se asocian a consecuencias importantes como la promoción, la titulación, la beca, etc. Esto puede generar estrés, ansiedad, miedo al fracaso, baja autoestima, etc. que pueden afectar negativamente su rendimiento y bienestar.
  • Pueden inducir al fraude o al plagio: Los tests pueden incentivar conductas deshonestas o fraudulentas por parte del alumnado, como copiar, hacer trampas, plagiar, etc. Esto puede perjudicar la validez y la fiabilidad de los resultados, así como la formación ética y moral de los estudiantes.
  • Pueden sesgar el currículo y el proceso de enseñanza: Los tests pueden condicionar el diseño y la implementación del currículo y de la enseñanza, orientándolos hacia lo que se va a evaluar y no hacia lo que se debe aprender. Esto puede provocar una enseñanza superficial, repetitiva, descontextualizada, etc. que no favorezca el aprendizaje significativo ni el desarrollo integral del alumnado.
  • Pueden generar comparaciones injustas. Los tests pueden generar comparaciones entre el alumnado, los centros educativos, las regiones, los países, etc. que no tienen en cuenta las diferencias de contexto, de recursos, de oportunidades, etc. Esto puede generar una competencia desleal, una estigmatización, una discriminación, etc. que pueden afectar la autoestima y la convivencia de los estudiantes. Además de segregar todavía más un sistema educativo, como el nuestro, suficientemente segregado sin ellos.
  • Pueden tener un efecto de enseñanza al test. Los tests pueden tener un efecto de enseñanza al test, es decir, que los docentes y el alumnado se centren en preparar y realizar los tests, en lugar de en aprender y enseñar. Esto puede reducir el tiempo y el espacio para otras actividades educativas más enriquecedoras, como proyectos, debates, experimentos, etc. Centrarse en lo que se denomina “teach to test” es algo que se hace en demasiados centros educativos de esos países que están aplicando el modelo. Sería como hacer una Selectividad permanente que, aunque necesaria como prueba externa de igualación y validación de conocimientos, podría convertir los centros educativos en “fábricas de tests”.
  • Pueden tener un efecto de falta de fijación de aprendizajes. Los tests pueden tener un efecto de falta de fijación de los aprendizajes, es decir, que los conocimientos adquiridos para realizar los tests se olviden rápidamente después de los tests. Esto puede indicar que el aprendizaje no ha sido significativo ni duradero, sino superficial y efímero.
  • Pueden tener un efecto de retroalimentación negativa. Los tests pueden tener un efecto de retroalimentación negativa, es decir, que los resultados obtenidos en los tests influyan negativamente en las expectativas, las actitudes y las conductas de los estudiantes. Por ejemplo: si un estudiante obtiene una calificación baja, puede pensar que no es capaz de aprender, que no le gusta la materia, que no vale la pena esforzarse, etc.
  • Pueden tener un efecto de desmotivación. Los tests pueden tener un efecto de desmotivación, es decir, quelos alumnos pierdan el interés y la curiosidad por aprender, y que solo estudien para aprobar los tests. Esto puede afectar su motivación intrínseca y extrínseca, así como su satisfacción y su disfrute con el aprendizaje.
  • Pueden tener un efecto de alienación. Los tests pueden tener un efecto de alienación, es decir, que los alumnos se sientan desconectados o ajenos al proceso de enseñanza-aprendizaje, y que no participen activamente ni se comprometan con él. Esto puede afectar su identidad, su autonomía y su creatividad, así como su sentido de pertenencia y de responsabilidad.

Lo sé. El uso de test es algo muy complejo y, tal y como he intentado explicar, basándome en el artículo “Do standarized test improve education in América?” (enlace) es un tema bastante más complejo que el afirmar que sea bueno o malo su uso. Eso sí, lo que no deberíamos hacer es guiarnos por intuiciones e ir viendo que es lo que van diciendo las investigaciones que, en caso de ir abogando por el uso de esos tests (como parece que está sucediendo), podamos reducir al máximo los inconvenientes que presenta su uso.

¿Qué opináis del uso de tests en el ámbito educativo? ¿Deben irse introduciendo para poder realizar modelos predictivos y modificaciones en el sistema educativo con datos en la mano? ¿Se debe instaurar otro modelo de evaluación? O, simplemente, ¿debemos dejar el sistema educativo al margen de evaluaciones y seguir por intuiciones o ideología como está sucediendo en la actualidad? Ya me contáis…

Finalmente y antes de que me olvide. Ayer volví, después de un largo (bueno, a mí se me ha hecho muy largo) barbecho, a trabajar. Es por ello que, aunque intente publicar los artículos por la mañana, a lo mejor lo hago en otro horario ya que, si lo sigo haciendo a esta hora, será porque sigo teniendo insomnio (esto de levantarme a las cinco o las seis de la mañana ya es algo demasiado habitual). Todo depende de cuándo me llegue la inspiración o tenga ganas. Es lo que tiene tener un espacio como este, sin ninguna intención de vender ni promocionar nada, pudiendo publicar en el momento en que me apetezca, al margen de si se me va a leer más o menos. Algo que os recomiendo a todos porque, como siempre he dicho, todas las personas que estáis interesadas en la educación (seáis o no docentes) tenéis algo que aportar. Y escribir en blog es mucho mejor que una publicación efímera en las redes sociales. Al menos eso es lo que creo.

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