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366 días (no solo) para escribir

Esta mañana, con las legañas todavía pegadas por el retiro tardío de ayer y habiendo dormido ese cupo de intensas pero, según algunos, pocas horas, me he dado cuenta de que 2024 es un año bisiesto. Que, en lugar de tener 365 días para perpetrar “maldades” en este blog o fuera de él, voy a tener un día extra para ello. Y eso, al menos a mí, me causa orgullo y satisfacción. Bueno, la verdad es que un día más o menos solo tiene importancia en función de cómo y con quién se comparta.

Por tanto, aprovecho el primer artículo del año para, en lugar de perpetrar ese libro blanco de buenos propósitos que alguna vez he escrito, amenazaros con verme por aquí, seguir hablando de temas (no solo) educativos y haciendo apología de ciertas cosas. Eso sí, con toda la incoherencia de siempre. Con la misma inteligencia natural, salvo las neuronas que voy perdiendo en los últimos años, de siempre. Y con muchísimas ganas de poder escribir de cosas positivas porque, aunque no os lo creáis, soy un optimista nato. Optimista que no me impide reconocer la dura realidad en la que estamos immersos.

Este año, al igual que el año pasado, no voy a cambiar el aspecto del blog para estrenar enero. Me parece que he encontrado un tema que se lee bien, tanto en ordenadores de escritorio, tabletas y móviles. Y, al final, como esto no es un lugar de promoción, me puedo saltar el usar un tema para otra cosa que no sea escribir y compartir lo que escribo con todos los que os pasáis por aquí.

Sé que muchísimas personas saben más que yo. Ojalá se pusieran manos a la obra y redactaran, tanto lo que saben como sus planteamientos educativos, en unos blogs que se hubieran creado para ello. Las Redes Sociales son demasiado efímeras e, incluso que permitan una mayor inmediatez, permite reflexionar a uno menos mientras escriben en ella que haciéndolo, como mínimo, en unas líneas más incoherentes de un blog. Así pues, ya veis que os incentivo a hacerlo. A crearos un blog. Es muy sencillo. Y, aunque no se consiga tanta mediatización como publicando vídeos en TikTok, tiene un mayor valor añadido. Sé que cuesta ponerse a ello pero, ¿por qué no os creáis uno para este nuevo año, sin presión por publicar ni mirando si os leen o no, y vais llenándolo de vuestros conocimientos y reflexiones? Sois miles los que estáis en el aula o fuera de ella que sabéis mucho de educación desde vuestra óptica particular.

Voy a intentar, al igual que hice el año pasado, escribir como mínimo una entrada por día, mejorando el tiempo de respuesta a los correos electrónicos que me escribís. Bueno, esto último se hace harto difícil por la cantidad de mails que recibo pero, al igual que dedicáis parte de vuestro tiempo comentando lo que escribo (por aquí o por las redes sociales) o escribiéndomelos en un correo electrónico, merecéis que yo dedique también tiempo a ese cariño que me estáis dando. Sí, hay mucho más cariño que otra cosa aunque en ocasiones resalte lo malo. Al igual que en la educación no es todo malo aunque, por desgracia, lo malo, por ser muy relevante, lastre muchas cosas. Alguien a quien quiero mucho siempre me dice que es mucho más fácil, con una mala actuación o decisión, tirar un trabajo de años al garete. Y eso pasa tanto a nivel personal como en el ámbito educativo.

Nada. Ahora voy a mi primera infusión del día (he ido abandonando el café, para dejarlo como algo residual), a tomar una decisión personal muy importante que afecta a mi salud (empiezo fuerte) y a prepararme psicológicamente para, después de una cena pantagruélica, poder disfrutar de la paella que, en unas horas, voy a ingerir. Es lo que tienen estas fechas. Unas fechas donde la tradición prima frente a la razón. Tradiciones que, al menos en este caso y siempre si te sabes regular, teniendo también la suerte de no compartir mesa con ninguno de esos personajes que algunos sufren “por obligación” o “autoimposición” (algo que nunca he entendido), son maravillosas.

Por cierto, ¿saldré este año por fin del anacoretismo de este blog aceptando ciertas propuestas para ir de “vedette”? La verdad es que no me lo planteo a día de hoy. Además, como siempre digo y he repetido hoy de nuevo, hay miles de personas que saben mucho más de educación que yo. Y mis métricas en las redes sociales o la cantidad de personas que me leen no me hacen más experto en nada. Simplemente me hacen sentir más acompañado en una vida digital que, conforme pasa el tiempo, más se va cruzando con la personal y profesional.

Feliz 2024 a TODOS. Y lo hago en mayúsculas porque, al final, lo que es bueno para todos es bueno para mí. No solo en educación. Espero que hayáis tenido la mejor noche del año, que la resaca sea mínima y, a los que habéis acabado mal el año pasado, que esto sea un punto y aparte para que todo vaya a mejor. Sé que, en ocasiones, es difícil, pero siempre se debe intentar salir de los baches. Ánimo y un fuerte abrazo.

Mis libros

Os recuerdo que tenéis la posibilidad descargaros mis libros en formato digital, a partir de cero euros, desde el botón de arriba. Y que, tanto donando en los tres libros que llevo escritos una cantidad, como haciéndoos con el ebook recopilatorio de los artículos publicados de 2023 (en este caso no es posible la descarga gratuita), ayudáis a mantener este blog y otros proyectos que, seguramente, perpetraré este año.

También os informo de tenéis un canal de WhatsApp (aquí), en el cual no compartís ningún dato personal (no, no se comparte vuestro número teléfono, ni tampoco vais a ver el mío), en el que podéis recibir todos los artículos que estoy publicando.



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