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El trabajo por proyectos… ¿una estafa educativa más?

Soy profesor de Tecnología. Llevo realizados, con mi Alumnado, un montón de Proyectos. Y, sabéis qué… los proyectos que mejor me han salido y en los que creo que más ha aprendido mi alumnado son aquellos en los que, curiosamente, he aburrido hasta las almejas con un constructo teórico previo. Sí, hacer proyectos para descubrir nuevos aprendizajes o, simplemente, como hilo conductor para no se sabe qué, es una práctica pedagógica que, más allá de obtener un producto más o menos bonito, que se puede enseñar tanto en el centro, como a las familias como, últimamente, venderlo en alguna cuenta de las redes sociales, no sirve de nada.

El Trabajo por proyectos, al igual que las competencias, son imposiciones neoliberales que, tal y como se nos dice claramente en documentos del World Economic Forum, titulado Strategies for the New Economy Skills as the Currency of the Labour Market (gracias Enrique por el enlace), tiene como objetivo el obtener mano de obra barata, resiliente y poco crítica, que sea capaz de adaptarse a condiciones laborales cambiantes y a tolerar la presión, mediante el enfoque educativo basado, tanto en gamificación como en el trabajo por proyectos.

Por tanto, la imposición del trabajo por proyectos tiene una visión puramente empresarial. No se trata de que el alumnado realice su propio aprendizaje (lo del aprendizaje por descubrimiento, según todas las evidencias, es un soberano bluf). Se trata de que el alumnado trabaje en grupo, haciendo un intercambio de roles y realizando actividades, sin tener en cuenta nada más que la propia actividad y el resultado de la misma. Es como si les dijéramos a nuestro alumnado que se dedicaran a coger determinados productos que tienen en una mesa, procedieran a clasificarlos en tamaño y los cerraran en unas determinadas cajas de cartón. Sí, creo que intuís a qué empresa me estoy refiriendo. Algo que, a poco que alguien analice el sentido de hacer ciertas cosas en el aula, debería estar claro.

Uno no puede hacer proyectos de nada de lo que desconozca el constructo teórico que incluye y tenga, de forma muy clara, la interrelación entre los diferentes elementos teóricos que pueden llevar a realizar una determinada práctica. Lo sé, seguramente algunos van a decir que para aprender a ir en bici uno debe ir en bici pero, ¿realmente nadie se plantea que, antes de subirse a la bici, alguien te debe haber enseñado a ir en bici o haber visto a personas yendo en bici antes de subirte a una? ¿Nadie se plantea que para ir en bici, si las familias quieren a sus hijos, antes se les pone ruedines y se va evolucionando en su uso? Por cierto, ¿sabéis qué diferencia a un profesional de la bicicleta que a un usuario ocasional? Sí, la capacidad de poder conocer la mecánica de la misma. Mecánica que ha aprendido previamente a ponerse a hacerle ciertos arreglos a la misma.

Trabajar por proyectos puede ser muy atractivo para muchos docentes. Además incorpora todas las estrategias que nos marcan determinados intereses económicos y, por ello, se mediatiza ese modelo de trabajo en el aula hasta la saciedad. No hemos de olvidar jamás quién está tras ciertas cosas porque, al final, lo importante es saber quién quiere que hagamos qué. Y el Foro de Davos, al igual que la OCDE, tienen claro que tenemos que tener una sociedad que se adapte a los cambios, con inestabilidad laboral y que sea capaz de reinventarse continuamente. Para ello nada mejor que potenciar el trabajo por proyectos o el discurso de que la escuela debería preparar para profesiones que no existen. Algo que se hace mediante la imposición de constructos competenciales, estrategias de role playing o, simplemente, usando los proyectos como estrategia para que el alumnado haga sin tener los conocimientos para saber qué hacer.

Quizás me he equivocado en el título y tendría que haber titulado este artículo como… “El trabajo por proyectos… las organizaciones económicas irrumpen en el aula”. Quién sabe. Pero a esta hora de la mañana, después de otra noche más de insomnio, lo único que me apetece es tomarme el primer café del día.

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