Hasta hoy era día de promesas. Hoy va a ser, por desgracia, el día en el que unos y otros van a olvidarse de lo prometido. Prometer hasta meter y, una vez metido, nada de lo prometido. Es algo que ya sabemos demasiado bien algunos porque es algo recurrente. Especialmente cuando sabemos que es muy fácil decir que se harán cosas y, muchísimo más complicado el hacerlas. Pero bueno… aquí estoy yo para pedir alguna cosilla.

Voy a pedirles tan solo una cosa a los que salgan de las elecciones de hoy… ¡Dejadnos enseñar! Reducid la palabrería de las leyes que promulguéis. Dotad de los recursos necesarios a los centros educativos. Dejad en manos de los profesionales el enseñar. Y, por favor, no nos inundéis de burocracia estúpida e irrelevante para el aprendizaje del alumnado.

Haced evaluaciones sistémicas. Escuchad a los que están en las aulas y, en lugar de ponerles piedras en el camino, haced lo posible para despejarlas y allanar ese camino, en ocasiones, tan complicado de seguir para algunos. No hay nada peor para enseñar mal que, más allá de las dificultades que ya tiene ese proceso, se incorporen piedras al camino en forma de papeles, instrucciones contradictorias o ganas de complicar lo que debería ser mucho más sencillo.

Imponer nunca es la solución. Entrar como elefante en cacharrería, pretendiendo dejar la huella mediante la ideología del que gane, tampoco. Enseñar, ya complejo per se, nunca debería de complicarse. Menos aún por parte de quienes gestionan lo anterior desde despachos.

¿Cuál debería ser la función de los políticos que gestionan la educación? Evaluar el sistema educativo, consultar con quienes saben del tema y, en caso de que algo no funcione, proceder a establecer las estrategias para cambiarlo. Incluso podrían dedicarse a planificar mejoras en el sistema mediante actuaciones puntuales que, como he dicho siempre, deberían analizarse y evaluarse de forma muy exhaustiva antes de ser extrapolada a todos los centros educativos.

Pero bueno, seguiré soñando. Lo único que deseo del día de hoy es que, al menos mañana, los que estén gestionando la educación en mi Comunidad, no tengan ninguna de sus ideas “brillantes” y que, al menos por un tiempo se dejen de ideas que, quizás en la cabeza de alguno que jamás ha dado clase, puedan sonar muy bien.

Si los que ganáis no sabéis a quién poner de Conseller de Educación, me ofrezco. Prometo, como mínimo, dejarme la piel en ello y dejar a los profesionales que enseñen, sin ponerles más dificultades de las que, por el simple hecho de su profesión, ya tienen.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel). Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso. Además, adquiriéndolo ayudáis a mantener este blog.