No puede ser que toda la responsabilidad de todas las cosas relacionadas con nuestro Alumnado recaiga en los docentes. No me cabe en la cabeza que debamos ser capaces, desde solucionar problemas sociofamiliares, ayudar en el duelo o, detectar casos de posible alumnado suicida. Tampoco entiendo que, desde hace décadas, seamos los propios docentes, especialmente el pringado TIC, el que se dedique a solucionar los cientos de incidencias tecnológicas en los centros educativos. ¡Ya está bien! Los docentes podemos saber más o menos de dar clase. Lo que no puede ser es convertirnos en una navaja suiza con tropocientas herramientas. Más que nada porque hay especialistas de ello.

En el día de ayer mi Conselleria, al igual que han hecho otras antes con sus “plantes de bienestar emocional”, inauguró los talleres para prevenir el suicidio adolescente (enlace). Unas charlas de unas horitas en los centros educativos, en las que unos psicólogos hablarán con el alumnado. ¿Puedo decir que estoy harto de charlas puntuales y talleres fantásticos que lo van a solucionar todo? Repito… ¡no Necesitamos talleres, necesitamos profesionales en los centros educativos! Necesitamos psicólogos, más orientadores, más PT, más logopedas, personal de enfermería, personal técnico de informática, etc. Eso es lo que necesitamos y no talleres puntuales que, seguramente con toda la buena intención del mundo, algunos imparten.

Lo sé. Es mucho más cómodo, como plantea mi Conselleria que cuatro (¡los de siempre!) saquen tajada impartiendo un curso de formación de 20 horas en los Centros de Formación del Profesorado (CEFIRE) donde, en ese tiempo, van a dotar de estrategias al profesorado para que detecte conductas suicidas, trastornos alimentarios, etc. tan solo mirando a su alumnado a la cara. Lamento informarles que ser psicólogo es algo más serio que realizar un cursillo de unas horas pero, en un contexto en el que algunos docentes se creen neurocientíficos por haber hecho un par de cursos o, simplemente alguien se cree que sabe de digitalización por empezar a certificarse con los niveles que están empezando ahora, es difícil de defender el sentido común en ciertas cuestiones.

¿Qué demonios pretenden con estas cosas? A mí que no me hagan hablar de educación sexual, de violencia de género o de estrategias para ser felices. No soy experto en el tema. Puede haber compañeros, como por ejemplo los de Educación Física, que sí que pueden hablar de nutrición y ayudar a mejorar en ese aspecto al alumnado. ¿Por qué? Porque ellos sí que son especialistas, dentro de su amplia formación, en ello. Yo no lo soy. No puedo enseñar a que el alumnado coma bien. Soy profesor de Tecnología y debo enseñar Tecnología. Bueno, no es que deba. Es que es lo único de lo que soy especialista. Y aún así muchas veces me voy por la tangente haciendo otras cosas. También hablando de otros temas pero, como siempre, sometido al sesgo personal y a no ser un profesional de ciertas cosas.

En nuestros centros educativos Tenemos Alumnado con ataques epilépticos, tenemos alumnado que se autolesiona, tenemos alumnado con problemas de alcohol y drogas, tenemos alumnado con problemas sociofamiliares muy duros, tenemos alumnado que ha pasado por centros de menores, alumnado con problemas de aprendizaje, etc. Y necesitamos más recursos. No necesitamos más formación para los docentes ni personas que vengan a dar un taller de un par de horas. Necesitamos psicólogos, personal de enfermería, asistentes sociales a full time, técnicos informáticos, etc. Necesitamos profesionales que sepan.

Siento deciros que yo sé lo mismo de prevención de autolesiones y voy a saber lo mismo que, por desgracia, las propias familias. Y es algo muy serio porque la tasa de suicidios e intentos entre alumnado está subiendo, especialmente desde la pandemia, como la espuma. ¡Poned recursos! ¡Dejad de tomarnos el pelo con cursillos de mierda! Os lo pido por favor. Ese alumnado es lo que necesita. Y es lo que se merece tener.

Como estoy haciendo en los últimos artículos, os recomiendo mi nuevo libro sobre educación para mayores de dieciocho, “Educación 6.9: fábrica de gurús”. Lo podéis adquirir aquí (en versión digital o papel) o en ese pop-up tan molesto que os sale. Y sí, me haría mucha ilusión que fuera uno de los diez libros más vendidos sobre educación este curso.