https://www.elconfidencialdigital.com/articulo/te_lo_aclaro/como-combatir-perdida-apetito-verano/20230714135509608878.html

Con la llegada del verano y la subida de las temperaturas, es usual que la mayor parte de personas pierdan el apetito y también que se nutran mal. El Calor Hace, por un lado, que el organismo requiera menos energía, lo que repercute en una menor demanda de alimentos, y, por otra parte, que el cambio de rutinas y las vacaciones nos hagan decantarse por comestibles fritos, o ricos en azúcares y grasas, como por ejemplo helados o bebidas con alcohol, calóricos y pobres en nutrientes.

El resultado es, en muchos casos, un incremento de peso al final del verano, sumado a una falta de nutrientes esenciales para la salud, que pueden hacer aparecer dolencias o acentuar las que ya se padecen.

“Es esencial mantener unas pautas de comida saludable asimismo a lo largo del verano y las vacaciones”, señala la profesora agregada e estudiosa de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Gemma Chiva-Blanch, que recuerda que los niños, las personas mayores y las embarazadas son los colectivos que tienen más riesgo de padecer los efectos del calor, la deshidratación y una nutrición deficitaria en nutrientes.

Chiva-Blanch explica que el calor hace que sudemos más, de tal modo que perdemos mucho líquido. Ante semejante situación, lo que hace el cerebro es mandar la orden de que bebamos más. Los líquidos llenan el estómago, el como, a su vez, envía una señal de saciedad al cerebro mediante una hormona denominada leptina. Así pues, el cerebro comprende que no hace falta comer más y detiene el impulso de ingesta de alimentos.

A eso, hay que sumar que el calor hace que no necesitemos tanta energía como en invierno para regular la temperatura corporal y que estos meses, que coinciden con las vacaciones de la mayoría de personas, pasemos más tiempo al aire libre y estemos menos pendientes de la nevera.

“Que reduzca la sensación de apetito puede acarrear una menor ingesta de nutrientes necesarios a fin de que el cuerpo funcione correctamente. Por eso, es vital que intentemos, primeramente, mantener una buena hidratación de nuestro cuerpo, asimismo por medio de la dieta, y seguidamente, una cierta regularidad en las comidas”, recomienda Chiva-Blanch, que recuerda que las temperaturas elevadas asimismo afectan al sistema circulatorio, puesto que provoca que las venas se dilaten.

Por este motivo, apunta, “hay que sostener el cuerpo muy hidratado y tomar agua de manera regular, aunque no tengamos sed, u otros líquidos, como gazpacho o batidos de fruta natural con algún lácteo”. Y especifica que es conveniente evitar las bebidas azucaradas, el alcohol, el café o el té.

Claves para mantener una buena alimentación en verano

Aunque tengamos menos apetito, Chiva-Blanch, especialista en alimentación e estudiosa en endocrinología y alimentación, da una serie de consejos para no descuidar la salud: 

1. Hay que optar por alimentos frescos, de temporada, crudos, como ensaladas enriquecidas con legumbres y pasta o arroz, que combinados aportan tanto la energía como las proteínas necesarias. Verduras como tomate, pepino, cebolla, calabacín, pimiento, judía verde, berenjena, etc. son comestibles básicos por su contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes, como el agua. .

2. Beber gazpacho y tomar cremas frías, como vichyssoise, que pueden enriquecerse con frutos secos y semillas. Pueden acompañarse de un segundo plato a base de pescado a la plancha o de pasta.

3. Mudar los snacks de entre horas por fruta. Es cierto que el calor hace que podamos tener ganas de refrescarnos con una cerveza, el popular tinto de verano o un helado. Son comestibles que refrescan, mas muy caloríficos. Puede optarse por sandía, por poner un ejemplo, que contiene un noventa y cinco  por ciento de agua y es una opción muy refrescante, seguida del melón o cualquier otra fruta veraniega, como los melocotones, las cerezas o las ciruelas. El plátano, por servirnos de un ejemplo, ayuda a combatir la fatiga que sentimos cuando el termómetro sube mucho, y los frutos colorados poseen un antioxidante natural, la antocianina, que reduce la presión arterial y ayuda al organismo a reducir la temperatura. Hay que recordar que la fruta puede tomarse sola, pero también pueden prepararse helados, granizados y batidos saludables caseros.

4. Cuando comemos fuera de casa, hay que tener en cuenta que los fritos son ricos en aceites y grasas, y que de manera frecuente las raciones que nos sirven son mayores que las que tomamos en casa.

5. Es recomendable seguir una rutina en las comidas. El aumento de horas con luz y las vacaciones hace que cambiemos nuestros hábitos, lo que afecta a nuestra alimentación. Acabamos comiendo en función de los horarios, picando más entre horas. Intentar sostener una regularidad en las horas de ingesta ayuda a superar la falta de hambre debida al calor, y a evitar que acabemos comiendo alimentos procesados poco recomendables.

La experta de la UOC, en definitiva, recuerda que en verano las frutas y las verduras son grandes aliadas, pues apetecen comidas ligeras que aporten sensación de frescura y porque son comestibles ricos en agua, vitaminas y antioxidantes. Asimismo apunta que hay que eludir comidas que provoquen digestiones muy pesadas.

Estas recomendaciones son en especial importantes en el caso de los niños, las personas mayores y las embarazadas, que son los principales colectivos de riesgo.

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