HANOI (Informa AP) – Aunque el gobierno de Biden ve un daño mínimo en la divulgación de documentos altamente clasificados relacionados con la guerra en Ucrania y las opiniones de Estados Unidos sobre sus aliados y socios, esa evaluación tendrá su primera prueba real cuando el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reúna en Japón con homólogos de seis de los amigos extranjeros más cercanos de Estados Unidos.

Los tres días de conversaciones entre los ministros de Asuntos Exteriores del Grupo de los Siete, que comienzan el domingo, pueden arrojar luz sobre si la revelación ha dañado la confianza entre los aliados o es sólo la última vergüenza para EE.UU., que ha estado lidiando con las consecuencias de las filtraciones de secretos altamente sensibles durante la última década.

Blinken dijo el sábado que no había oído ninguna preocupación de los aliados, pero las revelaciones, y la detención de un sospechoso de relativamente bajo nivel en las filtraciones, se cernirán sobre la reunión del G-7, la primera gran conferencia diplomática internacional desde que los documentos fueron descubiertos en línea y se hicieron públicos.

“Nos hemos comprometido con nuestros aliados y socios desde que salieron a la luz estas filtraciones, y lo hemos hecho a altos niveles, y hemos dejado claro nuestro compromiso de salvaguardar la inteligencia y nuestro compromiso con nuestras asociaciones de seguridad”, dijo Blinken a los periodistas en Hanoi antes de partir hacia Japón.

“Lo que he oído hasta ahora al menos es un aprecio por los pasos que estamos dando, y no ha afectado a nuestra cooperación”, dijo. “Simplemente no he visto eso, no he oído eso. Y, por supuesto, la investigación sigue su curso”

Ese argumento puede ser un deseo, especialmente a medida que el mundo digiere lo que se está revelando casi a diario con nuevas revelaciones.

Aparte de los análisis militares de las capacidades de Ucrania y las pérdidas rusas, los documentos filtrados también revelan evaluaciones de las capacidades de defensa de Taiwán y argumentos internos en Gran Bretaña, Egipto, Israel, Corea del Sur y Japón.

“Ahora hay, como saben, un sospechoso bajo custodia, pero también es importante, lo sé, que se están tomando medidas para salvaguardar aún más la información”, dijo Blinken. “Pero hasta la fecha, basándome en las conversaciones que he mantenido, no he oído nada que afecte a nuestra cooperación con aliados y socios.”

Sin embargo, Estados Unidos uU ha tenido problemas similares antes, sobre todo cuando la entonces secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton se vio obligada a disculparse por numerosas revelaciones embarazosas en filtraciones de cables diplomáticos estadounidenses por Wikileaks en 2010.

Clinton, en particular, dijo que se había visto obligada a explicar la posición de EE. el viernes, el hombre acusado de la última filtración, Jack Teixeira, de 21 años y miembro de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts, compareció ante el tribunal cuando los fiscales presentaron los cargos y revelaron cómo los registros de facturación y las entrevistas con compañeros de las redes sociales ayudaron a identificar al sospechoso. Sin embargo, en general parecen auténticos.

Estos documentos incluyen desde diapositivas informativas en las que se describen las posiciones militares ucranianas hasta evaluaciones del apoyo internacional a Ucrania y otros temas delicados, como en qué circunstancias el presidente ruso Vladimir Putin podría utilizar armas nucleares.

Los documentos clasificados tienen directrices estrictas sobre cómo deben ser manejados, protegidos y destruidos. Se requiere que se guarden en instalaciones seguras, protocolos que Teixeira habría violado si las copias fueron llevadas a su casa.

Independientemente de las implicaciones legales para Teixeira y las conclusiones de la investigación interna de la administración, no es probable que Blinken y sus principales ayudantes escapen al interrogatorio sobre las filtraciones, que son al menos la cuarta de fuentes de EE.La publicación de Wikileaks de 2010 incluía 251.287 cables del Departamento de Estado, redactados por 271 embajadas y consulados estadounidenses en 180 países y fechados entre diciembre de 1966 y febrero de 2010. Los cables fueron pasados por Assange a sus tres medios de comunicación asociados, además de El País y otros, y publicados por etapas a partir del 28 de noviembre de 2010, con los nombres de las fuentes eliminados.

WikiLeaks dijo que se trataba del mayor conjunto de documentos confidenciales jamás divulgados al dominio público.

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