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Dos semanas de libertad sin celular

Hace un par de semanas mi Celular dejó de funcionar completamente, jamás volvió a ver la luz del día y pensé que yo tampoco.

No es de interés el motivo del fallo porque ni yo lo supe, simplemente sucumbió.

Pasó un día y logré sobrevivir, usé la computadora para acceder a correos y el internet en general, pero lo que no pude restablecer contacto fue con whatsapp, tampoco mi instagram se veía muy bien en la laptop, no tenía el mismo sentido; quería subir fotos del Momento pero no tenía cómo hacerlo.

Los días pasaron y comenzaron a cuestionarme sobre mi conectividad y si todo marchaba bien; preguntaron por problemas personales pero nada de eso era la causa; sugirieron que me comprara a la brevedad posible un celular porque la comunicación via whatsapp era indispensable para trabajo. Les comenté que era de la vieja escuela y el email me parecía muy buena forma de comunicación directa conmigo.

Sentí como si hubiera una urgencia de conectar conmigo o tenerme disponible en Cualquier Momento.

Ahora es donde quiero dedicar mayor tiempo en este blog. El celular es prácticamente un inhibidor de pertenencia a ti mismo, es decir, que el celular hace que seas localizable en cualquier momento y lugar. Ya no eres ‘libre’, perteneces al mundo globalizado digital, especialmente la lista de contactos, tu tiempo se pierde lentamente al recibir todas las llamadas posibles, lo sé, es necesario por el trabajo, la familia, los amigos, etc.

Desgraciadamente cada llamada es una ‘fuerza del mas allá’ (por decirlo así) que dice contesta, debes contestar, desliza tu dedo hacia el botón verde en la pantalla, puede que recibas buenas noticias, malas, promociones, saludos, etc. Estás esclavizado a los demás. Quería utilizar esta palabra al principio pero te ibas a asustar: ESCLAVOS SOMOS.

Durante estas dos semanas sin celular descubrí patrones míos que quería cambiar, el tomarme el tiempo para pensar antes de dormir sin el celular me permitió reconectarme conmigo mismo, y hasta reconquistarme.

Otro problema que descubrí fue la inmediatez, sí, es esa palabra que brinca constantemente o que se activa con los tonos de notificaciones. ¿Con cuanta frecuencia usamos, guardamos y volvemos a tomar el celular para revisar?, ¿Acaso algo cambió de un segundo a otro que sea de vital importancia?. Yo confieso que estaba atado a ello, era para mí una necesidad de refrescar cada pantalla en cada red social para ver qué había cambiado.

Mi observación más preocupante fue darme cuenta cómo las demás personas estaban perdidas en el celular en cualquier lugar, gente revisando en semáforos, en mesas de restaurantes, estando solos o acompañados. En realidad me conmovió como estamos adheridos teniendo el celular en la mano. No es el internet o las redes sociales, es el celular el que nos provoca esto.

Les cuento que de momento traigo un celular de muy baja gama y no logro hacer mucho con él pero me ha ayudado a mantener mi mente enfocada, a seleccionar bien mi tiempo para sumergirme por un rato, y volver a tomar aire de realidad.

Háganlo también, todos, por favor, compartan esta experiencia. Seamos dueños de nosotros mismos y que la inmediatez no nos coma completos.

p.d.: Es posible que haya competido mi artículo con varias notificaciones en tu celular, y como terminaste de leerlo quiero agradecerte por tu tiempo completo.



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