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Flor de fieltro y soy una víctima de mi educación judeocristiana

¡Hola!

Como ya os conté en un post anterior mi abuela tenía grandes virtudes. Pero también grandes defectos, al fin y al cabo era un ser humano. Y uno de los peores era pensar que no está bien, que no es decoroso disfrutar de las cosas buenas de la vida. Que cada acción que emprendemos tiene que ser un pequeño sacrificio encaminado a ganar la gracia de Dios en la Vida Eterna. Y que aunque de esa manera los años que pasemos aquí sean una auténtica porquería, ello nos hará dignos a los ojos del Supremo. Y aunque yo tengo unas convicciones férreas respecto a cómo obrar virtuosamente en este mundo, que básicamente se resumen en no hacerle la puñeta a nadie, y me considero una persona íntegra (desequilibrada, pero íntegra...ja, ja...) no he logrado comulgar con esa idea de Creador, aunque sabe Dios (permítaseme la incongruencia) que lo he intentado fervorosamente, consciente del gran consuelo que ello ofrece en los momentos duros. Y sin embargo...¡ay amigas!, no me explico cómo, pero han conseguido grabarme a fuego un perpetuo sentimiento de culpa.

Siento que no me merezco casi nada de lo que tengo, que no soy digna de mis amigos, que mi marido es un holograma y que en cualquier momento va a aparecer alguien que me va a deshacer la vida al grito de "lo sentimos, chata, pero nos hemos equivocado, esto no era para tí, no te lo has ganado". Quizá por eso sea tan expresiva y me vea tan en la necesidad de decir y mostrar todo el rato cuánto me importa todo lo que me rodea, cuánto lo aprecio...

Así que en una espectacular representación del refrán "consejos vendo, que para mí no tengo", os dejo con la siguiente recomendación : DISFRUTAD, DISFRUTAD y DISFRUTAD de todo lo bueno sin hacer daño a nadie y olvidaos definitivamente del qué dirán, que el mundo es un abanico cuasi infinito de posibilidades.
Hoy os enseño una cosa sencillísima de hacer y que vi el otro día en un programa de la tele: es un collar de fieltro en forma de flor, con cordón de cuero y cierre plateado. Admite cientos de variantes, todas ellas igual de fáciles: recortar circulitos, coger bolitas, engancharlas con un alambre y pegarle un cierre de imán. Amos, que nadie me diga que no hace estas cosas porque no tiene habilidad, que le arreo un guantazo.
Espero que os guste.


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