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Lactosa e intolerancia a la lactosa

¿Qué es la lactosa?

La lactosa es el azúcar de la leche. La leche de vaca contiene un 4,7-5 % de lactosa.

Al igual que el azúcar común -o sacarosa-, la lactosa es un disacárido, es decir que está formada por dos sacáridos: galactosa y glucosa.


La lactasa intestinal es la enzima digestiva que rompe las moléculas de lactosa en galactosa y glucosa.

El marketing de empresas de soja ha conseguido modificar la conducta alimentaria de miles de ciudadanos de todo el mundo, causando una auténtica paranoia anti leche.
Ideologías a parte, las bebidas vegetales no son alimentos equivalentes a la leche de vaca y por tanto no son sustituíbles.

La digestibilidad de la lactosa a lo largo de la historia

Durante la última glaciación la leche era casi un tóxico para el hombre, ya que al contrario que los niños, el adulto carecía de la lactasa, la enzima intestinal imprescindible para digerir la lactosa de la leche.

A medida que el hombre comenzó a tener granjas y abandonó la caza y la recolección hace unos 10-11 mil años, el hombre comenzó a digerir la lactosa, en parte gracias a la fabricación de quesos y yogur. Es el Neolítico.

Varios miles de años más tarde, hace unos 7.500 miles de años, una mutación genética se extendió por toda Europa permitiendo producir lactasa intestinal y por tanto digerir la lactosa de la leche.
La adaptación abrió una nueva fuente de nutrientes que pudo haber mantenido poblaciones en tiempo de malas cosechas. Algunos investigadores creen que la mutación permitió una descendencia más fértil.

Las poblaciones del sur pudieron colonizar rápidamente áreas del norte de Europa como Grecia o los Balcanes, y pudieron desplazar a otras poblaciones que seguían siendo cazadores y recolectores.

Esta migración poblacional dejó en Europa una herencia genética: la de poder digerir lactosa.

Sólo unos mil años más tarde la mayor parte de la población europea podía digerir la leche, al contrario que en otras regiones del mundo.

 Porcentaje de adultos que pueden beber leche

No se sabe si la mutación genética que permitió la digestión de lactosa vino dada a la vez que el hombre se asentó y se volvió granjero o si se produjo espontáneamente. En cualquier caso esta adaptación permitió una ventaja sobre los recolectores y cazadores.

Mientras que hasta hace poco se pensaba que la población granjera del Neolítico era consecuencia del asentamiento de los cazadores y recolectores, hoy se sabe casi con certeza que son dos poblaciones diferentes.

Intolerancia a la lactosa

En el total de población mundial se calcula que sólo el 35% de la población puede digerir lactosa a partir de los 7 u 8 años.

Todos los niños hasta los 7 u 8 años poseen la habilidad de digerir lactosa.

Las personas intolerantes a la lactosa no pueden consumir un vaso de leche sin tener malestar digestivo casi inmediato. Sin embargo la inmensa mayoría pueden tolerar pequeñas cantidades de lactosa junto a otros alimentos.

Problemas de no consumir leche

A medida que avanza la edad y nos volvemos más mayores, la actividad de la lactasa intestinal suele disminuir, a veces hasta desaparecer. Esto hace que muchos ancianos no toleren bien la leche.

La actividad de la lactasa intestinal también disminuye en personas que no consumen leche ni alimentos con lactosa por un tiempo. El cuerpo deja de producir lactasa poco a poco hasta que su producción es tan baja que nos vuelve prácticamente intolerantes a la lactosa.

Cómo nos engañan con las bebidas de soja

Que la actividad de la lactasa intestinal se vuelva "perezosa" con el tiempo, es un hecho bien conocido por las empresas fabricantes de bebidas de soja.

Así, cuando un cliente consume una bebida vegetal y tras un tiempo prueba leche de vaca, posiblemente le siente mal porque ha dejado de producir lactasa intestinal.

Esto hace que la persona refuerce su idea de que la leche de vaca es mala porque le sienta mal.

Y a la vez la empresa de bebida vegetal fortalece la relación "consumidor-producto".
CHOLLO.

Pero ese es solo uno de los problemas con la soja:
  • es de cultivo transgénico
  • su valor nutricional no es equiparable, similar ni intercambiable al de la leche de vaca
  • contiene antinutrientes que impiden la absorción de minerales esenciales como el calcio que aporta la leche de forma natural, y sobre todo:
  • se ha demostrado su nula eficacia para el bajar el colesterol o mejorar síntomas de la menopausia, dos de las principales razones que los fabricantes de bebida de soja han esgrimido para defender su consumo.

En resumen:

  1. No dejes de consumir leche de vaca
  2. Si sospechas intolerancia, acude al médico para su diagnóstico.
  3. No elimines alimentos con lactosa de la dieta sin haber sido diagnosticado de intolerancia
  4. No uses bebidas de soja ni bebidas vegetales como sustituto de la leche.
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