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Los rostros de la ira ¿Cómo calmar a la bestia?

La ira es un sentimiento normal, su función es señalarnos que nuestras Necesidades no están satisfechas, exigir su cumplimiento y llamar la atención sobre situaciones percibidas como amenazantes o incorrectas.

Podemos ver esto más fácilmente en un niño de dos años que no tendrá problemas para Expresar su ira si otro niño le quita un juguete o si uno de sus padres le niega algo que quiere en ese momento. Tiene una necesidad y al expresar su enfado lo señala. Gradualmente a través del ejemplo que damos, al aceptar y validar las necesidades del niño pero también al imponerle límites, aprende a expresar adecuadamente su ira.

Los padres son los modelos a seguir de los niños de muchas maneras e implícitamente en la forma de expresar la ira. Pero para muchas personas la forma de expresar la ira alterna entre una expresión agresiva de la ira o su represión. En ocasiones se utiliza la ira como mecanismo de defensa, para mantener a los demás a distancia, o para el control e intimidación por parte de uno de los padres. Cualquiera de estas formas de expresar la ira puede convertirse en un modelo para el niño.

El niño también necesita experiencias positivas relacionadas con la expresión de la ira. Esto significa que para que un niño aprenda a expresar su ira adecuadamente, necesita que su ira sea aceptada y validada. Cómo se ve esto: en el ejemplo anterior, a un niño le quitan el juguete de la mano y se enoja, grita, grita e incluso golpea al otro niño. ¿Qué haces como padre? Antes que nada, pregúntate cómo sería para ti si mientras estás mirando algo importante en tu teléfono viene alguien y te lo quita de la mano y no sabes qué quiere hacer con él o si todavía te lo da. a ti de vuelta Bien, ahora has empatizado un poco con tu hijo. Lo que ayudaría es decirle: Veo que estás enojado porque te quitó el juguete, es muy desagradable cuando alguien simplemente te quita las cosas de la mano. Si es necesario, puede establecer un límite: Creo que te molestó mucho que se llevara tu juguete. Puedes ir a pedir que te devuelva el juguete, pero no dejaré que golpees o lastimes a la otra persona. En otras palabras: validas su emoción, lo ayudas a encontrar algo que hacer, pero también le pones un límite. El mensaje que debemos transmitir a un niño es: la ira es una emoción normal, es normal estar enojado pero lo expresamos dentro de ciertos límites.
Muy a menudo, los niños son castigados por expresar su ira de forma brutal: con castigos físicos, insultos, burlas, falta de afecto o cortando el contacto con ellos. Así, los niños aprenden que la ira no es una emoción que esté bien expresar. Y así llegamos a la edad adulta con muchas frustraciones, dificultades para expresar nuestras necesidades e insatisfacciones, y arrebatos de ira inesperados.

Los patrones poco saludables de expresión de la ira, las experiencias negativas con la expresión de la ira y la falta de límites pueden conducir a una expresión de la ira inapropiada en niños, adolescentes y adultos por igual.

Principales motivos que nos provocan la ira y cómo reducirla

Desencadenante de la IraRazónCómo reducir la ira
1. Sentirse injustamente tratadoLa sensación de que se ha recibido un trato injusto o desigual puede provocar ira.Practicar la empatía y tratar de ver la situación desde la perspectiva de los demás. Comunicarse de manera asertiva y tratar de resolver conflictos de manera justa y equitativa.
2. Ser ignorado o menospreciadoSentirse ignorado o menospreciado puede generar ira, ya que puede percibirse como una falta de respeto.Expresar abiertamente tus sentimientos y necesidades, y comunicarte de manera clara pero respetuosa. También puedes trabajar en mejorar tu autoestima y confianza para reducir la sensibilidad a la opinión de los demás.
3. Incumplimiento de expectativasCuando las expectativas no se cumplen, puede generar frustración y desencadenar ira.Reevaluar las expectativas y aceptar que las cosas no siempre salen como esperamos. Practicar la flexibilidad y adaptación ante los cambios y desarrollar habilidades de afrontamiento para lidiar con la frustración.
4. Sentirse amenazado o en peligroLa percepción de amenaza o peligro inmediato puede activar el sistema de respuesta de lucha o huida, provocando ira.Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda y la meditación. Identificar si la amenaza es real o percibida, y si es percibida, cuestionar y evaluar la situación objetivamente.
5. Falta de controlSentir una falta de control sobre una situación o aspecto de la vida puede generar ira y frustración.Identificar las áreas en las que puedes tener control y enfocarte en ellas. Aprender a aceptar las situaciones que están fuera de tu control y desarrollar habilidades de afrontamiento para manejar la frustración.
6. Ser interrumpido o bloqueadoSer interrumpido o bloqueado en la consecución de una meta puede desencadenar ira.Practicar la paciencia y la tolerancia. Desarrollar habilidades de comunicación efectiva para expresar tus necesidades de manera clara y respetuosa.
7. Falta de reconocimiento o aprecioNo recibir reconocimiento o aprecio por los esfuerzos realizados puede generar sentimientos de ira.Enfocarte en el reconocimiento y la satisfacción personal en lugar de depender únicamente de la aprobación de los demás. Expresar abiertamente tus necesidades de reconocimiento y aprecio a las personas relevantes.
8. Sentirse traicionadoLa traición o la violación de la confianza puede provocar una intensa ira y resentimiento.Buscar el apoyo de personas de confianza, como amigos cercanos o un terapeuta. Trabajar en el proceso de perdón y establecer límites saludables en las relaciones.
9. Exceso de estrésEl estrés crónico puede aumentar la probabilidad de experimentar ira debido a la acumulación de tensiones emocionales.Adoptar prácticas de manejo del estrés como el ejercicio regular, la relajación, el tiempo de ocio y la planificación adecuada. Identificar y abordar las fuentes de estrés en tu vida.
10. Sentirse infravaloradoLa sensación de no ser valorado o de tener una baja autoestima puede generar ira y frustración.Trabajar en mejorar tu autoestima y autoaceptación. Desarrollar habilidades de comunicación asertiva para expresar tus necesidades y límites. Buscar actividades que te hagan sentir valorado y realizado.
11. Ser objeto de críticas constantesLa crítica constante puede generar ira y resentimiento debido a sentirse juzgado y atacado.Practicar la autocompasión y el autocuidado. Evaluar constructivamente las críticas y aprender de ellas, pero también establecer límites saludables y comunicar tus necesidades de manera asertiva.
12. Sentirse impotenteLa sensación de impotencia o incapacidad para cambiar una situación puede generar ira.Buscar apoyo y orientación en situaciones difíciles. Enfocarte en lo que está en tu control y desarrollar habilidades para influir en las situaciones que puedas cambiar.
13. Falta de descanso adecuadoLa privación del sueño o la falta de descanso adecuado puede afectar negativamente el estado de ánimo y aumentar la probabilidad de experimentar ira.Priorizar el sueño y establecer una rutina de sueño saludable. Tomar descansos regulares durante el día y practicar técnicas de relajación antes de acostarse.
14. Sentirse insultado o humilladoLos insultos o la humillación pueden desencadenar ira debido a la ofensa y la pérdida de dignidad percibida.Respirar profundamente y contar hasta diez antes de responder. Evaluar si vale la pena involucrarse en una confrontación y considerar estrategias alternativas de comunicación no violenta.
15. Dificultades en las relaciones interpersonalesLos conflictos, las dificultades de comunicación y las tensiones en las relaciones pueden provocar ira.Practicar la escucha activa y la empatía en las relaciones. Aprender técnicas de comunicación efectiva y asertiva. Buscar la ayuda de un terapeuta para mejorar las habilidades de relación interpersonal.

Cómo puede verse la ira

Es importante entender de dónde viene tu ira para que sepas cómo relacionarte con ella y cómo asegurarte de expresarla apropiadamente. Describiré tres formas de expresar la ira con diferentes funciones.

El niño enojado

Este tipo de ira es muy similar a la ira de un niño y se basa en necesidades no satisfechas. Muchas veces su manifestación es similar a una rabieta: gritas, golpeas, tiras cosas.
Estás en una situación en la que algo relativamente menor te irrita y de repente sientes que estás perdiendo el control. Comienzas a experimentar fuertes sentimientos de ira, que no puedes controlar, y en ocasiones terminas lastimando a otros o destruyendo objetos. Sientes o te han dicho que te expresas como un niño que ha perdido el control, que grita y parece defenderse de los demás. Si te preguntaran cuántos años te sentías en esos momentos, tenderías a decir que te sentías como un niño o un adolescente. Siente que está enojado, que lo están tratando injustamente, que necesita apoyo y que necesita que lo entiendan.

El papel de este tipo de ira es transmitir que algo anda mal y pedir a los demás que rectifiquen la situación. En la práctica, buscas recibir apoyo para satisfacer tus necesidades, pero en la edad adulta, expresar la ira de esta manera tiene el efecto contrario: los demás se asustan, se intimidan, no te entienden, se retraen, te sancionan o te hieren a tu vez.

¿Cómo te relacionas con ella?

Este tipo de ira proviene de necesidades insatisfechas. ¿Cuáles son tus necesidades insatisfechas de niño? Porque es muy probable que esas necesidades aún no estén satisfechas incluso ahora. Algunas de las necesidades que pueden estar detrás de la ira son: la necesidad de seguridad, estabilidad, aceptación, cuidado, protección, libertad para expresar las propias necesidades, la necesidad de autonomía, un sentido de identidad y la necesidad de límites realistas y autocontrol. . A menudo, detrás de la ira está el miedo a ser rechazado o abandonado oa no ser considerado valioso por el otro. Te ayuda a comprender qué necesidades que te hacen vulnerable se esconden detrás de tu ira para encontrar formas más apropiadas de satisfacerlas.

Es importante encontrar el marco adecuado para expresar la ira a fin de comprender las necesidades insatisfechas que se esconden detrás de ella. Puede ayudar hablar con un especialista para comprender por qué se produce este tipo de ira y encontrar formas más adecuadas de expresar las necesidades relacionadas con ella.
Muy a menudo, las personas que muestran este tipo de ira tienen dificultad para expresar sus emociones negativas o expresar sus necesidades. A veces la ira solo se puede interiorizar, no dices nada y no haces nada de forma agresiva. Por lo general, esta forma internalizada ocurre en personas que crecieron en un entorno en el que no se les permitía expresar la ira. Expresar ira siendo castigado física o emocionalmente (retirando el amor) o ridiculizado.

La ira es una emoción normal, es una señal de que nuestras necesidades no están siendo satisfechas, esto no quiere decir que expresar la ira sea apropiado en cualquier situación o de cualquier forma, sino que es un sentimiento normal que tiene sentido para cada uno de nosotros. sentir.

Es importante establecer sus propios límites y ver qué es aceptable y qué no al expresar su ira. Expresión destructiva de la ira: Agredir verbal o físicamente a otros no es una forma adecuada de expresar sus necesidades, y debe comprometerse a trabajar en formas más saludables de expresar su ira y las necesidades detrás de ella.
Es tu responsabilidad transmitirle a ese niño enojado en tu mente: «Te sientes enojado ahora porque te sientes herido, pero no obtendrás lo que necesitas si lastimas a otros».

La sensación de incontrolabilidad también proviene del hecho de que este tipo de ira tiene un fuerte componente fisiológico. Sientes que te calientas, que tu corazón se acelera o que te aprietan los dientes. Es importante reconocer estas señales y aprender a reducir su nivel de activación antes de comunicar sus necesidades o decir lo que le molesta.

Cómo pueden ayudarte otros

Otros pueden ayudarlo estableciendo límites. Es importante que estos límites también vengan con algún tipo de validación. Es decir, trata de ver que la ira está justificada cuando te lastiman o te tratan injustamente, pero su manifestación de manera agresiva no es aceptable.
Por ejemplo, «Puedes decirme que estás enojado/tiene sentido enojarse cuando sucede algo malo o cuando te sientes herido, pero no aceptaré que me ofendas, grites o destruyas cosas». Establecer límites es muy importante y se enfoca no en no estar enojado sino en expresar el enojo de una manera que no sea peligrosa para él o para quienes lo rodean.

El autoprotector enojado

Este tipo de ira viene como un mecanismo de protección. Este tipo de ira no es explosiva como la anterior, sino un estado prolongado, que no se activa por un factor específico. Siempre estás insatisfecho, enojado o crítico. Culpa a los demás oa las condiciones externas de todo lo que le molesta, y le resulta muy difícil dejar que los demás se acerquen a usted o se pongan en contacto con las cosas que realmente le hacen daño. Te aseguras de que al expresar tu ira mantienes a los demás a distancia o te mantienes alejado de tus emociones que sientes que te hacen vulnerable. Otros pueden decirte que sienten que les has levantado un muro. Eso es lo que hace este tipo de ira: mantiene a raya a las personas y los sentimientos que te hacen sentir vulnerable.

¿Cómo te relacionas con ella?

¿Estás tratando de entender por qué está allí, por qué quiere protegerte?
¿Qué beneficios te trae?
¿Qué costos vienen con estos beneficios?
El propósito de esta estrategia de defensa es reducir la vulnerabilidad. Algo en tus experiencias te ha enseñado que si los demás se acercan demasiado a ti, te harán daño. Entonces piensas que si levantas un muro de ira, los demás te dejarán en paz y, por un corto tiempo, te sentirás seguro. A veces te quedas atrapado en un círculo vicioso porque al mantener a los demás a distancia solo mantienes tu creencia de que a los demás no les importa o que los demás te harán daño, pero olvidas que no dejaste que se acercaran y te demuestra que a ellos les importa. Necesitas a los demás y sentir que se preocupan por ti, pero su cercanía te hace sentir inseguro, amenazado.
Y este tipo de enfado solo se puede interiorizar, no expresas tu enfado pero consideras que nadie te entiende, que no tiene sentido intentarlo, transmites una hostilidad silenciosa y el mensaje que das a quien se quiere acercar es: «¡Estoy bien! ¡Déjame en paz!»

A largo plazo, el objetivo es usar cada vez menos la ira como una forma de protección y encontrar formas más saludables de reaccionar ante situaciones estresantes. Si tiende a usar la ira como una forma de protección, es posible que no solo tenga dificultades para expresar sus necesidades en relación con los demás, sino también para identificar sus propias necesidades.
Lo más probable es que hayas aprendido esta forma de evitar la cercanía con los demás o el contacto con tus propias emociones de alguien de tu familia, tal vez uno de tus padres. ¿A quién te recuerda esta forma de relacionarte con los demás?

Y para este tipo de ira, es importante establecer límites y ver cómo puede asegurarse de no lastimar a los demás tratando de mantener la distancia. A veces, en las relaciones cercanas, ayuda comunicar abiertamente la necesidad de espacio y volver a la discusión cuando sienta que puede manejarla de una manera no hostil.
Por ejemplo: «Necesito pensar en esto, pero estamos bien. Hablemos un poco más tarde”.

Cuando estás enojado no ves tu vulnerabilidad, solo ves la amenaza y tratas de mantenerla a raya. Puede ser útil que pidas apoyo para ver por qué te has vuelto tan defensivo de los demás y de ti mismo, y para poder tener una relación mejor y más profunda no solo con los demás sino contigo mismo.

Los demás pueden tratar de comprender su reacción y el hecho de que esta reacción proviene de una vulnerabilidad, pero no tienen la responsabilidad de aceptar la manifestación de su ira de una manera poco saludable.
Lo primero tiene que ver con los límites y en el caso de este enfado “veo que no te sientes cómodo y quizás necesitas espacio. Estoy aquí para ti, pero te daré espacio si lo necesitas». O «Entiendo que te sientas enojado o vulnerable y necesites estar solo, pero no aceptaré que me lastimes para poner distancia entre nosotros». Y en el primer tipo de ira y para la ira protectora es importante el mensaje “Estoy aquí por ti, pero no acepto que me hagas daño”.

El sobrecompensador furioso

Al igual que la ira protectora, este tipo de ira no siempre tiene un desencadenante externo. Al expresar enojo, está tratando de intimidar, dominar o controlar a otros o la situación, o está tratando de amenazar. A través de este tipo de ira, intenta compensar en exceso el abuso que experimentó o evitar que vuelva a suceder. Sientes que tienes que atacar primero para sentirte seguro.
La función de este tipo de ira también es protectora, solo que sigue la regla: la mejor defensa es el ataque. Piensas que los demás merecen ser castigados, destruidos, humillados porque esa es la única forma en que serás intocable. Si en el caso de la ira protectora mantenemos a los demás a distancia, en el caso de este tipo de ira mantenemos a los demás abajo, en el suelo. Piensas que si eres el más fuerte y el más agresivo nadie podrá lastimarte. Quieres volverte intocable porque tienes miedo de que si los chicos se acercan, puedan ver tu vulnerabilidad y lastimarte. Las personas felices, ajustadas y realizadas no sienten la necesidad de humillar y lastimar a los demás. Este tipo de ira a menudo se manifiesta en las relaciones en forma de violencia doméstica.

¿Qué ventajas te aporta esta forma de expresar tu enfado?, probablemente puedas imponer tu punto de vista, que te sientas fuerte, que te protejas. ¿Y cuáles son las desventajas? ¿Se las arregla para construir relaciones agradables con los demás? ¿Cómo se relacionan los demás contigo? ¿A quién te recuerda esta forma de relacionarte con los demás?

Es más probable que este tipo de ira se manifieste en forma de agresión verbal o física hacia los demás. Es por eso que los límites que trazas para ti mismo y asumir la responsabilidad de cómo expresas tu ira son esenciales. En primer lugar, es necesario pedir ayuda para cambiar esta forma de protegerse dañando a los demás. Para asumir la responsabilidad de su ira y las consecuencias de su manifestación. Eres tú quien puede poner límites a este tipo de expresión de ira. Es su responsabilidad salir de situaciones en las que sabe que podría volverse agresivo y evitar lastimar a otros.
A largo plazo, es importante aprender a expresar sus necesidades porque es muy posible que la forma en que las exprese, de manera agresiva o dominante, tenga exactamente el efecto contrario al de satisfacer las necesidades.

Si alguien a quien amas expresa su ira de esta manera, es importante saber que es el tipo de ira más comúnmente asociado con la violencia doméstica. Por eso tienes que tomar una decisión: si quieres o no quedarte en una relación donde la persona a tu lado tiene que pasar por un proceso de cambio que puede ser largo y arduo. Si es así, entonces los límites son esenciales y deben dibujarse constantemente. En primer lugar, tienes que ver lo que puedes aceptar y lo que no, cuáles son tus límites y debes ser constante al aplicarlos. A veces, incluso el establecimiento de límites puede percibirse como una amenaza y se producen reacciones de enfado ante los límites, por ejemplo, «No me dices qué hacer» o «Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Te vas a ir? ¿Quién crees que te quiere?
Si le resulta difícil establecer estos límites o siente que está en una situación en la que se siente en peligro, pida apoyo. Puede ser útil hablar con un psicólogo para aprender a establecer límites, o incluso para ver por qué le resulta difícil establecer límites o por qué acepta una situación en la que no se siente seguro.

La ira protectora y sobrecompensatoria son formas de hacer frente a las emociones desagradables. En el primer caso, tratamos de evitar confrontar nuestras propias emociones o acercarnos a otros que nos puedan hacer daño, y en el caso de la sobrecompensación, la tendencia a atacar porque te sientes seguro solo si dominas.
Estas reacciones son patrones de comportamiento muy persistentes, formados a lo largo de muchos años y mantenidos por ciertas ventajas que tenían. Ambos tipos de ira jugaron un papel importante en el pasado, probablemente aprendiste de niño que esta es la única forma de protegerte. Probablemente alguien en la familia se relacionó con situaciones en las que era vulnerable de la misma manera, y aprendiste al observar que esta es la mejor manera de sobrellevar la situación simplemente porque no tenías alternativas más saludables.

Conclusión

La ira tiene una vulnerabilidad detrás, pero es una vulnerabilidad que debes abordar. El apoyo de los demás es importante para ayudarnos a trazar límites y validar nuestras necesidades hasta cierto punto. A menudo evitamos mirar detrás de la ira y abordar lo que realmente nos molesta porque es muy incómodo sentirse expuesto. Pero el esfuerzo por tolerar la incomodidad creada por comprender tus vulnerabilidades puede ser lo que te ayude a sentirte satisfecho contigo mismo y con tu vida o salvar tu relación.

Mi recomendación de lectura para controlar la ira



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