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Por qué no sabemos recibir amor

Descubriendo las barreras que nos impiden amar y ser amados

¿Por qué a veces nos cuesta tanto Recibir amor? ¿Por qué nos encontramos saboteando nuestras relaciones más cercanas y temiendo el compromiso y la intimidad profunda? Muchas veces, las personas que luchan por recibir Amor y aceptación pueden sentirse perdidas, confundidas y solas en su sufrimiento. En este artículo, exploraremos las razones detrás de esta lucha, y discutiremos algunos consejos y herramientas útiles para ayudar a superar estos obstáculos.

«El amor es una de las fuerzas más poderosas y hermosas del universo, pero ¿por qué a veces nos cuesta tanto aceptarlo? Descubre las barreras que te impiden recibir amor y aprende cómo superarlas.»

Introducción

Aunque el amor es una de las experiencias humanas más básicas y deseables, a menudo luchamos por aceptarlo y recibirlo. Desde la infancia, podemos haber aprendido patrones de comportamiento que nos llevan a evitar el amor y la intimidad profunda. Por ejemplo, es posible que hayamos experimentado rechazo, abandono o negligencia emocional de parte de nuestros cuidadores primarios. O, podemos haber sido criados en un ambiente donde el amor se expresaba de manera tóxica o confusa. Estas experiencias pueden dejarnos con cicatrices emocionales profundas, que nos hacen temer el amor y la intimidad.

Barreras emocionales que impiden recibir amor

Las barreras emocionales que impiden recibir amor pueden variar de persona a persona, pero aquí hay algunas de las más comunes:

  1. Miedo al rechazo: A veces, nos resistimos a abrirnos al amor porque tememos ser rechazados o abandonados. Si hemos experimentado rechazo en el pasado, es posible que hayamos desarrollado una «coraza» emocional para protegernos del dolor.
  2. Baja autoestima: La falta de autoestima puede hacernos sentir que no merecemos el amor y la felicidad. Si nos juzgamos a nosotros mismos de manera negativa o creemos que somos «defectuosos», puede ser difícil aceptar el amor y la aceptación de los demás.
  3. Miedo a la vulnerabilidad: A menudo, nos resistimos a la intimidad emocional porque tememos ser vulnerables. Abrirnos al amor significa arriesgarnos a ser lastimados, y esto puede ser aterrador.
  4. Patrones de apego poco saludables: Si hemos experimentado relaciones tóxicas o poco saludables en el pasado, podemos haber desarrollado patrones de apego poco saludables. Esto puede hacernos resistir el amor y la intimidad, ya que estos patrones pueden hacernos sentir cómodos y seguros.

Cómo superar las barreras emocionales de recibir amor

A veces, el amor puede ser una cosa aterradora. Nos encontramos frente a una montaña de sentimientos que no sabemos cómo escalar. Sabemos que deberíamos sentir felicidad, gratitud y emoción cuando alguien nos ama, pero en cambio, sentimos una mezcla de miedo, inseguridad y tristeza. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar el amor que se nos da?

Tal vez es porque hemos sido lastimados antes. Tal vez es porque nos han enseñado que el amor es un campo de batalla y siempre hay que estar alerta. Tal vez es porque nunca nos hemos sentido merecedores del amor de alguien más. Sea cual sea la razón, el hecho es que estas barreras emocionales pueden ser difíciles de superar.

Pero hay esperanza. Si estás dispuesto a trabajar en ello, puedes aprender a recibir amor y permitirte ser amado en la forma en que mereces.

Primero, debes identificar tus miedos y creencias limitantes sobre el amor. ¿Te sientes indigno de amor? ¿Crees que el amor siempre viene con condiciones? ¿Tienes miedo de ser lastimado? Reconocer estas creencias es el primer paso para cambiarlas.

Después, practica la gratitud. Agradece por las personas en tu vida que te aman y te aprecian. Practica la gratitud por ti mismo también, por ser quien eres y merecer amor.

Luego, trabaja en tu autoestima. Aprende a amarte a ti mismo primero. Haz cosas que te hagan sentir bien contigo mismo, como ejercicio, leer un buen libro o disfrutar de tus pasatiempos favoritos.

Finalmente, sé vulnerable. Aprende a abrirte y compartir tus sentimientos con las personas que te aman. Permíteles que te amen por quien eres, con tus imperfecciones y fortalezas.

Recibir amor puede ser difícil, pero no es imposible. Con trabajo, práctica y paciencia, puedes superar tus barreras emocionales y permitirte ser amado de la forma en que mereces.

Para muchas personas, es más difícil recibir que dar regalos relacionales. La mayoría de nosotros no recibimos fácilmente los elogios, el aprecio verbal y el aliento genuino porque se estrellan contra los muros protectores que hemos construido alrededor de nuestras almas.

¡Pero te dije que te amo! ¿Qué quieres más?

Cuando se trata de relaciones amorosas, las cosas pueden ser bastante diferentes de lo que solíamos pensar. Una de las ideas más promovidas enfatiza que podemos mantener la felicidad unida si constantemente damos lo que el ser querido necesita recibir. Pero lo que he notado como terapeuta de parejas es que para muchas personas es más difícil recibir que dar regalos relacionales. La mayoría de nosotros no recibimos fácilmente los elogios, el aprecio verbal y el aliento genuino porque se estrellan contra los muros protectores que hemos construido alrededor de nuestras almas. Trabajamos duro para finalmente aprender a verbalizar las palabras mágicas, a expresar nuestro cariño y emociones hacia la persona que tenemos al lado, y con todo eso, lo que obtenemos a cambio es una reacción como: no es suficiente. Y surge la pregunta pertinente, ¿por qué sucede esto o cómo podemos explicar este fenómeno relacional?

La respuesta la obtenemos de la teoría Imago (una de las visiones más complejas sobre las relaciones de pareja) que llama nuestra atención sobre fantasmas relacionales del pasado que, nacidos de experiencias tanto positivas como negativas, nos recuerdan los momentos en los que fuimos amados de verdad. y aquellas en las que nos dolió mucho- y todas ellas se introducen en la relación de pareja y nos influyen más de lo que nos gustaría creer.

Las relaciones del pasado, especialmente las de la infancia y las experiencias con un alto grado de intimidad, moldean nuestros hábitos de relación tanto de pareja como en la relación padre-hijo.

Así, eso maravilloso que nace entre dos personas, conocido en el lenguaje común como relación, se compone de lo que vemos y escapa a la mirada, de lo que sabemos/conscientes y de lo que está profundamente enterrado en nuestra memoria emocional. Y cuando se trata de nuestras relaciones, lo que no sabemos sobre nosotros mismos y el otro es tan importante, si no más importante, que lo que ya sabemos. Ya no es una sorpresa para el lector rumano que gran parte del tiempo vivimos en las sombras, estando ciegos, desconectados de nosotros y atrapados en el estado de piloto automático, terminando así reaccionando a las manifestaciones positivas de nuestros socios, en lugar de responderles. Reanudando así una y otra vez las mismas acciones ineficaces que solo nos traen resultados negativos. En resumen, cabe destacar que, la razón por la que las personas no pueden recibir amor es porque no pueden aceptar la apreciación de los rasgos, talentos y cualidades que niegan, ni pueden recibir los dones que sus padres no les permitieron tener. En esencia, el autorrechazo y el autosabotaje les impiden recibir lo que necesitan para sanar las heridas de su alma.

En este punto, la mente probablemente recurrirá a la tarareadora estrategia del amor propio. Es solo que en este proceso rara vez llegamos a aceptar aquellas partes de nosotros que han sido negadas, rechazadas u olvidadas, y que a menudo terminamos proyectando en quienes nos rodean (parejas o hijos). Por lo tanto, la teoría de Imago viene con una recomendación contraria a la intuición, la solución curativa es amar esos rasgos, hábitos, actitudes y comportamientos en el otro que nos causan la mayor frustración, que presionan nuestros «botones de locura». Y que pueden estar entre las cosas más comunes: rápido enojo, constante crítica, grandiosidad, etc. En cuanto a las proyecciones, cabe destacar que lo que rechazamos en nosotros mismos, tendemos a verlo en los demás, y especialmente en nuestra pareja.

Así, la clave está en aceptar y amar en el otro las partes feas que tiene, de hecho terminando amando también las que hay en nosotros. Este fenómeno es posible porque el cerebro humano no diferencia entre el amor propio y el amor por los demás. La reacción interna, la química emocional es la misma, no importa cuál sea el objeto de nuestros sentimientos. Así, cuando mostramos comprensión, tolerancia y aceptación hacia los errores de nuestra pareja, de hecho el beneficio se duplica. Porque todo este reportaje también se refleja en nosotros mismos. Y este proceso es mucho más fácil si:

  1. Reconocemos que el ser amado tiene ciertos rasgos que nos activan emocionalmente y que de alguna manera están conectados con nosotros.
  2. Nos preguntamos cómo estos rasgos llegaron a ser útiles para que la pareja/hijo sobreviviera o funcionara;
  3. Mostramos compasión hacia el otro cuando se involucra en comportamientos que rechazamos.
  4. Nos preguntamos en qué medida lo que rechazamos en el otro es también un rasgo nuestro.

La moraleja del día es que, muchas veces, para aprender a recibir algo positivo, necesitamos aceptar los defectos que vemos en los demás y que son más nuestros, solo que nos hemos acostumbrado a albergarlos en la persona de la persona a nuestro lado. Y solo después de habernos permitido ser vulnerables y aceptar nuestra «sombra» (el lado oscuro que rechazamos) podremos recibir los regalos emocionales de una relación.

Conclusión

En resumen, el amor es una de las emociones más hermosas y poderosas que podemos experimentar como seres humanos, pero no siempre es fácil de recibir. Hay muchas barreras emocionales que nos impiden abrirnos y aceptar el amor que se nos da.

Puede ser miedo a ser vulnerables, miedo a ser lastimados, creencias limitantes sobre el amor o simplemente falta de autoestima. Pero si nos permitimos trabajar en estos problemas y aceptar el amor que se nos da, podemos encontrar la felicidad y la satisfacción que anhelamos.

Al final del día, todos merecemos amor y afecto en nuestras vidas. Así que no te rindas en la búsqueda de este amor. Abre tu corazón y permite que los demás te amen por quien eres, con todas tus imperfecciones y fortalezas. El amor es la fuerza más poderosa del universo, y cuando lo recibimos y lo compartimos, podemos cambiar el mundo.



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