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¿Dónde se pierde el deseo sexual?

El Deseo Sexual es una parte importante de la vida de cualquier persona. Sin embargo, a menudo nos encontramos en situaciones en las que simplemente no tenemos ganas de tener relaciones sexuales. A veces, esto puede ser un problema temporal, pero cuando se convierte en un patrón constante, puede ser preocupante. ¿Por qué perdemos el deseo sexual y qué podemos hacer al respecto?

El Deseo sexual puede desvanecerse por varias razones. Algunas de estas razones son físicas, mientras que otras son emocionales o psicológicas. En algunos casos, la pérdida de deseo sexual puede ser el resultado de una combinación de factores.

MotivosDescripción
EstrésLa presión laboral, los problemas económicos o las preocupaciones personales pueden disminuir el interés por el sexo.
DepresiónLa tristeza y la falta de energía que provoca la depresión pueden afectar negativamente la libido.
AnsiedadLa ansiedad y los trastornos de ansiedad pueden generar miedo al rendimiento sexual o al rechazo de la pareja, lo que reduce el deseo sexual.
CansancioLa fatiga y el agotamiento físico pueden reducir el deseo sexual.
MedicamentosAlgunos medicamentos, como los antidepresivos, los antipsicóticos o los antihipertensivos, pueden afectar la libido.
EnfermedadesLas enfermedades crónicas, como la diabetes, el cáncer o la artritis, pueden reducir la libido debido a los cambios físicos que producen.
Problemas hormonalesLos desequilibrios hormonales, como la menopausia, el hipotiroidismo o la baja testosterona, pueden afectar la libido.
Conflictos de parejaLa falta de comunicación, la rutina o los problemas emocionales dentro de la relación pueden afectar el deseo sexual.
Trauma o abuso sexualLos traumas o abusos sexuales pueden generar miedo o dolor durante las relaciones sexuales, lo que reduce el deseo sexual.
Baja autoestimaLa falta de confianza en uno mismo y en su atractivo sexual puede disminuir el deseo de tener relaciones sexuales.
Uso excesivo de pornografíaEl uso excesivo de la pornografía puede generar una disminución en la excitación ante los estímulos sexuales reales.
AdiccionesLas adicciones, como el alcoholismo o la drogadicción, pueden afectar la libido y el rendimiento sexual.
Estilo de vida poco saludableLa falta de ejercicio físico, el consumo de alimentos poco saludables y el sedentarismo pueden afectar la libido y la salud sexual en general.

Causas físicas de la pérdida de deseo sexual

Una de las causas más comunes de la pérdida de deseo sexual en hombres y mujeres es una disminución en los niveles de hormonas sexuales. La testosterona es una hormona sexual que es importante tanto para hombres como para mujeres. Los niveles de testosterona en el cuerpo pueden disminuir debido a la edad, una enfermedad crónica, una lesión o una cirugía.

Otra causa física común de la pérdida de deseo sexual es el uso de ciertos medicamentos. Los antidepresivos, los medicamentos para la presión arterial y los medicamentos para la ansiedad pueden disminuir el deseo sexual. También es posible que las personas experimenten una disminución del deseo sexual debido a una enfermedad o lesión física, como la diabetes o una lesión en la médula espinal.

Causas emocionales y psicológicas de la pérdida de deseo sexual

La pérdida de deseo sexual también puede ser causada por factores emocionales o psicológicos. El estrés, la ansiedad, la depresión y los problemas de relación son algunas de las causas emocionales más comunes de la pérdida de deseo sexual. También es posible que las personas experimenten una disminución del deseo sexual debido a una baja autoestima o a problemas con la imagen corporal.

Además, el abuso sexual, la violencia doméstica y otros traumas pueden tener un impacto significativo en la vida sexual de una persona. Las personas que han experimentado traumas pueden tener dificultades para conectarse emocionalmente con su pareja o pueden tener miedo de ser vulnerables en situaciones sexuales.

¿Qué puedo hacer si pierdo el deseo sexual?

Si ha experimentado una pérdida del deseo sexual, es importante hablar con su médico. Su médico puede realizar un examen físico y hacerle preguntas sobre su salud y su vida sexual para determinar si hay algún problema físico que pueda estar causando la pérdida del deseo sexual.

Si no hay una causa física evidente, puede ser útil hablar con un consejero o terapeuta sexual. Estos profesionales pueden ayudarle a identificar las causas emocionales o psicológicas de su pérdida de deseo sexual y proporcionarle herramientas para superar estos problemas.

Además, es importante comunicarse abiertamente con su pareja sobre sus sentimientos y preocupaciones. Juntos, pueden encontrar formas de abordar cualquier problema de relación o emocional que pueda estar afectando su vida sexual.

La historia de varias parejas se define inicialmente por mucho sexo y poca intimidad afectiva, y más adelante, la interacción de los socios es más rica en conexión sentimental, pero el sexo parece menos.

Como psicoterapeuta relacional, a menudo vienen a mi oficina parejas cuya conexión ha evolucionado de una manera bastante interesante. La historia de varias parejas se define inicialmente por mucho sexo y poca intimidad afectiva, y luego su interacción es más rica en conexión sentimental, pero el sexo parece menos. Realidad que muchas veces va de la mano con muchas de las teorías que hemos leído y que nos dicen que para aumentar la satisfacción sexual necesitamos la seguridad de la conexión afectiva. Pero, ¿cuál es la explicación detrás de este fenómeno relacional?

Toda relación de apego saludable se basa en dos pilares: la dependencia y la independencia

Si analizamos un poco la realidad aplicando el pensamiento relacional propuesto por Esther Perel -una de las voces más originales y penetrantes del mundo en lo que se refiere a la vida conyugal y la intimidad sexual- podríamos confirmar estas teorías, pero lo que se les escapa es el hecho. que toda relación de apego saludable se basa en dos pilares: la dependencia y la independencia.

Para cultivar la seguridad de una relación, necesitamos la cercanía, manifestada en todas sus formas: desde la proximidad física hasta la unión afectiva y hasta el compartir los pensamientos más íntimos y abstractos. Pero, si esta cercanía lleva a una simbiosis total, entonces termina extinguiendo, lenta y seguramente, uno de los elementos más importantes de la intimidad sexual: el deseo. Así llegamos a la segunda pregunta: ¿Qué pasa con el tiempo con el deseo, dónde se pierde? La realidad de la vida cotidiana nos muestra el siguiente hecho: se derrumba cuando los dos cónyuges olvidan o no pueden ejercer su independencia, cuando quedan atrapados en una cercanía asfixiante y se pierde el azar o el espíritu de aventura. Además, si la independencia llega a ser demasiada, se disuelve la relación, y la vida de pareja se convierte en otra cosa,

Un aspecto sorprendente del poder relacional surge cuando les hago la siguiente pregunta a mis clientes: ¿Cuándo te sientes más atraído por tu pareja? Una pregunta a la que te invito a responder, antes de seguir leyendo este material.

Bueno, ¿qué respuestas obtuviste?

Me atrevo a creer que te han venido a la mente respuestas parecidas a las que recibo con más frecuencia en la oficina: cuando está lejos, cuando se viste diferente y se prepara para una reunión, cuando el otro es inalcanzable, cuando es misterioso, cuando es competente en lo que hace, cuando irradia energía, cuando se ocupa de lo que le apasiona, cuando es admirado y apreciado por quienes lo rodean. En otras palabras, cuando tenemos la oportunidad de ver a nuestra pareja en su singularidad, cuando hace algo específico que no tiene que ver con nosotros, cuando aparece una ola de novedad y sorpresa que nos hace notar las diferencias entre nosotros y el otro. en esos momentos se crea un espacio psicológico que puede llenarse con la energía del deseo (incluido el deseo sexual).

La idea básica que podemos extraer fácilmente de estas respuestas es la siguiente: la distinción entre mi pareja y yo (mi pareja) es una condición del vínculo sexual, así como la cercanía es la base del vínculo afectivo.

En resumen, como se describe en » El niño invisible «, mi libro sobre la danza relacional entre padres e hijos, también en la interacción entre dos compañeros, el apego saludable conduce a la independencia, al deseo de exploración con la posibilidad de volver y compartir. Durante la infancia, todos tenemos que encontrar un equilibrio personal entre la dependencia efectiva y necesaria de nuestros padres, o de nuestros iguales, y la necesidad de independencia.

Así, entramos en relaciones de pareja con un legado emocional recogido desde la infancia. Una herencia en la que la danza relacional aprendida dictará nuestros pasos relacionales. Todos oscilamos entre las dos necesidades esenciales, cuya intensidad y prioridad fluctúan de una etapa a otra de la relación. Sin una cercanía lo suficientemente fuerte no conseguimos satisfacer nuestra necesidad de dependencia, pero después de un tiempo, si no tenemos suficiente tiempo para nosotros mismos (para expresar nuestra independencia), fácilmente nos vemos envueltos en una claustrofobia relacional que mata el deseo. porque todos queremos cercanía, pero no tanto como para sentirnos atrapados en su trampa.

Para reavivar el deseo, es útil conocer las sombras de la intimidad y dar al otro la libertad de vivirse a sí mismo

Así, el fenómeno relacional descrito al inicio del artículo puede explicarse psicológicamente de la siguiente manera: al inicio de la relación el deseo es alto, porque hay una distancia emocional que recorrer, aquí no necesitamos cultivar nuestra distinción y honrar nuestra independencia porque aún estamos separados Pero, a medida que la distancia disminuye el cautiverio, acaba eclipsando el deseo y entonces aparece el hastío, la familiaridad y la falta de curiosidad. Y, para reavivar el deseo, es útil conocer las sombras de la intimidad y ofrecer al otro la libertad de vivirse a sí mismo, de conquistar el mundo y volver a nosotros para celebrar juntos el éxito.

Conclusión

Perder el deseo sexual puede ser un problema difícil y complicado, pero es importante recordar que no está solo/a en esto. Muchas personas experimentan una pérdida del deseo sexual en algún momento de sus vidas y hay muchas opciones disponibles para ayudarle a superar este problema.

No permita que la pérdida del deseo sexual afecte su vida. Hable con su médico, un consejero o terapeuta sexual y su pareja. Juntos pueden encontrar soluciones para ayudarle a recuperar el deseo sexual y mejorar su vida íntima.

Recuerde que su vida sexual es una parte importante de su vida y merece atención y cuidado. No se rinda y siga buscando la ayuda que necesita para recuperar su deseo sexual y vivir una vida sexual satisfactoria y plena.



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