Todavía no existe un antídoto para el virus despiadado que ha puesto al planeta en espera. Pero nosotros, como especie, poseemos instintivamente una de las herramientas más importantes para cuando las cosas se ponen difíciles: la Risa.

Más allá del cuidado que es necesario dar a la higiene física, es igualmente recomendable no perder el sentido del humor en todo este tiempo, para mantener nuestro bienestar. Y es fácil entender que lo necesitamos, porque si por un lado nos alivia, por otro nos ayuda a mantener nuestras relaciones lo más cercanas posible. Además, no podemos excluir el hecho de que, aunque a primera vista pueda ser una respuesta instintiva, la risa implica la actividad de varias regiones del cerebro.

Parece difícil de creer, pero la gente se ríe antes de aprender a hablar.

En este sentido, se utilizó mucho antes de que el lenguaje se convirtiera en una forma de comunicación. Además, en niños de 17 días se podrían identificar formas de la misma, incluso en el caso de aquellos con dificultades auditivas o visuales. De donde sacamos la conclusión de que desde la más tierna infancia disponemos de este mecanismo de defensa, que luego podremos utilizar a lo largo de nuestra vida.

7 verdades sobre la risa descubiertas por la ciencia…

1. La risa rara vez se relaciona con el humor

Se realizó un estudio sobre la risa y se incluyó en Laughter: A Scientific Investigation , de Robert R. Provine (Profesor de Psicología y Neurociencia en la Universidad de Baltimore). Específicamente, él y algunos de sus asistentes escucharon conversaciones en los centros comerciales locales, y de un total de 1200 aciertos de diversión natural, solo el 10% de ellos resultó de una broma. La conclusión de Provine fue que «la risa tiene una función de unión entre las personas de un grupo». Básicamente, es la razón perfecta para «abusar» de él en este período, cuando incluso las bromas ya no tienen el mismo sabor. Podemos usarlo para cambiar todas nuestras psiques.

2. Y los monos y las ratas se ríen respectivamente.

Puede sonar gracioso a primera vista, pero los especialistas han realizado estudios para argumentar la afirmación anterior. Más específicamente, la presidenta de Gorilla Foundation, Penny Patterson, afirma que Koko, el gorila conocido por sus habilidades «lingüísticas», solía emitir sonidos como «jo-jo» cuando veía a los visitantes que le gustaban. Además, el investigador Jaak Panksepp (de la Universidad Estatal de Bowling Green) y sus alumnos notaron que los roedores, cuando se les hacía cosquillas mientras dormían, emitían ruidos que clasificaron como risas. Entonces, si los primates y otros mamíferos tienen estas habilidades, también podríamos aprovecharlas al máximo.

3. Las parejas que ríen juntas… permanecen juntas

La primera cita es fundamental para probar la posible compatibilidad entre los futuros amantes. Y en tal contexto, cada uno de nosotros hace lo mejor que puede para venderse a sí mismo (enfatizando nuestras fortalezas y analizando cuidadosamente los gestos y respuestas del otro, hechos para complacernos). También es importante recurrir a la diversión en esos momentos de evidente incomodidad. Cuanto más logremos relajarnos y ser más naturales, más probable será que tengamos una segunda cita.

Y debido a que la risa juega un papel importante en la dinámica marital, el profesor de psicología Robert Levenson (de la Universidad de California, Berkeley) invitó a varias parejas a su laboratorio y les pidió a cada miembro que mencionara algo que les molestara del otro. Aquellos que respondieron ayudándose unos a otros con la risa no solo experimentaron mayores niveles de satisfacción marital, sino que también sobrevivieron más tiempo juntos, en comparación con las parejas que ni siquiera mostraron una sonrisa. Puede ser difícil para nosotros encontrar nuestro equilibrio emocional todo el tiempo, pero el hombre tiene la capacidad de adaptarse y tiene una flexibilidad asombrosa, incluso en esta situación absurda entrelazada con la incertidumbre. Podemos usar todas las palancas a nuestra disposición para armonizar nuestra pareja .

4. La risa controla nuestro cerebro

Los estadounidenses usan el proverbio Fíngelo, hasta que lo logres («Fíngelo, hasta que lo logres»). Estudios especializados demuestran que, aunque nos riamos sin motivo, el simple gesto tiene la capacidad de hacer que los lóbulos frontales se relajen, transmitiendo a su vez, a nivel cortical, un estado de bienestar. Además, si vemos a alguien riendo, podemos notar automáticamente cómo sonreímos también, instintivamente. Al respecto, Sophie Scott (neurinvestigadora del University College London) estudió la actividad cerebral de varias personas mientras reían y notó que esto activaba la región cortical premotora (encargada de preparar los músculos faciales para moverse). No solo creamos una sensación de bienestar, sino que también ponemos en marcha nuestro sistema nervioso.

5. La risa quema calorías

La mayoría reflexionamos con escalofríos sobre los kilos que acumulamos mientras dejamos de tener actividad física y nos comemos compulsivamente todas las delicias que nos preparamos, descubriendo nuestras insospechadas dotes gastronómicas. Y sin embargo, más allá del movimiento que intentemos hacer (ya sea con la ayuda de máquinas o con instructores a través de tecnología online), según un estudio realizado en la Universidad de Vanderbilt, 10-15 minutos de diversión al día pueden quemar hasta 40 calorías. Podemos relajarnos y pasar un buen rato, pero también podemos mantenernos en forma. Si además consideramos ver programas de comedia stand-up, podemos decir que entrenamos como en el gimnasio.

6. La risa es la mejor medicina

Este es uno de los dichos más antiguos. Pero parece que, detrás de este viejo dicho, estudios científicos realizados en la Universidad Lima Linda nos demuestran que la risa mejora la memoria de los adultos que han llegado a la mayoría de edad. Y los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland han demostrado que las películas de comedia mejoran la función de los vasos sanguíneos entre las personas de 20 y 30 años, mientras que otros estudios han señalado que ver pasajes divertidos tiene un efecto positivo en la inmunidad, pero también en la normalización de la sangre. azúcar y dormir. Más allá de la salud física, también es importante tener en cuenta la salud mental: lo físico y lo mental tienen una acción simbiótica. (Cualquiera de los cuales se vería afectado, automáticamente produciría desequilibrios en el otro también).

7. El sentido del humor viene de familia

Las familias en las que predomina el humor son aquellas en las que se registró un ambiente cálido y cercano. No es raro que se nos compare a lo largo de nuestra vida con nuestros padres o abuelos, tanto por ejemplos positivos como menos positivos. En un estudio de la Universidad Northwestern de más de 300 personas, Claudia M. Haase (coautora del estudio) señala que «las personas con alelos cortos en el gen 5 de HTTLPR pueden prosperar en un ambiente positivo y sufrir negativamente en uno, mientras que las personas que tienen estas largas secuencias de ADN son menos sensibles a las condiciones ambientales». Cabe señalar que este gen en particular se utilizó generalmente para estudiar la depresión; pero de esta forma también podría asociarse a estados emocionales positivos.

Necesitamos, ahora más que nunca (más allá de cualquier reinterpretación de lo normal), momentos de relajación, una preservación del contacto con la realidad anterior al aislamiento. Por eso es vital recordar sonreír y reír siempre que tengamos la oportunidad. Y si no lo tenemos con demasiada frecuencia, hagámoslo de tal manera que no pase un día sin crear al menos un momento divertido en nuestra familia. Todos nos vemos afectados por diversas razones por la pandemia del COVID-19, pero es necesario sacar lo mejor de lo que tenemos. Y si miramos a nuestro alrededor y notamos que estamos rodeados de familia, de amor, del calor del hogar, si nos damos cuenta de que las personas queridas están sanas, entonces tenemos todos los motivos para reírnos y disfrutar de todo lo que vivimos. Conviene no olvidar que, por difícil que sea.