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4 indicadores que demuestran que la ansiedad está más cerca de nosotros de lo que pensamos

Un ejercicio difícil para los extrovertidos que siempre están a la carrera y rara vez llegan a casa a una hora razonable. Y estamos convencidos de que muchas personas se encuentran en este escenario. Si en un principio las cosas iban a otro ritmo, con el paso del tiempo las malas noticias siguieron llegando y las restricciones se hicieron cada vez más severas. Automáticamente, de manera subconsciente, hicimos pensamientos que hicieron que el nivel de Ansiedad aumentara gradualmente. La preocupación persistente trae consigo la somatización, siendo entre las reacciones más conocidas el aumento del ritmo cardíaco, el estrés gastrointestinal, la sudoración, un nudo en la garganta, etc. La ansiedad se abre camino donde surge la inseguridad. Entonces, encontró el momento perfecto para entrar en su propio.

Según estudios especializados, existen algunas manifestaciones de ansiedad sutiles y extremadamente fácilmente reconocibles, más allá de la sintomatología específica. Comprender estas cuatro manifestaciones es esencial porque muchos de Nosotros caemos en la negación cuando se trata de ansiedad. Por tanto, si no somos conscientes del origen del dolor, no podremos encontrar las estrategias adecuadas para aliviarlo.

1. Insomnio

La mayoría de las veces, cuando un problema nos apremia, la primera reacción automática es no poder conciliar el sueño, porque la mente está en constante búsqueda de soluciones. La psicóloga Jill Stoddard afirma que «las personas pueden experimentar una variedad de problemas para dormir cuando están ansiosas: dificultad para conciliar el sueño, despertarse en medio de la noche y dificultad para conciliar el sueño». Y todos nos hemos enfrentado a estos sentimientos al menos una vez en nuestras vidas.

Brandon Peters (neurólogo, especialista en somnología, pero también autor del libro Sleep Through Insomnia) sostiene que «centrarse en mejorar el sueño tiene efectos beneficiosos tanto sobre el sueño como sobre la ansiedad». Sus recomendaciones para combatir el insomnio son claras, entre ellas, limitar el consumo de café y alcohol, mantener la misma hora de acostarse, quitar de la vista los despertadores y exponerse a la luz del día al menos una vez al día. Los estudios han demostrado que cuando el dormitorio está ventilado, sin fuente de luz artificial, en ausencia de ruidos y ausencia de aparatos (al menos una hora antes de acostarse), pero con la práctica de la atención plena, es posible lograr una buena calidad. dormir. Entonces, más allá de la higiene física y de la vivienda, también es necesaria una adecuada higiene mental.

2. Olvidar

Seguro que nos pasa que empezamos a olvidar cosas, incluso las más mundanas. La mayoría de las veces, sin embargo, nos molestamos cuando nos sucede, especialmente si no habíamos escrito las ideas relevantes, con base en las cuales construimos varias estrategias, independientemente del nivel de interés. Ya sea que la tecnología nos supere (a través de la multitud de aplicaciones que aprendemos a usar) o ponga a prueba nuestra paciencia, todos necesitamos un pensamiento claro y lúcido sin distracciones. Los psicólogos afirman que estas tareas se retienen a través de la memoria de trabajo. También hay una investigación realizada en 2016, al respecto, que demuestra que la ansiedad influye negativamente en este tipo de memoria. Aleksandra Parpura, gerontóloga y fundadora de Perspectives on Aging en Chevy Chase, dice que “cualquier cosa que nos relaje, también nos ayuda con la memoria, ya que la relajación involucra al sistema nervioso parasimpático». Entonces, para mantener la memoria el mayor tiempo posible, Podemos recurrir con confianza a clases de yoga, pilates, ballet, mindfulness o podemos construir rompecabezas o sudoku o adoptar cualquier forma de relajación.

3. Dificultad para concentrarse

La avalancha de noticias cada vez más lúgubres, así como las noticias de última hora que aparecen a cada paso, tienen efectos adversos en nuestra psiquis. Uno de los problemas a los que nos enfrentamos y por los que luchamos es precisamente el foco de atención. Si hasta ahora había que hacer las mismas cosas a diario, se han vuelto más difíciles de poner en práctica, ya que casi todo se realiza online. Ya sea que estemos hablando de teletrabajo, reuniones o actividades deportivas, todo sucede con la ayuda de la tecnología. Podríamos decir que nos deshicimos del cuidado de la ropa, pero al mismo tiempo perdimos esos momentos que nos dedicábamos a nosotros mismos (por ejemplo, el camino de la oficina a la sala de pilates fue una buena oportunidad para poner en orden tus pensamientos y disfrutar de la naturaleza, aunque sea durante media hora).

Los especialistas acuden en nuestra ayuda con soluciones en esta situación. Por un lado, nos insta a ser amables con nosotros mismos, a aceptar nuestros defectos (al menos ahora) y, por otro lado, a priorizar nuestras tareas para el día que tenemos por delante. Al mismo tiempo, es fundamental hacer un descanso cada 45 minutos. Pero es importante que las pausas no se aprovechen sólo para consultar las noticias (ya se trate de los teléfonos o de la tele), sino varias veces al día, en horarios programados por nosotros mismos. Pero si notamos que estamos rebuscando en el teléfono por reflejo, es importante parar, mantener la mente ocupada con los pensamientos que tenemos en ese momento y posponer al máximo el manejo del dispositivo. Pero para tener resultados tangibles, vale la pena practicar este ejercicio por un período más largo (solo para distanciarnos del consumo excesivo,

4. Irritabilidad y nerviosismo

Pasar 24/7 entre cuatro paredes, con las mismas personas, con múltiples necesidades y espacio insuficiente puede ser una buena ocasión para la irritación y el enfado. Nadie es perfecto y todos tenemos mejores o peores estados de ánimo, días más fáciles o más abrumadores en el trabajo. Pero en toda esta confusión, es importante conocer la ansiedad y domarla antes de que genere ira. ¿Cómo podemos hacer esto? Darse cuenta de que detrás de una reacción hay otras emociones difíciles que se han acumulado y que esto es solo la gota que colmó el vaso. Así podemos retirarnos y calmarnos, o compartir los estados emocionales que nos prueban con las personas de nuestro entorno.

Más sobre lo que podemos hacer

Si elegimos la primera opción, de tranquilidad en nuestro propio caparazón, podemos practicar la respiración abdominal, visualizando un lugar querido donde nos sentimos bien, que podemos imaginar visitando, centrándonos en despertar los cinco sentidos. Aquí es donde los libros de mindfulness pueden ser una muy buena opción para cultivar nuestra relación con nuestros propios estados y sentimientos.

Si nos decantamos por la segunda opción, podemos expresar nuestra vulnerabilidad sin evitarla solo por miedo a ser juzgados, siendo la humanidad parte de nosotros, independientemente de lo que vivamos. Es recomendable hablar con las cartas boca arriba, cuando algo nos incomoda. Porque por un lado estamos descargando y por otro, la solución puede venir de donde menos lo esperamos. El coraje de ser vulnerable y La danza del miedo son dos libros que pueden ayudarnos a reinventar la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y nos comunicamos con personas de confianza.

Eso sí, siempre podemos acudir a un especialista para que diseccione las dificultades por las que estamos pasando. Y la Página de Psicología cuenta con una red internacional de psicoterapeutas que te pueden ayudar en este sentido. Pero cualquier paso es bienvenido. Ahora, más que nunca, necesitamos un escudo defensivo. Y esto sólo puede consistir en la calidad de nuestras relaciones. No existe un antídoto para aniquilar el COVID-19, pero la inmunidad se ve reforzada no solo por varios nutrientes, sino también por un sistema emocional bien sintonizado.

Está en nuestro poder cuidarnos entre todos, tanto física como mentalmente. El distanciamiento social no excluye la cercanía emocional. Como resultado, tal vez sea hora de enfocarnos en lo que más tenemos: nuestras relaciones. No importa cuán solos nos sintamos, vale la pena recordar constantemente que la realidad es diferente. Y si miráramos objetivamente, nos daríamos cuenta de que lo que experimentamos es natural. Y si cambiáramos el día de una sola persona (a través de una llamada telefónica o un gesto de bondad), crearíamos un ritual y un intercambio de energías que nos ayudaría a cambiar nuestro estado de ánimo y pasar por la vida más fácilmente.



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