En la agitada vida moderna, la mayoría de nosotros queremos hacer cambios lo más rápido posible y, en un tiempo récord, tener en nuestro repertorio de comportamientos y acciones una serie de habilidades y hábitos que transformarán nuestra vida. Una simple búsqueda en Google revela que muchos expertos creen que se tarda unos 21 días en desarrollar un nuevo hábito; ¿Pero, es realmente así? 

Por curiosidad acerca de este intervalo de 21 días, estudié el trabajo del psicólogo británico  Jeremy Dean , una autoridad en el campo y autor de un libro sobre cómo cultivar y romper hábitos. 

21 ser el número mágico? 

En la literatura profana, pero también en algunos libros especializados, parece que el 21 se ha convertido en el número mágico, que, si lo respetamos, se manifestarán en nuestra vida cosas positivas y muy deseadas. 

Según el psicólogo Jeremy Dean, todo habría partido de un libro publicado hace más de 60 años, alrededor de 1960 para ser exactos, en el que el autor destacaba que los pacientes con extremidades amputadas necesitarían unas tres semanas para acostumbrarse a la falta de esto, y también el Dr. Maxwell Maltz (el autor en cuestión) dedujo que las personas probablemente necesitarían 21 días para acostumbrarse a cualquier cosa. Parece que a partir de ese momento, aunque sin ninguna base científica, el 21 se convirtió en la debilidad de la mente de muchos autores, quienes tomaron la idea del Dr. Maltz y la extendieron a otros muchos aspectos de la vida: dejar de fumar, detener el consumo. de azúcar, Adquiriendo Nuevas Habilidades deportivas, adquiriendo nuevas habilidades artísticas o cualquier otra cosa que podamos imaginar. 

La primera conclusión hasta aquí parece bastante obvia: el ser humano necesita más días para cambiar, y si nos damos cuenta de que no encajamos en ese intervalo de 21 o 28 días no significa que seamos defectuosos o atípicos; simplemente significa que la teoría no tiene mucho que ver con la realidad extendida. Probablemente también existan diferencias importantes entre la forma en que el amputado aborda una situación y el hombre que busca estrategias para mejorar su estilo de vida. 

254 días parece ser una cifra más cercana a la realidad 

Por supuesto, la perseverancia de los científicos no se quedó ahí, y el University College de Londres llevó a cabo una extensa investigación para desentrañar el misterio: ¿cuántos días necesita un ser humano para desarrollar nuevas rutinas y hábitos? Y la respuesta es: en promedio, 66 días. Y otra conclusión del citado estudio es que no todo se desmorona si nos saltamos uno o dos días en este intervalo de 66 días. 

Pero la realidad es más interesante que eso, porque la investigación nos muestra que obviamente hay grandes variaciones en el marco de tiempo requerido para desarrollar nuevas habilidades, y para algunas más complejas, incluso necesitamos hasta 254 días. Más en broma, más en serio, Jeremy Dean dice que en menos de 21 días es posible desarrollar una rutina como: bebo agua después del desayuno; mientras que otros pueden tardar 66 días en acostumbrarse a comer una fruta. 

Algunos hábitos son más difíciles de adquirir que otros, pero juntos lo hacemos mejor

El psicólogo británico también nos dice que el hábito de hacer ejercicio parece ser el más difícil de adquirir; mientras que, incluso después de 84 días, para la mayoría de las personas, los abdominales u otros ejercicios físicos no se convierten en un hábito. En cuanto al esfuerzo que se requiere para formar nuevos hábitos y costumbres, el período inicial tiene mucho peso, ya medida que pasa el tiempo, se requiere aún más esfuerzo. Aunque estamos progresando, se requiere un esfuerzo aún mayor a medida que avanzamos en el proceso. Como cuando nos disponemos a subir a pie las escaleras de un edificio de ocho pisos, al principio la experiencia parece desafiante, pero a medida que nos acercamos a los últimos pisos, el esfuerzo que implica aumenta. 

La segunda conclusión nos muestra que los hábitos se forman más lentamente de lo que pensaríamos a primera vista; para algunas de las habilidades, las personas necesitan hasta un año para que se conviertan en parte de su repertorio diario. 

Las observaciones científicas también llaman nuestra atención sobre el hecho de que factores como la emoción y la novedad pueden tener efectos beneficiosos en el proceso de cambio. Si nuestro plan se lleva a cabo en un nuevo contexto de vida, por ejemplo nos hemos mudado a una nueva casa y con esta mudanza pretendemos correr más en el parque, la probabilidad de éxito es mayor que si hacemos tal plan en nuestro antiguo hogar—donde hay otros hábitos bien definidos. Pero el contexto también puede referirse a otras personas, lo que nos dice que quienes nos rodean tienen más influencia sobre nosotros de lo que pensamos, y que juntos podemos lograr el cambio más fácilmente.