Efectos de presenciar la violencia en el desarrollo infantil

Como ya se mencionó, la Violencia, incluso cuando es presenciada, causa efectos muy negativos tanto a corto como a largo plazo.

Suele ocurrir que los niños no son testigos directos de los episodios de violencia porque quizás están en otra habitación o porque descansan en esos momentos, pero en cualquier caso, de hecho, perciben sus efectos de todos modos .

Seguramente presenciar episodios de violencia doméstica significa directamente que el niño sufra violencia psicológica . Tales ataques perjudican su desarrollo de sí mismo y su competencia social .

En estos casos, los niños, de simples «testigos» de la violencia, se convierten en verdaderas «víctimas» .

A menudo pueden escuchar el ruido ensordecedor de golpes, rotura de objetos, gritos, amenazas, insultos, humillaciones, llantos desesperados, o percibir la tristeza, angustia, desesperación, miedo y terror de la víctima, que, muy a menudo, es la propia madre (Luberti, Pedrocco, Biancardi).

Efectos de la violencia en el niño

Trastorno de estrés postraumático

Se ha demostrado que los niños que presencian casos de violencia familiar a menudo experimentan “ Trastorno de Estrés Postraumático ”.

Este trastorno puede ser consecuencia de un factor traumático extremo , que la persona haya vivido o presenciado.

Por ejemplo, podemos referirnos a un evento o eventos que implican muerte, o amenaza de muerte, lesión grave o amenaza a la integridad física propia o ajena.

Todo esto provoca un miedo intenso y sentimientos de impotencia u horror . Además, el sujeto tiende a revivir el evento traumático de manera persistente con recuerdos desagradables recurrentes e intrusivos . 

Fuerte sentido de angustia y culpa.

Muchas veces, los niños que presencian tales formas de violencia pueden ser atacados por una fuerte sensación de angustia . Esto muchas veces surge precisamente de la incapacidad para comprender la dinámica de lo que sucede a su alrededor .

Todo ello, en el niño, genera un estado de confusión , angustia y desamparo real .

Muchas veces el niño puede sentirse «culpable» de lo que sucede y puede malinterpretar las causas de los enfrentamientos entre sus padres , atribuyéndolos a su propio mal comportamiento.

Di Blasio, de hecho, subraya cómo la atribución por parte del niño de la causa de los hechos a factores internos de su propio yo constituye el conjunto de condiciones más negativo. Además, la experiencia repetida de impotencia reduce hasta el punto de anular los recursos y la capacidad de lidiar con el estrés ( coping ), induciendo fuertes sentimientos de fracaso .

Este sentimiento de culpa también podría generarse por el hecho de sentirse, de alguna manera, privilegiado, por no ser víctima directa del maltrato .

Efectos negativos en el desarrollo

Algunos estudios han demostrado específicamente cómo estar expuesto a episodios continuos y constantes de violencia doméstica puede tener efectos negativos en el desarrollo del sujeto . Por ejemplo, puede haber la aparición de trastornos del lenguaje , trastornos del desarrollo del autocontrol como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad , retraso mental o del desarrollo, deficiencias motoras, trastornos de la alimentación como la bulimia o la anorexia , insomnio o pesadillas persistentes, deterioro de la visión o del crecimiento.

Efectos conductuales y sociales de la violencia

Los efectos negativos también ocurren a nivel conductual .

En estos niños surge un predominio de la agresividad , la impulsividad , la inquietud , la inmadurez , la falta de compromiso y la falta de interés por el mundo que les rodea y las actividades propuestas.

Además, también hay dificultades a nivel social : uno puede ser capaz de desarrollar habilidades sociales pobres, dificultad para empatizar con los demás. Rechazo del grupo de pares y consecuente aislamiento , abuso de drogas , alcohol y actos delictivos.

Todo esto, por supuesto, también es causado por la falta o presencia de métodos educativos distorsionados e inadecuados . El niño vive en un verdadero estado de confusión respecto a la afectividad y la violencia . Esto se debe a que la relación entre los padres parece confusa, ambivalente y ambigua.

Vínculo de apego madre-hijo

Sin embargo, lo que muchas veces se daña inevitablemente cuando hay episodios de violencia doméstica es precisamente el vínculo de apego , íntimamente conectado con el miedo  a perder la figura de apego o relacionado con la imposibilidad de poder construir un vínculo de apego sólido y duradero .

Vínculo de apego se refiere a “cualquier forma de comportamiento que aparece en una persona que es capaz de obtener o mantener la cercanía con un individuo preferido (figura de apego)”. (Bolwby, 1969)

En los niños víctimas de violencia, la relación de apego sólo puede existir si se satisface la necesidad de protección . En este sentido no es difícil comprender que, en la violencia doméstica , la madre se ve constantemente perjudicada y por tanto difícilmente podrá responder de manera óptima a las necesidades emocionales del niño y sus necesidades de atención .

Esto se debe a que teme la agresión constante y es incapaz de cuidar de su propio hijo y de sus necesidades de forma serena y positiva.

De otro modo, incluso las peleas violentas entre los cónyuges que no van acompañadas de violencia física, sino sólo de violencia psicológica, pueden crear graves daños a la relación de apego entre madre e hijo , en la medida en que la mujer no puede, debido al conflicto como una pareja , para tener suficiente energía mental para dedicarse al niño.

El conflicto puede convertirse en el centro de los pensamientos de la madre , el punto de apoyo alrededor del cual gira su vida, y el niño puede volverse invisible de alguna manera.

Todo acto de violencia puede llevar al niño a no tener una “base segura” y una buena figura de apego a su lado . Esto puede provocar inevitablemente una incapacidad de reacción y una ausencia de buenos niveles de resiliencia : capacidades que cobran vida precisamente gracias al vínculo del apego. Por eso hay que frenarlo pidiendo apoyo externo, incluso de un psicólogo psicoterapeuta , cuando es difícil informar de lo que ocurre en casa.