El trastorno de personalidad paranoica fue introducido en psiquiatría por Kraepelin (1921) para describir a aquellas personas que exhiben creencias delirantes en ausencia de un deterioro de las facultades mentales.

En general, Quienes Padecen este Trastorno tienen una forma de pensar rígida : el pensamiento paranoide se diferencia del del esquizofrénico en que no es delirante: la realidad misma no está distorsionada; en cambio, el significado de la realidad tal como aparece es (Sharipo, 1965).

Con la publicación del DSM I (APA, 1952) se considera este trastorno como una categoría independiente, posteriormente con la segunda edición del DSM (DSM II; APA, 1968) se describe el trastorno paranoide con unas características con las que todavía se hoy entendido y que veremos en breve.

El término paranoia deriva del griego παράνοια que significa «locura, insensatez».

Esto, de hecho, es un trastorno del pensamiento y los afectados tienen creencias específicas .

Quién tiene más riesgo de padecer este trastorno

El trastorno paranoico  de la personalidad  afecta entre el 2,3 y el 4,4% de la población general , es más típico en varones y se presenta de media en el grupo de edad comprendido entre los 40 y los 50 años , aunque aún puede presentarse ya a partir de la adolescencia temprana (fuente DSM-5 , 2014).

Diagnóstico del trastorno paranoico de la personalidad

El trastorno paranoide de la personalidad (PPD) es un  trastorno de la personalidad y como tal se enmarca dentro del DSM 5 precisamente en los trastornos de personalidad del cluster A.

Las personas que la padecen tienen seis criterios diagnósticos diferentes:

1. Suponen que otros los explotan, les hacen daño, incluso en ausencia de pruebas que respalden esas expectativas (Criterio A1).
2. Tienen sospechas basadas en pruebas insignificantes o que otros están conspirando contra ellos y pueden atacarlos en cualquier momento y sin motivo alguno. Dudan, sin justificación, de la confiabilidad de amigos o colegas, cuyas acciones son examinadas en busca de intenciones hostiles (Criterio A2).
3. Perciben una desviación en la confiabilidad y lealtad de los demás, sienten que sus suposiciones son verdaderas. Se sorprenden si un amigo o colega es leal. Si se meten en problemas, esperan que sus amigos y colegas los ataquen. (Criterio A3).
4. Tienden a negarse a responder preguntas personales y a leer los reproches humillantes y amenazantes u otros hechos benévolos como significados ocultos (Criterio A4).
5. Sienten resentimiento constantemente y no pueden olvidar insultos, injurias o insultos (Criterio A5).
6. Las ofensas pequeñas evocan una gran hostilidad en ellos y los sentimientos hostiles pueden persistir durante mucho tiempo. También contraatacan rápidamente y reaccionan con enfado ante los insultos percibidos (Criterio A6).
7. Pueden ser celosos patológicamente: pueden llegar a sospechar que su cónyuge o pareja sexual le es infiel sin la justificación adecuada (Criterio A7).

El trastorno no puede atribuirse a esquizofrenia, trastorno bipolar  o depresivo con características psicóticas, ni a otro trastorno psicótico u otra afección médica. (Criterio B).

El primer criterio, como los demás, destaca una característica importante del trastorno: Quienes lo padecen tienen una fuerte sospecha y desconfianza hacia los demás , hasta el punto de interpretar los hechos de forma distorsionada .

Además, a las personas que padecen estos trastornos les cuesta cuestionar sus comportamientos : estamos hablando de trastornos de personalidad egosintónicos , es decir, están convencidos de que sus pensamientos son así y que no puede haber otra visión que la suya.

Es precisamente por ello que difícilmente pueden ser conscientes de su dolencia y pedir ayuda.

La persona con este trastorno exhibe síntomas específicos que incluyen:

• miedo a ser engañado y explotado por amigos y colegas;
• temor injustificado de que su información pueda ser utilizada en su contra;
• rencor constante;
• enfado.

En la base hay, por tanto, un problema de desconfianza hacia uno mismo, que lleva a percibirse como incompetente, y hacia los demás como amenazas, lo que parece desarrollar paranoia; casi como para compensar este patrón interno negativo.

El paranoico experimenta un estado de angustia constante relacionado con la creencia de que el mundo está poblado por enemigos mentirosos y poco confiables (Ogder, 1986).

En el centro está, por tanto, el miedo a ser dañado , especialmente por personas cercanas.

Por eso llega a encerrarse en sí misma y evita confiar en los demás y en otros momentos, para defenderse, reacciona con ira .

Hablamos de personas discutidoras, agresivas, quejumbrosas, a las que les cuesta aceptar las críticas y que muchas veces logran enmascarar sus verdaderas emociones con una fuerte racionalidad .

En algunos casos este trastorno puede ir acompañado de ansiedad y depresión.

Ante la presencia de este trastorno también pueden presentarse breves episodios psicóticos con alucinaciones , delirios de persecución que pueden durar desde unos minutos hasta un máximo de unas horas.

Características psicológicas del trastorno.

Quienes padecen trastorno de personalidad paranoide parten de premisas incorrectas , es decir, que los demás son peligrosos y como sabemos, una creencia o una idea en la que creen firmemente, les empuja a buscar y encontrar pruebas (muchas veces cuestionables) hasta el punto de demostrándose a sí mismo la teoría inicial, según el principio de la profecía autocumplida .

Analicemos ahora las características psicológicas del trastorno de personalidad paranoide , en términos de:

• Autovisión : se consideran vulnerables ante el trato que reciben de los demás;
• Visión de los demás : considerada engañosa, manipuladora y capaz de disminuir y discriminar.
• Creencias : entre las creencias que albergan su mente se encuentran pensamientos que denotan desconfianza como “no puedo confiar en los demás”, “si no tengo cuidado la gente me explotará”.
• Amenazas percibidas : Temen las acciones de los demás ya que perciben amenazas reales a su territorio o a su relación.
• Estrategias de afrontamiento : suelen estar en alerta buscando señales que puedan revelar las «razones ocultas» de quienes pretenden engañarlos.

Porque llegamos a sufrir de trastorno de personalidad paranoica

Al igual que con otros trastornos de personalidad subyacentes, existen varios factores que incluyen el entorno, el temperamento y la herencia.

Parece, de hecho, que hay más probabilidades de aparición del trastorno en quienes tienen familiares con trastornos esquizofrénicos y delirantes .

Aún así, parece más presente en quienes han sufrido un trauma infantil .

Finalmente, el papel de los padres también es fundamental, en este caso son muy críticos, devaluadores y favorecen el desarrollo de sentimientos de poco valor.

Relaciones de un paranoico

Quienes padecen trastorno paranoico de la personalidad en el amor suelen tener fuertes dudas sobre la fidelidad de su pareja, por ello son muy celosos , hasta el punto de manifestar delirios de control sobre ella.

Hablamos de personas que es poco probable que tengan intimidad entre sí , ya que tienen grandes sospechas.

Las relaciones interpersonales se fragmentan y ocultan la creencia de que ninguna relación puede perdurar en el tiempo , el paranoico tiene la percepción del momento y está convencido de que el otro tarde o temprano “cometerá un error”, confirmando así sus sospechas.

Por tanto, existen serias dificultades en sus relaciones por las razones descritas que les llevan a ser poco empáticos ya basarse en supuestos erróneos, de los que están convencidos, que les llevan a percibir los hechos de forma diferente a como realmente aparecen.

Todo esto muchas veces lleva a estas personas a desarrollar sentimientos de ansiedad y tristeza y eventualmente a aislarse.

Cómo relacionarse (de manera funcional) con quienes sufren de paranoia

Relacionarse con quienes padecen este trastorno, como se anticipó, no es nada sencillo y en muchos casos la relación puede convertirse en un «infierno».

Para relacionarse de manera funcional con quienes padecen un trastorno paranoico, las actitudes sugeridas son las siguientes:

1. Acoger con agrado cuando se dice, mostrar empatía y comprensión para entender lo que significa para nosotros. A menudo, cuando nos acusan en primer lugar, nos ponemos en una posición defensiva y ni siquiera tratamos de escuchar lo que el otro nos dice. Esto lleva a quienes padecen este trastorno a exacerbar su posición.
2. Evitar contradecir las declaraciones/acusaciones emitidas por la persona (lo cual no es fácil); Como se anticipó, quienes presentan esas creencias difícilmente serán persuadidos de lo contrario, precisamente porque tienen un trastorno. Luego confirme que su punto de vista puede ser correcto, pero al mismo tiempo solicite pruebas que demuestren con certeza lo que la persona afirma.
3. Proponer un camino no para curarlos, sino para mejorar la relación. Entiende que lo necesitas y que él o ella puede ayudarte a mejorar las cosas. La ayuda profesional, en estos casos, podría brindar herramientas para encontrar alternativas a la forma de percibir la realidad, reestructurar pensamientos disfuncionales de sospecha y desconfianza hacia los demás, mejorar las habilidades sociales y la calidad de vida en general. También podría ayudar a que la persona sea más consciente de sus pensamientos y emociones, así como de lo que sienten quienes la rodean.

El psicólogo psicoterapeuta puede ayudar en el tratamiento del trastorno paranoico de la personalidad actuando como contenedor de odio, impotencia, desesperación y gracias a la empatía permite al paciente vivir una nueva relación que representa una alternativa a las experimentadas e interiorizadas.

A través de esta experiencia el sujeto descubre que el otro no es solo un enemigo y que las acusaciones realizadas pueden ser aceptadas y servir como un momento de reflexión para construir nuevos significados.

Observaciones finales

Quienes padecen este trastorno creen que los demás son capaces de hacerles daño, porque han sido educados o convencidos, tras experiencias traumáticas, de que los demás son «malos».

Es por eso que tienden a permanecer a la defensiva y distantes de los demás.

Detrás de estas creencias hay una forma distorsionada de pensar que tiende a ver la realidad desde una perspectiva negativa.

Una modalidad que cobra vida en su pasado, por tanto, pero que puede influir en su presente y en su futuro.

Y es precisamente sobre esta modalidad que debemos intervenir si queremos mejorar nuestra vida y nuestras relaciones ya sea en el trabajo, en el hogar o en el medio externo.