Alegría, ira, tristeza, Miedo son los sentimientos «fundamentales» más recurrentes que encontramos en la vida cotidiana.

Son la parte subjetiva, por así decirlo, de los complejos mecanismos de interacción cerebral que llamamos emociones (Siegel, 2020). Dado que las personas somos diferentes entre sí, cuando hablamos de sentimientos o emociones debemos tener en cuenta que siempre se manifiestan con distintos grados de intensidad y matices. Habiendo dicho esto, una emoción que los adultos jóvenes frecuentemente traen a la sala de terapia parece ser la del miedo. Una experiencia a la que hay que dar sentido y significado. Pero veamos qué miedo es.

Los miedos ya no son lo que eran

Mientras Tanto, es necesario subrayar un aspecto importante que caracteriza a las nuevas generaciones con respecto al tema del miedo. Hoy sabemos que la «familia afectiva y relacional» hace tiempo que reemplazó a la «familia normativa». En las familias de hoy en día basadas en las relaciones, rara vez un adolescente o Adulto Joven enfrenta conflictos importantes, especialmente en temas que afectan ciertas limitaciones. ¿Cuáles superar y cuáles respetar?

Hoy no existen límites ni normas impuestas por el llamado padre edípico, no aparece el sentimiento de culpa, no aparece el miedo al castigo. Hoy no crecemos a través de la transgresión y la oposición. Hoy en día, los adolescentes y los adultos jóvenes (en formas obviamente diferentes entre sí) tienen que lidiar no tanto con un superyó severo y punitivo como con un ego ideal que impone niveles de desempeño cada vez más altos, a menudo irreales y, por lo tanto, inalcanzables. Y aquí aparece entonces el miedo a decepcionarse a uno mismo ya los adultos de referencia. (Mancini y Madeddu, 2014)

Los miedos de hoy y las representaciones narcisistas del yo

Cuando hablamos de miedo y representaciones narcisistas del Yo nos referimos en primer lugar al miedo a no ser suficientemente visible y buscado en lo social, el miedo a no tener las habilidades adecuadas para iniciar, construir y mantener una amistad y un amor válidos y gratificantes. relaciones Nos referimos también al miedo a decepcionar a la familia y al miedo al futuro y la pérdida de esperanza que lleva al joven adulto a no invertir en un proyecto de vida y carrera. Muchas veces prevalece la experiencia de “no ser válido”, de “no ser suficiente” y de no estar adecuadamente equipado para enfrentar y resolver los problemas que enfrenta la vida.

Bloqueo y superación de tareas de desarrollo: un vistazo al futuro

Dentro de las diversas etapas del ciclo de vida deben superarse ciertas tareas de desarrollo . Según este modelo, las conductas disfuncionales son intentos inadecuados para superar o resolver estas tareas . Tareas que atañen esencialmente a la relación del individuo consigo mismo y con sus contextos relacionales, sociales y afectivos. Por lo tanto, es fundamental comprender qué tareas evolutivas se han completado, cuáles se han interrumpido y cuáles se han completado de manera insatisfactoria.

Un bloque de tareas de desarrollo puede generar malestar y sufrimiento hasta la aparición de patologías reales. Por tanto, el objetivo de trabajar con el adulto joven según el enfoque de la psicoterapia psicoanalítica evolutiva no será tanto el de “curar” en el sentido tradicional del término como el de favorecer la recuperación de las tareas de desarrollo y la superación de la crisis. En pocas palabras, el trabajo con el joven adulto será, por tanto, un camino centrado en apoyar el crecimiento y apoyar la realización de sí mismo y de sus talentos. Pero también será un trabajo sobre la tolerancia a la frustración y sobre un manejo más adecuado de los «fallos fisiológicos» y las consecuentes «heridas narcisistas».

Teniendo en cuenta los posibles traumas (pequeños o grandes) sufridos en la infancia y la adolescencia, el trabajo con el adulto joven se centrará principalmente en el futuro y no en el pasado. Si bien la construcción del rol adulto no puede obviar la reinterpretación de las dinámicas que giran en torno a los procesos de identificación y contraidentificación con las figuras de apego. Además, hay que decirlo: si el individuo lleva consigo una suma de tareas no resueltas desde la niñez y la adolescencia, el escenario puede ser más complejo de lo que acabamos de mencionar.

Porque este grupo de edad tiene más vulnerabilidades

Sobre la base de una gran literatura, ahora sabemos que en el grupo de edad que va aproximadamente de 15 a 27/30 años, los jóvenes son más vulnerables al estrés y tienen un control inhibitorio débil ya que la corteza prefrontal aún no es completamente «adulta». Este hecho (además del papel que juega el contexto social y cultural) debe llevarnos a comprender mejor una de las razones detrás de ciertos comportamientos disfuncionales y, a veces, francamente «desviados», sin, sin embargo, justificarlos o evaluarlos en un sentido moral o ético. .

Así que, en otras palabras, hoy sabemos que esta fase de transición evolutiva de la adolescencia a la edad adulta es la que está más expuesta al riesgo de desarrollar adicciones y trastornos psiquiátricos graves como la esquizofrenia. Para concluir, es muy importante, cuando un adulto joven llega por primera vez a la sala de terapia, evaluar y comprender adecuadamente el cuadro clínico general, el peso de los factores de protección y vulnerabilidad, y el peso de los diversos factores de riesgo, incluidos riesgo suicida.