La popularidad de la franquicia estaba cayendo Poco a poco, pero en el mundo de los videojuegos todavía tenían una buena reputación que este juego vino a mantener.

La primera vez que escuché sobre este juego fue a través de una lista de juegos recomendados para la Game Boy, no recuerdo cuantos eran exactamente, diría que era uno de los 50 mejores juegos de la consola, y por pura curiosidad lo busqué usado para comprarlo, casi me da un infarto cuando vi el precio de solo el cartucho, y mi billetera lloró solo al ver la cifra, así que lo saqué de mi mente.

Luego cuando compré la Cowabunga Collection la verdad no le puse atención a los juegos de Game Boy, pues no hicieron parte de mi infancia a diferencia de los títulos de la NES o al SNES, sin embargo, a medida que fue probando las primeras entregas de la franquicia recordé esa recomendación de esta tercera entrega y poco a poco los fui jugando en orden hasta que llegó el turno del “rescate radical”.

La cosa empieza con el pie derecho en esta entrega, pues, aunque la trama no es particularmente interesante o novedosa, al menos recordaron colocarla dentro del juego y no solo en el manual, como pasó en Back from the Sewers. En esta oportunidad mientras una de las tortugas estaba comprando pizza secuestran a April O’neill, el resto del equipo no puede esperar y se lanza al rescate, para terminar todos en manos de los enemigos.

Miguel Ángel que era el encargado de la comida ese día llega a casa para encontrarse con un mensaje que lo reta a ir a una mina abandonada a rescatar a sus hermanos y amigos de las garras de una nueva versión de destructor. Cada vez que encontramos a otro personaje vemos un poco de texto que nos recuerda nuestra misión.

A diferencia de las entregas anteriores este juego es una mezcla entre acción, plataformas y exploración que se parece bastante a un Metroid, pues para avanzar necesitamos encontrar tarjetas de acceso y llaves para rescatar a las demás tortugas porque cada una tiene habilidades que nos permiten acceder a nuevas áreas de un gran mapa interconectado.

Nuestro primer personaje puede usar su arma para flotar y alcanzar plataformas a mayor distancia, Leonardo puede usar su espada como un taladro y romper bloques bajo él, Rafael se puede meter en su caparazón para pasar por pasillos muy pequeños y finalmente Donatello puede escalar paredes.

Explorar el mapa es un poco complejo a pesar de que agregar marcas donde encontraremos objetos especiales, porque, aunque presionando select podemos ver todas las habitaciones, no se puede visualizar todas las conexiones entre las áreas, así que estaremos visitando varias veces los mismos sectores porque estamos perdidos, así que no está de más buscar los corazones que aumentan nuestra barra de vida, porque nos harán falta.

La dificultad del juego es elevada, pero algunos enemigos nos darán pizza al derrotarlos lo que nos recupera algo de energía, también si encontramos una pizza completa se agrega a nuestro inventario y al morir recuperaremos toda nuestra energía de forma automática; no podemos grabar nuestro progreso, pero a medida que exploramos y obtenemos objetos importantes recibiremos nuevas claves para no tener que volver a empezar de cero.

Es cierto que cuando hablé del juego anterior me quejé un poco de que casi todos los jefes venían repetidos de la primera entrega, pero en esta ocasión se pasaron al otro lado y fueron a buscar en el fondo del barril porque solo reconocí a uno, los combates con estos son complicados, pues tienen patrones difíciles de aprender y ventanas muy cortas para hacerles daño sin recibir nada a cambio.

Para completar todo el juego nos tardaremos unas 2 o 3 horas, un Poco Menos si sabemos a donde ir, pero es una experiencia retadora y muy completa para una plataforma portable, con un par de saltos que nos sacarán de casillas por elevada precisión, pero donde igual sentiremos que progresamos todo el tiempo.

En el apartado visual se tomaron algunas decisiones que benefician la exploración, para empezar los personajes y enemigos se hicieron más pequeños, lo que se siente como si hubieran alejado la cámara, lo que facilita un poco navegar las áreas, si bien el resultado no es perfecto, al menos vemos hacía donde más podemos movernos y no hay tantos saltos de fe o puntos ciegos como en entregas anteriores.

Las áreas que exploramos están bien detalladas, pero no son tan variadas, empezamos a las afueras de la mina, luego ingresamos en estas, visitamos un par de lugares tecnológicos y poco más. Me hubiera gustado que el mapa fuera un poco menos confuso, pero supongo que eso haría mucho más fácil el juego y eso era algo que se trataba de evitar en esa época para justificar la compra de los cartuchos.

La música estuvo compuesta por Minako Matsushira, y es una de las mejores que he escuchado en un juego de las tortugas ninja, con suficientes canciones para que la exploración no se haga tediosa, incluyendo una versión de la canción inicial de la serie de TV que suena bastante bien teniendo en cuenta las limitaciones de la consola y sus cartuchos.

Los efectos sonoros también hacen bien su trabajo, muchos son re-utilizados de juegos anteriores y se redujo el número de voces digitalizadas, pero como es común en los títulos de esta empresa que tenía ya bastante experiencia con la consola, hacen bien su trabajo.

Debido a la gran cantidad de novedades, a lo interesante de su sistema de progresión, a los refinados elementos técnicos y a sus reducidas ventas, este podría ser considerada como una de las joyas ocultas de la Game Boy, mostrando que a pesar de sus limitaciones técnicas podían ofrecer títulos que rivalizaban con los que veíamos en otras plataformas del momento, es muy recomendado para los seguidores de la franquicia que quieran probar algo diferente.

El juego original no vendió muy bien y es ahora un objeto de colección muy apreciado, con un precio prohibitivo para la mayoría de los jugadores, pero afortunadamente hace parte también de la Cowabunga Collection que está disponible en muchas plataformas modernas.

Valorado 9/10 tortugas rescatadas