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V. El período macabeo (167-63 a.C.).


Otros se plegaron a la revuelta y ayudaron en la Lucha Guerrillera contra las autoridades. Al principio los judíos leales se encontraron en penosa desventaja debido a que sus enemigos arteramente elegían el sábado para las confrontaciones militares, día en que su escrúpulo religioso impedía a los fieles combatir.

Matatías y sus hijos, empero, animaron a sus seguidores a responder a la Fuerza con la fuerza. Era mejor violar unos pocos sábados ahora y tener algunos para observar en el futuro, que morir sin resistencia a manos del enemigo.
Matatías fue pronto reclamado por la muerte, pero su hijo Judas Macabeo (Martilleador) asumió el mando y demostró ser excelente líder, hábil y osado.

Gradualmente los judíos se hicieron lo suficientemente fuertes como para pasar de la lucha guerrillera a la batalla campal con fuerzas de buen tamaño, y pudieron tomar control de Jerusalén, con excepción de la ciudadela que estaba bajo el control de una guarnición Siria. El santuario fue purificado y rededicado, un evento conmemorado aún en la época del Nuevo Testamento (Jn. 10:22-23).

Rivalidades internas en Siria debilitaron el esfuerzo contra los judíos, de modo que el general Lisias consideró expediente conceder libertad religiosa y retirar sus fuerzas en vez de tener que hacer guerra en dos frentes. Esta Era la meta por la cual habían luchado los hasidim.

 No vieron sentido en continuar la lucha, estando dispuestos a aceptar la dominación política siempre y cuando pudiesen mantener las costumbres del judaísmo como sus padres lo habían hecho. Pero los líderes Macabeos tenían aspiraciones de independencia total, así que la lucha continuó sin la ayuda de los hasidim.

Judas apeló a Roma por ayuda, y se concluyó un pacto obligando a cada parte a ayuda mutua en tiempos de guerra, pero redactado de modo tan elástico que Roma no quedaba comprometida en este conflicto. No obstante los romanos expidieron órdenes a Siria de dejar a Judea tranquila, pero la comunicación llegó demasiado tarde para salvar a Judas y a muchos judíos que perecieron con él en Elasa.

Este revés no fue fatal para la causa judía en razón de que lo sirios no fueron capaces de proseguir su ataque. Además de las amenazas de Roma, debilidades internas y problemas de sucesión al trono mantuvieron los recursos de Siria tan abrumados que no había posibilidades de efectuar una campaña que aplastase la resistencia judía. Jonatán siguió a su hermano Judas como líder del movimiento por la independencia.

El hasta logró usar fuerza militar fuera de Judea, además de reprimir al grupo pro-helenístico dentro del país. Bajo su hermano Simón, que le sucedió al liderazgo, los judíos lograron su independencia política. Esta fue concedida allá por el año 143, y la nueva era estaba destinada a continuar durante más o menos ochenta años, hasta que los romanos, a su vez, lograron obtener un fuerte asidero en el país.

 Por el momento Roma reconoció al estado independiente de los judíos sin interferir en sus asuntos.
Mientras tanto Simón fue declarado, en una asamblea legal del pueblo, sumo sacerdote, líder militar y gobernador civil "para siempre hasta que apareciera un profeta digno de fe" (Biblia de Jerusalén).

 Este lenguaje es interesante porque demuestra un reconocimiento de que este arreglo era provisional, y que se debía a la ausencia de un representante de Jehová. La voz del testimonio profético había cesado.

Nuestro propósito no requiere una consideración de los reinados de los diferentes gobernantes asmoneos, más allá de notar ciertas debilidades que viciaron este período. La alianza con Roma estaba muy poco de acuerdo con la enseñanza del Antiguo Testamento respecto a la suficiencia de Dios como refugio y fortaleza de su pueblo.

 Tampoco se hizo ningún esfuerzo sincero por ganar al elemento pro-helénico que permanecía en el país. Por el contrario, esta gente fue tratada con severidad y quedó permanentemente alienada de la causa de los triunfadores.

Hubo además una extraña inconsistencia en la política de imponer el judaísmo por la fuerza sobre aquellos que estaban fuera de Judea, como sucedió en Idumea, en especial al venir esto de un pueblo que había experimentado en carne propia la amargura de la persecución religiosa no mucho tiempo atrás.

 El poderío militar fue mantenido por el uso de tropas mercenarias, las que ocasionalmente fueron usadas aun contra los mismos judíos. Es así que esta era fue algo menos que una época de oro, pese a la libertad de dominación foránea de que se gozaba.

 1.    Gráfica en una línea de tiempo hitos importantes ocurridos desde el periodo persa hasta el periodo egipcio.


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