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All'alba vincerò!


Dilegua, o notte!

Oh noche, disípate!
Tramontate, stelle!
Pónganse las estrellas!
Tramontate, stelle!
Pónganse las estrellas!
All'alba vincerò!
Al alba venceré!
Vincerò! Vincerò!
Venceré! Venceré!


No es la primera vez que comienzo un post con algún fragmentillo de mis admirados Verdi o Puccini, ni será la última. Y creo que nada mejor para reafirmar mi convencimiento de que el sol saldrá de nuevo para mí que la parte final del celebérrimo "Nessun dorma" del Turandot de Puccini con libreto de Adami y Simoni. Y no sólo por las frases aquí reproducidas del príncipe Calaf esperando confiado la mañana sin que la princesa Turandot adivine su nombre.

No, para mi casi lo más significativo aquí es que Turandot es la obra póstuma e inacabada de Puccini. En su estreno en el Teatro alla Scala, Arturo Toscanini dirigía la velada y cortó la representación justo en el punto en el que Puccini la dejó, exclamando "Hasta aquí llegó el maestro". El español Miguel Fleta, según he sabido recientemente, era Calaf en ese estreno. La obra fue terminada tras la muerte del autor, por supuesto, de acuerdo a los apuntes para el final que Puccini dejó.

A veces te parece que algo termina y que en este caso un suceso presuntamente definitivo como es la muerte del autor dejará la obra inacabada. Pero no, Turandot es una ópera completa y fantástica. Las cosas tienen solución, hay luz al final del túnel, llega la mañana, y... all'alba vincerò.

Es algo de lo bueno que tenemos los humanos: Si nos hubiéramos quedado parados ante las dificultades que se nos ponen delante, todavía viviríamos en cuevas. Salvo los amantes de la ópera ¿cuánta gente sabe que el final de Turandot no es de Giacomo Puccini? Se representa en 2009 como si nada hubiese ocurrido. Yo sé dónde acaba Puccini y empieza el final de Alfano porque me interesa y me he informado leyendo cosas, no porque los distinga.

Y a eso vamos. El post anterior, primero del año, parecía pesimista. Pero no lo es en absoluto. En el post anterior necesitaba sacarme un par o tres cosas de dentro, incluyendo lo que por mi parte fue un gran error. Por una vez (la verdad es que por dos veces) me convertí en un freakie e hice daño a alguien a quien quiero. No es bueno cometer errores como esos, pero supongo que ninguno, y yo menos, estamos libres de que una (o dos) veces se nos cruce un cable. Es un tópico eso de que "hacemos o nos hacen daño aquellos a quienes queremos", pero es dramáticamente cierto. ¿Cómo va a dañarme alguien que me importa un pepino de los de poner al gin&tonic, si precisamente me importa un pepino?

Pero la clave es que el primer paso para solucionar las cosas es admitir, asumir y analizar los errores, aprender de ellos... y desde ahí luchar por lo que se quiere. No darse nunca por vencido: Como España en la Eurocopa, como España en la final de la Davis, como el Real Madrid hace dos temporadas... ejemplos deportivos todos, pero ejemplos de no hacer caso a los agoreros que nos daban por derrotados antes de jugar. Si algo tengo es que siempre lucho para ganar, no soy de los que están en el mundo para participar.

No va a haber más tonterías, pase lo que pase. A eso ayudarán tanto que tengo el convencimiento de que todos los problemas que me han sobrevenido tienen solución, como que no mezcle bebidas alcohólicas cuando salgo, sobre todo con un cava lamentable. Ayudaría también que me dejara el móvil en casa por las noches, pero no voy a hacerlo porque estoy absolutamente seguro de que no va a haber más momentos "lado oscuro de la Fuerza": El joven (o no tan joven ya) padawan no volverá a usarlo como espada laser pretendidamente justiciera.

Y ahora viene lo importante de verdad, que es terminar la ópera. Y además terminarla yo, que no me he muerto de cáncer de garganta como Puccini. Haré lo posible por estar de nuevo con la Duquesa Consorte, que por cierto no se parece en nada a la fría princesa Turandot: ella sería más como una Mimí de La Bohème, que lo único frío que tiene es una mano, y a la que le cantaría encantado lo de "Che gelida manina..." ahora mismo mientras buscamos a oscuras la llave (aunque de momento esté más en un momento "Oh Mimí, tu più non torni..."), o fuera de la ópera sería como una colonia de Santa María Novella, una copa de un buen Brunello di Moltalcino, y a veces un trago de grappa di moscato en una terraza en la Piazza del Campo de Siena.

Y lo haré bien, como siempre he procurado hacer las cosas. Si tengo éxito será fantástico, y si no, pues lo habré hecho lo mejor que sé y puedo, que no será poco. Volveré a ser el tipo encantador de hace mes y medio, y prestaré atención a los detalles que son tremendamente importantes. Volveré a ser yo, que al fin y al cabo es lo que le gustó de mi. Volveré a ser el MedinaSidonia que conoció hace algo más de tres meses, el que podía estar tres horas hablando con ella de Puccini, de cómo hacer el gin&tonic perfecto, de un futuro viaje a Praga o de la vida y sus complicaciones y que la hacía reír al mismo tiempo, y que se reía con ella. Y volveré a ser el que se la comía a besos apenas llegaba un viernes de Madrid, y que en un momento por controlar todo demasiado, dejé de ser. Va a ser un proceso que no será de hoy para mañana, pero será. Y no necesito de un Toscanini que guíe el proceso.

Pero no estoy hablando sólo de la Duquesa Consorte. Mi empresa actual cierra, pero ni harto de licor de kiwi me voy a pasar el tiempo aburrido mirando el móvil esperando que alguien tenga a bien contratarme (no lo hice la vez anterior, desde luego). Si hay que dejar Madrid, se deja Madrid. Si hay que pedir ayuda, se pide. Si no me derrumbé tras dos años, desde luego no voy a hacerlo ahora. Nunca lo he hecho, y nunca lo haré. Al fin y al cabo, si hace dos años llegué a una situación así fue por decisiones equivocadas y un toque de mala suerte. En esta ocasión, estar donde estaba no fue una decisión equivocada, simplemente era la única decisión que en ese momento podía tomar y yo ya sabía que esto iba a pasar. Podría lamentarlo, pero no echarme la culpa. Pero no perderé mi tiempo en lamentaciones.

Y tampoco hablo sólo del trabajo. Si un familiar cercano está jodido, estaré ahí, como no puede ser de otra forma. Y todos, él incluido, somos optimistas sobre lo que va a ocurrir. Será jodido, pero será.

Muchos frentes abiertos. El divide et vinces cesariano viene aquí al pelo. Vayamos por partes, dice también el chiste sobre Jack "El Destripador".

Es por cierto muy curioso y muy aleccionador que haya recibido mensajes de apoyo en el post anterior de gente que no me conoce y a la que no he visto en mi vida. En los comentarios, personas que simplemente leen este blog con cierta asiduidad me muestran empatía, me dan algún consejo y opinan sobre situaciones similares que han vivido. Gente a la que en teoría le importo un pimiento del piquillo se molesta en escribir un comentario así. Año y pico después de abrir esta ventana al mundo sigo alucinando con que me lea alguien, y también me sigo sorprendiendo con mucha de la gente con la que compartes los diez o quince minutos que tardan en molestarse en leer lo que he escrito en un post. Con los que opinan, a favor y en contra (sobre todo cuando estos últimos lo hacen con educación y argumentos). Gracias a ellos, por molestarse en escribirlos.

En próximas entradas volveré a ser el MedinaSidonia mordaz de siempre, azote de un Zetapé (y de un Rajoy) que llevan demasiadas semanas durmiendo tranquilos por la noche.

PD: La definición de la Duquesa fuera de la ópera me ha quedado un poco toscana. Se ve que tengo ganas de volver por ahí. Con ella, por supuesto. Una ruta Florencia- Pisa- San Gimignano- Siena- Lucca- Volterra- Montepulciano... algo así. Unos días en coche por la FI-PI-LI y la FI-SI de una semanita por lo menos.

PD2: La música de Puccini en Turandot acaba con la muerte de Liù torturada sin revelar el nombre de Calaf ("Liù, bontá perdona! Liù docezza, dormi! Oblia! Liù! Poesia!") Ahí cortó Toscanini el día del estreno. Franco Alfano completó las dos últimas escenas a partir de ahí, con los bocetos que dejó Puccini y la supervisión del propio Arturo Toscanini.


¡Disípate, oh noche!
¡Pónganse las estrellas!
¡Pónganse las estrellas!

¡Al alba venceré!
¡Venceré! ¡Venceré!


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