Por un lado, ya hay un sospechoso del círculo de Trump, aún sin identificar, que supuestamente estuvo implicado en el Rusiagate. Por otra parte, y lo más importante para mí, James Comey, el director que fue fulminantemente cesado por el Presidente, ha aceptado comparecer públicamente en el Senado para ser interrogado por el tema en el Comité de Inteligencia. A lo que hay que añadir, en tercer lugar, que Trump, por si no tiene ya suficientes problemas, él se esfuerza en buscarse más, como cuando hablo así de Comey al Ministro de Exteriores ruso: "Acabo de despedir al jefe del FBI, estaba loco, con la tuerca suelta", dijo Trump, según el Times. "Me enfrenté a una gran presión por causa de Rusia. Eso ya se acabó".
Demasiados frentes abiertos. Sin olvidar el más peligroso de todos, que ya Robert Muller está ejerciendo como fiscal especial para investigar todo lo relacionado, directa e indirectamente, con la ya mencionada trama Rusa. ¿Podrá sobrevivir Donald Trump como Presidente de Estados Unidos a todos ellos? No lo sé, pero tengo mis dudas.