Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Un Parlamento nuevo

El pasado miércoles 13 arrancaba la XI legislatura. Una legislatura especial por muchas cosas. Es posiblemente la primera en la que sus nuevas señorías desconocían al prometer la Constitución el nombre del presidente que acabarán invisitiendo. Es una legislatura en la que el protagonismo de la vida política vuelve al Congreso de los Diputados, oscurecido una vez se completó la Transición y convertido en una sala aburrida y predecible. No recuerdo que un acto tan soso y anodino como la jura de la Constitución por parte de los 350 diputados haya levantado nunca tanta expectación como lo hizo hace dos días. Tal vez en las primeras Cortes, aquellas de Fraga, Carrillo, Suárez y González, pero yo no las viví. Aún interesándome la política desde edad temprana, el Congreso nunca me había parecido el escenario más emocionante. Ahora sí, el protagonismo se desplaza de los platós, las emisoras y las plazas al sitio que le corresponde, la Cortes. Mucho se ha hablado en estos tres días de bebés, cargos y rastas, novatos, cuotas femeninas y perfiles profesionales. Estas son a bote pronto mis conclusiones: el PP acaba de darse cuenta que ha pasado de ser la mayoría a ser la primera minoría, el Psoe da palos de ciego como un borracho de madrugada, Podemos ha dilapidado toda la ventaja psicológica de las urnas y Ciudadanos se destapa como el partido que mejor sabe utilizar y administrar su fuerza. 

El Partido Popular se desdibuja. Sus diputados, que perdieron la noción de la realidad en el mismo momento en el que subieron el IVA nada más tomar posesión de sus escaños en 2011, y que se adentraron en los oscuros caminos de la enajenación con cada promesa incumplida, se dieron el miércoles un baño de realidad. Por mucho que insistieran, no habían hecho examen de conciencia, no había aprendido, no había desarrollado piel ni sensibilidad ni siquiera durante la campaña. Las caras de espanto de los diputados populares, de las señoronas de bien que seguro agarraban sus bolsos con fuerza cuando se cruzaban por los pasillos con los perroflautas de Podemos era de foto. Esta gente nunca se ha tomado una caña en Malasaña. Todo era pose para seguir haciendo lo que de verdad quieren hacer, o para seguir sin hacer lo que no quieren hacer esto es, reformas de calado que afecten a la estructura de las administraciones y de los partidos antes que al bolsillo de los contribuyentes. No es solo la corrupción estúpidos. Los españoles hemos perdonado a los GAL, a los Camps y a los Gurtels. Pero cuando nos tocan la cartera es cuando nos levantamos. 

Los socialistas andan como pollos sin cabeza. Pedro Sánchez empezó la campaña como un galán de telenovela y la terminó como un chulo playas. Y en esa chulería se ha instalado para pavor de propios y extraños. La presencia de un líder joven como Sánchez contrasta con sus limitaciones como político. La poca flexibilidad del todavía líder socialista y su nula capacidad para adaptarse a los cambiantes tiempos le empujan a un callejón sin salida. Los españoles siempre votamos bien, y si hemos dado un mandato con estas elecciones es el de dialogar. Sabíamos desde antes de depositar el voto que el Parlamento se fragmentaba, y aún así votamos en conciencia. Esperamos de nuestros líderes que sepan lidiar con este toro que les hemos puesto y penalizaremos a los políticos que no tengan capacidad de diálogo y nos reboten la pelota. El PSOE de Sánchez, empecinado en una alianza ideológica de bloques, reforzando a los partidos que antes eran nacionalistas y ahora son separatistas, rechazando al PP pero acordando la presidencia del parlamento, rechazando a Podemos por pedir un referendum y reforzando a los que quieren saltarse el referendum y separarse de España directamente es un contrasentido que ha sembrado de estupor y dudas a su electorado. 

Podemos perdió el miércoles todo lo que había celebrado en Navidad. En este mismo blog me sorprendía de tal regocijo, pues si bien es cierto que 69 diputados es todo un éxito para un debutante, el partido de Pablo Iglesias se había propuesto desde su nacimiento ganar al PP, conquistar el cielo por asalto. Después rebajó sus pretensiones y aspiró a superar al PSOE. Falló en ambos objetivos y se quedó como estaba cuando se presentó a las elecciones europeas de mayo de 2014: tercero. Aún así, insisto, 69 asientos están muy bien. El problema es que Pablo Iglesias lidera un grupo muy poco cohesionado. En Cataluña Ada Colau se erige en la Esperanza Aguirre de Podemos, en la Susana Díaz del norte. Desde su atalaya de Barcelona ha empezado ya a marcar los pasos de un Pablo Iglesias que no acepta figuras que le hagan sombra. Liderar un grupo tan poco disciplinado no es tarea facil. Insisto, obtener 69 escaños a la primera es un éxito, pero la nueva legislatura no acaba la noche electoral. Ahora toca gestionar ese poder, esa influencia, y el 13 de enero Podemos demostró ser un grupo prescindible con nulo impacto en la toma de las grandes decisiones. Perdiendo la primera batalla del nuevo Congreso los de Pablo Iglesias se presentaron como la mejor Izquierda Unida posible, presente pero irrelevante, sin influencia, sin poder. El Podemos del Congreso se parece mucho al Podemos del parlamento andaluz, donde Teresa Rodríguez celebró unos resultados que no supo gestionar y que la llevaron a la irrelevancia política. Por último, el hecho de que un partido asambleario que nació de la contestación a los recortes y que hacía de la regeneración política batalla, haya levantado sus fronteras identitarias en torno a las líneas rojas de los referendums de autodeterminación (otra prueba de la dependencia de Iglesias a Colau) ha desconcertado a sus bases, que esperaban que el baluarte fueran las políticas sociales y no el discurso nacionalista. Parece que Podemos en vez de ser la voz de los indignados se ha convertido en nave nodriza de los nacionalisrtas. Este desconcierto entre los que apoyaron a Podemos desde el principio se ha agravado por el giro del partido en su relación con los viejos partidos. Si antes se presentaban contra la casta del PP y del PSOE que eran 'lo mismo', que robaban y recortaban derechos sociales, si se decían 'ni de derechas ni de izquierdas', ahora el PSOE ha sido exonerado y el único enemigo es el Partido Popular. 

Una pequeña última reseña sobre un evento sin importancia: la imagen de Bescansa y su bebé. Si bien es cierto que existe guardería en el Congreso, nadie puede recriminarle que prefiera tener a su niño en brazos en una sesión bastante informal en la que mayormente los diputados charlaban en corrillos y se saludaban esperando los resultados de las votaciones de la mesa. Otra cosa es que esto pasase de la anécdota a la costumbre. Ahora bien, en Podemos todos eran conscientes de la expectación mediática de esa primera sesión, y quien más consciente era de la importancia y el impacto de una imagen posiblemente fuera la jefa de campaña de Podemos, la propia Carolina Bescansa. ¿Tiene derecho una madre, si puede, a llevarse a su hijo aún lactante al hemiciclo puntualmente? Sí. ¿Hubo en este hecho un acto premeditado dedicado a la prensa? Sí. Y con esto volvemos al principio, Podemos es un partido de golpes de imagen que sabe gestionar las campañas pero no el poder.

Ciudadanos ha gestionado mejor los resultados que la campaña. Si la noche del 20 de diciembre parecieron perder, aún habiendo debutado con nada menos que 40 escaños, desde el 13 de enero han ganado en influencia. Los distintos portavoces repiten como un mantra, en todas sus intervenciones, las palabras 'diálogo' y 'pacto'. A estas alturas Ciudadanos es el único grupo que parece haber entendido el mandato de las urnas y congeniado con la voluntad de los españoles. Si sus 40 escaños parecían irrelevantes la noche electoral, hoy se revelan esenciales tras una profunda (y extremadamente crítica) reflexión de su ejecutiva. Resultó exóticamente fascinante la profundidad de la reflexión y la dureza consigo mismos que los de Albert Rivera llevaron a cabo en su primera reunión tras las elecciones. Ellos han sido artífices del primer gran acuerdo de la legislatura, elevando a la presidencia del Congreso a un socialistas que es además un símbolo de pacto, habiéndo sido el único presidente de comunidad autónoma con los apoyos de PP y PSOE. El rifi-rafe entre los líderes de Podemos y Ciudadanos en presencia de Carlos Herrera la misma jornada de constitución de las Cortes dejó patentes la distancia entre ambas formaciones y el caracter de sus líderes. Iglesias se presentó enfadado por no haber sido capaz de influir pero descargando su responsabilidad en los otros. Cabreado, iracundo incluso rencoroso, la pataleta de un Iglesias permanentemente en campaña le llevó a cometer el error garrafal de asumir que no tiene nada que hablar con los millones de votantes de otros partidos cortándo el césped bajo sus propios pies. Por su parte Albert Rivera aprovechó las debilidades de Iglesias ocupando todo el espacio de consenso, pacto y diálogo. Sus referencias a Adolfo Suárez, tan presente en el imaginario de Ciudadanos, no eran en vano. 

Tras las elecciones generales se construyó un consenso sobre las consecuencias de unas nuevas elecciones: el PP visualizaría el peligro de votar a Ciudadanos ante la potencial alianza de PSOE, Podemos y nacionalistas. Podemos podría incluso superar al PSOE si finalmente suma los votos de IU. PSOE y Ciudadanos serían los principales perjudicados de la polarización del voto entre Rajoy y Podemos. 

Ahora sin embargo el escenario ha cambiado radicalmente. La incapacidad del PP de usar su fuerza parlamentaria para conservar la presidencia del Congreso y llegar a acuerdos elimina de un plumazo la idea del PP como voto útil. Por otra parte, el protagonismo de Ciudadanos confirma a sus votantes la utilidad de sus papeletas. Los resultados no variariarían mucho para estos dos partidos, aunque podría producirse un pequeño repunte de los de Rivera. El PSOE podría repuntar si es Susana Díaz la candidata, aprovechando la debilidad de un Podemos que ha sumido a sus votantes en la confusión al rebelarse irrelevante y al haber priorizado los referendums a las políticas sociales.




This post first appeared on Public Boulevard, please read the originial post: here

Share the post

Un Parlamento nuevo

×

Subscribe to Public Boulevard

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×