| Los cisnes fugados avistados en Sa Calobra |
Mientras los alcaldes de toda España declaran la Guerra a la crisis, a la corrupción y sobretodo, o tal vez por ello, a las encuestas, hay un alcalde en Mallorca enfrascado desde hace un año en una guerra sin cuartel contra cuatro Cisnes.
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El popular Llorenç Suau no se podía imaginar hace un año que comprando dos parejas de cisnes para embellecer el Puerto de Andratx iba a comenzar una de sus peores pesadillas. Las ideas de bombero a la que nos acostumbran nuestros políticos suben un peldaño más en la escala del ridículo con servidores como Suau. En vez de actuar en un humedal cercano poblado por especies locales, el brillante político se encaprichó no solo con sembrar el puerto de cisnes sino que en lo que podría ser un supuesto complejo de Blancanieves se empeñó en que las aves le obedecieran, se movieran por donde el decidiese y se aparearan. La pesadilla del alcalde comenzó cuando los cisnes de sus ojos se entregaron al libre albedrío y volaron del nido. Toda madre sabe lo que eso significa pero el padre adoptivo de estos pájaros no aceptó la realidad y quiso ponerle puertas al campo. Ahí empezó una rocambolesca guerra entre el consistorio mallorquín y los palmípedos en la que una captura precedía a una nueva gran evasión. Ni con verjas, ni con alas rotas los cisnes se plegaban a la voluntad del alcalde. Todo un ejemplo de resistencia y libertad en los tiempos que corren. A día de hoy la guerra, ya personal, entre el alcalde y los cisnes continua y el primer edil apuesta todo su honor y orgullo a vencer y someter a los cisnes. Mientras, Mallorca, atónita.
