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Podemos y las sillas: Round 2

  • A cada brote de soberbia de Podemos le sigue un baño de humildad
  • Podemos domina el publispam, golpes secos de marketing político, pero no sabe moverse en los pasillos del poder
  • Son como adolescentes: van de perdonavidas y luego lloran cuando no les dan lo que quieren
  • Una cosa es dar una rueda de prensa efectista y otra cosa es contar con las herramientas para saber dialogar cuando el tiempo político lo requiere. 
  • Podemos protesta por no estar sentados a tiro de cámara pero el trabajo parlamentario no depende de donde estén ubicados. 

2-0. Podemos pierde su segunda batalla en el parlamento antes incluso de haberse inciado la legislatura. Hace diez días escribía "ahora toca gestionar ese poder, esa influencia, y el 13 de enero Podemos demostró ser un grupo prescindible con nulo impacto en la toma de las grandes decisiones. Perdiendo la primera batalla del nuevo Congreso los de Pablo Iglesias se presentaron como la mejor Izquierda Unida posible, presente pero irrelevante, sin influencia, sin poder." Decía entonces que Podemos celebró el 20D como si hubiera ganado las elecciones cuando no había logrado ni ganar al PP ni superar al PSOE y se había tenido que conformar con la misma tercera plaza que tenía de nacimiento, a escasos dos escaños de Ciudadanos. Entonces, la bajada de palmera se debió a que Pablo Iglesias se destapó incapaz de llegar a acuerdo con otras fuerzas políticas, ¿y que papel puede jugar una formación política, en este nuevo sistema de partidos que obliga al diálogo, si no puede dialogar con nadie? Podemos se dedicó entonces dos semanas a lloriquear por no tener cuatro grupos, cuatro vías de financiación, cuatro turnos de palabra. Pero para entender la segunda gran derrota de Pablo Iglesias hay que retrotraerse al pasado viernes 22, medio día.

Subida de coco, bajada de palmera

Esa mañana de viernes Pablo Iglesias volvió a demostrar que lo suyo son las campañas, los gestos, los fuegos artificiales, pero no la política. Fueron muchos los tics esa mañana de viernes, desde la puesta en escena rodeado de ministrables, hasta el no haber consultado si quiera con los principales aludidos (PSOE e IU), o el atreverse a pedir sillas, vicepresidencia y ministerios varios por cierto muy alejados de las políticas sociales, cuando siempre había negado que se postularía a convertirse en vicepresidente del PSOE. Al más puro estilo Villalobos y las rastas, llegó a censurar a la periodista Ana Romero por su vestimenta, 'bonito abrigo de pieles', cuando osó hacerle una pregunta complicada y ya crecido le espetó a Pedro Sánchez que la oportunidad que le estaba dando era 'una sonrisa del destino que debería agradecer para siempre'. Perdonavidas. Sobrado. 

Pablo Iglesias sufre de anorexia política. Cuando se mira en el espejo se ve enorme, pero el resto de la gente le ve escuálido. Por alguna razón, que solo puede responder a una preocupante desconexión con la realidad, Pablo Iglesias cree que ha ganado las elecciones y que está en condiciones hasta de nombrarle los ministros a Pedro Sánchez. La realidad es que un partido más modesto como Ciudadanos ha demostrado en dos rounds más influencia y más capacidad de adaptación al actual escenario político que Podemos. 

Podemos es un partido de campaña y fuego fatuos. Instalado en la soberbia y la prepotencia se permite humillar públicamente a quienes pide una vicepresidencia y varias sillas pero su habitat natural es del espectáculo, la televisión, no las instituciones. Por ello da ruedas de prensa que entretienen a los periodistas y tertulianos, pero no es capaz de negociar y acordar nada, tal vez porque en política, como en la vida, es dificil llegar a acuerdos con aquellos a quienes insultas. 

Nos espera un mar de lágrimas

Podemos nació reivindicando políticas sociales y regeneración democrática. Sin embargo y tras las elecciones sus únicas líneas rojas han sido los referendums de autodeterminación y las sillas. De hecho, a lo que han dedicado más tiempo en este último mes no es a defender las políticas sociales sino a defender la constitución de cuatro grupos políticos y así multiplicar por cuatro la financiación, privilegios y turnos de palabra. Ahora Podemos se ve relegado al gallinero del Congreso y por delante nos quedan de nuevo varias semanas de lloriqueos. Protestan porque ellos quieren estar sentados a tiro de cámara, ser visibles para las televisiones. ¿Pero que esperaban? Los de Pablo Iglesias, empezando por su propio lider y solo si quieren pintar algo en la política española, deben dejar de lado la soberbia y la prepotencia y aprender a dialogar y negociar. Es lo que los nuevos tiempos requieren. Si no lo hacen, si no saben hacerlo, siempre podrán seguir entreteniéndonos con publispam y giros circenses.



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