A la Alcaldesa de Barcelona se le vuelve a ver el plumero. Con un desafortunado tuit el Día de la Hispanidad dejó constancia de su odio a lo español y su sectarismo. El problema es que si bien podría haber tirado de los consabidos argumentos catalanistas de siempre, la alcaldesa decidió entregarse a la originalidad en un brillante alarde de catetismo. Con su apabullante declaración de incultura Colau pone sobre la mesa su desconocimiento de la historia, aunque Esto ya los sospechábamos. Para empezar, en la conquista de América no se produjo ningún genocidio. De hecho la palabra ni existía y solo se inventaría 400 años después para describer lo que Hitler estaba haciendo en Europa. La RAE define como ‘genocidio’ el ‘exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad’. No hay un solo historiador que defienda que los europeos asesinaron indígenas movidos por alguna de estas razones. Más bien la muerte de indígenas a manos de europeos se dio -a parte de por causa de las infecciones que involuntariamente traspasaban (y que Colau seguro calificaría de guerra bacteriológica)- en un contexto de guerra de conquista. Probablemente Colau califique de genocidio la conquista de Valencia y Baleares por parte de los aragoneses. Posiblemente la alcaldesa defina con tan rimbombante palabro la conquista de Hispania a manos del genocida Cesar Augusto 19 años antes de Cristo. Es entonces entendible que la señora califique también de Genocidas a los aragoneses que, célebres por sus conquistas por el Mediterráneo, tienen calles en Barcelona. Pero lo único que logra la alcaldesa con esto es demostrar su escaso nivel intelectual. Una vez aclarado que en la conquista de América hubo guerra y no genocidio, cabe preguntarse qué celebramos el 12 de Octubre. El 12 de Octubre se celebra la hermandad entre distintas naciones que comparten historia, cultura e idioma, algo tan sencillo, inocuo y amable como esto. Otros, tal vez celosos o rabiosos por tamaña hermandad aporrean el teclado desde su aldea mientras adoran a los genocidas locales.
