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Scioli Presidente - Moyano Gobernador


Ningún entenado en las artes políticas ve en el paro y movilización impulsados por Moyano hoy una mera reivindicación sindical. Pocos cuestionamos la legitimidad del reclamo de levantar el piso del mínimo no imponible en el impuesto a los ingresos que en estas pampas denominamos "impuesto a las ganancias". Todos los años se discute y, sin embargo, nunca hasta el día de hoy se apelaron a métodos tan desafortunados como el intento de desabastecimiento de combustibles cuyo cénit vivimos la semana pasada.

Podríamos detenernos a debatir las cuestiones técnicas del reclamo formal, pero lo relevante son las razones latentes de la conflictividad social que estamos atravesando. Y no es tan difícil -de hecho alcanza el título del post para explicarla- la explicación: simplemente hay un líder sindical con aspiraciones políticas manifiestas que, ante la imposibilidad reeleccionaria de Cristina, apuesta a un proyecto que considera será el que sucederá al actual.

La capacidad de movilización -y la capacidad de daño- de Moyano están a la vista; controla los camiones -en un país que abandonó a su red ferroviaria como principal transporte de cargas con todo lo que eso implica y que quizás sea un buen momento para rever- y es el líder de la CGT ergo su poder es muy grande. El Gobierno es conciente de esto y por eso mantuvo la alianza estratégica, y Moyano es conciente de los beneficios que implica este gobierno para los trabajadores que él representa y por eso mantuvo la alianza estratégica.

Pero las cosas cambiaron. ¿Qué cambió? En principio que Moyano quiere saltar a la política.

Las ambiciones de políticas de Scioli son de público conocimiento y su ideología quizás no tenga tanta difusión como sus aspiraciones políticas pero son igual de contundentes (no por nada los medios de cierto grupo mediático y aliados nunca lo atacan como al resto de los "ultraarchirecontrak"); pero como habíamos desarrollado aquí a Scioli Néstor lo mandó al freezer por el lapso de toda su presidencia después de afirmar, a pocas horas de haberse derogado las leyes de impunidad, que "en un país serio el Congreso no anula las leyes".

Allí entre cuestiones archivísticas planteabamos que "lo más probable no es que Scioli se presente como continuación del kirchnerismo sino mas bien que se presente como esa figura aglutinadora de los peronismos y panperonismos disidentes para competir con el kirchnerismo."

Y Scioli es un candidato de derecha que tiene chances de poder aglutinar a los resabios neoliberales, a la derecha peronista y ciertas corporaciones independientes de medios. Es un candidato mucho más presentable que, ponganle, Macri o Duhalde pero con capacidad de encuadrar a los sectores que estos representan y que sin embargo no pueden canalizar en un proyecto electoral viable con miras a 2015.

Una candidatura de Moyano a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires (cargo al que Scioli no podría volver a presentarse) hasta parecería un costo ínfimo a pagar por los servicios del líder sindical. Es un Win-win ante lo que perciben como la sucesión del kirchnerismo. Ya arreglaremos con Macri, con De Narváez, con los radicales, etc; pero en principio ganan algo de lo que carecían: capacidad de movilicación y de daño y, si de algo carecía la derecha es de la calle por más caceroleras intentonas y cucos agitados mediáticamente.

Desde aquí la sensación es la de que ha sido un gran error estratégico de Moyano el romper incluso al punto de que sus muchachos, liderados por su hijo menos lúcido, aparecieran en el horario central de la tv cantando "Cristina hija de puta, la puta que te parió" mientras intentaban desabastecer al país y rezaban por una represión que nunca llegó. Pero bueno, la política no es matemática y Moyano seguramente suponga que el kirchnerismo morirá cuando se acabe el mandato de Cristina.

Y ahí está lo que a quien escribe estas líneas más le preocupa: la falta al día de hoy de un posible sucesor que continúe este rumbo y garantice la gobernabilidad que garantiza Cristina Fernández de Kirchner. No me vengan con Budúes Urtubeyes ni Giojas, este proyecto no ha generado aún -y por su propia dinámica- cuadros con posibilidades de gobernar en los que uno perciba la continuidad de este rumbo. Los que están en el podio bajo ningún concepto seguirían el rumbo al que los obliga la presidencia de Cristina. Malas noticias para los que sinceramente esperamos que este rumbo se profundice.

Pero bueno, en horas le tocará a Moyano demostrar su poder de convocatoria y habrá que ver lo que sucede de aquí en adelante, a pocos meses de haber sido electo un Gobierno con el 54% de los votos a 40 puntos de los segundos y con una derecha peronista que aspira a ser un catch-all de las demás derechas. Desde aquí apelamos a la racionalidad aunque, en el fondo, quien escribe estas líneas lamenta intuir que este conflicto -no el sindical manifiesto sino el político latente- seguirá escalando.

En definitiva, no tiene nada de malo ni que Scioli ni Moyano tengan sus aspiraciones políticas, ni que se cuestione el piso al mínimo no imponible, ni que se movilicen los sindicatos que adhieren; el problema está en que se haga política desde otros canales que los correspondientes encubriendo las acciones políticas en reclamos legítimos que podrían ser canalizados de otras maneras.

Saludos
D.F.



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