Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

Intervención en el debate sobre la crisis causada por la Covid-19

Intervención del presidente del grupo parlamentario Socialistes-Units per Avançar, Miquel Iceta, en el debate sobre la gestión de la crisis sanitaria de la COVID-19, las medidas adoptadas para hacerle frente y las acciones previstas de protección social y reactivación económica

Parlament de Catalunya, 1 de julio de 2020

Muchas gracias, señor presidente. Señoras y señores diputados.

Comienzo la intervención, creo que es obligado, recordando a las víctimas de la Covid-19, a sus familias, a sus amigos, y reconociendo los esfuerzos de los profesionales que han luchado en primera línea contra esta pandemia. Lo hemos dicho repetidamente, durante estas largas semanas, pero hay que insistir: han sido doctoras y doctores, enfermeras y enfermeros, personal sanitario de todo tipo, de emergencias, de los servicios sociales, farmacéuticas y farmacéuticos, Mossos, las Fuerzas de Seguridad del Estado, las policías locales, la Unidad Militar de Emergencias, pero también los profesionales de los medios de comunicación, los trabajadores y trabajadoras de servicios básicos de la cadena alimentaria, de los servicios de limpieza, de los transportes, todos aquellos que han hecho posible la continuidad de nuestras actividades, en estas difíciles circunstancias impuestas por la pandemia. Y, por Tanto, nuestro agradecimiento, nuestro reconocimiento. Muchas gracias a ellos y a ellas.

La crisis que hemos vivido y seguimos viviendo tiene unas cifras dramáticas. Hoy mismo el Departamento de Salud fija en 12.576 personas las que han perdido la vida en Cataluña a causa de la Covid-19. Y, por tanto, una crisis de esta naturaleza no tenemos que convertirla en un campo abonado para la lucha partidista. Y esto implicaba a veces hacer un esfuerzo de contención. Y quiero hacerlo por responsabilidad y por convicción.

Ha sido una crisis sanitaria sin precedentes, en nuestro país y en todo el mundo, y es una crisis que, como muy bien ha dicho la consellera de Salud, no ha acabado. Más de 10 millones de casos confirmados en todo el planeta, y medio millón de muertos, según las cifras oficiales, demuestren la magnitud de esta enfermedad. Los gobiernos, a todos los niveles, han desplegado y siguen adoptando medidas sanitarias, sociales y económicas sin precedentes, para frenar al máximo los efectos de la pandemia y con el objetivo prioritario de proteger la salud y el bienestar de las personas.

Un esfuerzo colectivo que también ha ido acompañado de la responsabilidad personal de cada ciudadano y cada ciudadana, y que ha requerido y requiere la solidaridad y el trabajo coordinado y cooperativo del conjunto de la sociedad de todas las instituciones y de todos los agentes públicos y privados.

Desde el primer momento, la prioridad ha sido por parte de todos salvar vidas y frenar la expansión de la enfermedad, y después intentar que la economía y el bienestar de las personas no queden dañados por los efectos de la crisis.

Todos los gobiernos se han visto sorprendidos y desbordados por la magnitud de esta pandemia, todos, y todos los gobiernos han intentado hacerlo lo mejor posible. Todos o casi todos, porque es verdad que viendo lo que está pasando en Brasil o en los Estados Unidos alguien tiene dudas de que todos los gobiernos realmente se hayan puesto en serio.

Pero nosotros desde el primer momento lo dijimos: había que sumar esfuerzos, había que trabajar juntos, hacía falta una cooperación entre todos los niveles de gobierno. Y es cierto, la lealtad no excluye manifestar críticas y discrepancias, pero sí que excluye la utilización de críticas y discrepancias para levantar muros. Lo que hace falta es construir puentes para contribuir a ajustar decisiones, para aprovechar oportunidades y para compartir esfuerzos.

Una lealtad que, presidente, hemos encontrado a faltar en su Gobierno, ya no solo respecto del Gobierno de España, sino también de los entes locales, que en numerosas ocasiones durante esta crisis se han encontrado solos y sin instrucciones claras en la lucha contra la pandemia.

Y, desde nuestro punto de vista, ha faltado también un esfuerzo de diálogo con el reto de fuerzas políticas. Ni siquiera hemos comenzado a intentar acordar las medidas de reactivación económica y reconstrucción social, y vamos tarde, presidente.

Hacía falta desde el principio que cada uno asumiera sus responsabilidades y tuviese una voluntad sincera de acordar y cooperar. La verdad es que desconfío mucho de aquellos gobiernos que acaban hablando más de lo que no depende  de ellos que del uso que hacen de sus propias competencias. “Consejos vendo que para mí no tengo”, dice el refrán castellano. Y lamento decir que, durante esta crisis, a veces hemos pensado que la actuación del Gobierno estaba más guiada por la confrontación política que por la mejora de su competencia y la eficacia de su gestión.

Resumiendo, a menudo ha parecido que su Gobierno quería aprovechar esta crisis para hacer avanzar una agenda política propia de un proyecto independentista. Ustedes no tienen rival a la hora de centrifugar responsabilidades, de elaborar memoriales de agravios y de crear excusas. Y nosotros creemos que esta no es una forma de gobernar. El resumen de su intervención es “lo que hemos hecho lo hemos hecho bien, a pesar de los obstáculos que nos ha puesto el Estado; y lo que no hemos hecho es porque España lo tenía que hacer, y mira que les habíamos dicho y no lo ha hecho”. Este es el resumen.

Si eso fuera así, no habría ningún margen de maniobra y ningún margen de mejora y nosotros creemos que lo hay y, por tanto, creo que hay que evitar derivar toda responsabilidad en los demás, como ha hecho a menudo su Gobierno porque, si no, no hay ningún estímulo para mejorar, no hay responsabilidad sobre lo que se hace o lo que no se hace.

Y nosotros, propuestas en esta dirección, tenemos muchas, y están contenidas en nuestras propuestas de resolución. La pandemia nos ha hecho más vulnerables, sin duda. Y celebro que tome como guía a este eminente socialdemócrata que es Frank-Walter Steinmeier, que sigue la dinastía, de Willy Brandt y Helmut Schmidt, de estadistas, que quizás es verdad que echamos de menos en momentos como los que vivimos.

Pero, Cataluña no podrá salir sola de esta crisis, tampoco España. Y, por tanto, nosotros seguimos pensando que una cooperación de tipo federal es el instrumento más potente y eficaz para resolver los problemas.

Es verdad que ustedes reprochan al Gobierno de España que haya ejercido un liderazgo. Mire, nosotros, en cambio, hacemos al revés: lo criticamos a usted por no haberlo ejercido. Lo han hecho en colaboración con todas las comunidades autónomas; con un modelo, es verdad, inacabado, a veces improvisado, de gobernabilidad compartida, pero es que es lo que tocaba. Usted ha calificado como reuniones poco útiles, de poco contenido, las quince reuniones con el presidente del Gobierno de España y el resto de presidentes de comunidades autónomas.

Pues, escúchenme, para nosotros, eran motivo de esperanza, que nos hablasen, que se pudieran contrastar posiciones. Usted mismo en alguna ocasión ha dicho que se le dado la razón, siempre tarde y mal, naturalmente, pero, en fin, ha aceptado que esto ha servido de algo. Me consta, y como no está la consellera no insistiré demasiado al respecto, por si me quisiera contradecir, pero la colaboración entre el Ministerio de Sanidad y el Departamento de Salud ha sido permanente y buena. Y esto no excluye que no hayan estado siempre de acuerdo y que haya habido puntos de vista diferentes, e incluso, algún punto de conflicto y de contradicción, pero es que con una lógica de un Estado compuesto como el nuestro eso se hace inevitable.

He mirado la cifra de reuniones: 34 reuniones de coordinación con consejeros y consejeras de Salud a través del Consejo Interterritorial, 68 encuentros bilaterales; 10 reuniones con los directores de Salud Pública. Creo que desde el Estado se ha hecho un esfuerzo de trabajo conjunto.

Usted, presidente, dice: “Nos quitaron las competencias”. Yo, en eso, discrepo, cordialmente, amigablemente. Ustedes siempre han sido competentes sobre el Hospital del Mar, o sobre el Hospital Clínic, o sobre el Hospital de la Vall d’Hebron. En ningún momento han perdido sus competencias concretas sobre la salud. Y ahora, todavía más, ciertamente, en el proceso de desescalada, hasta el regreso a la normalidad, que ya veremos cuándo la podemos dar por llegada, incluso, usted lo ha dicho también, ha tenido unas capacidades de donar instrucciones al sector privado que antes no tenía. Por cierto, 43.000 euros por cada paciente ingresado en la UCI de un hospital privado, yo no sé si es una cifra demasiado elevada.

Y ¿qué decisiones finalmente se ha reservado el Gobierno de España? Aquellas de carácter general que afectaban a los derechos y libertades fundamentales, a lo largo de la vigencia del estado de alarma y, por tanto, ni siquiera ahora.

Sobre el material. Del material se han dicho muchas cosas, pero tengo algo que decirle, y también se lo digo amigablemente: presidente, he encontrado las cifras, una a una, de lo que el Estado ha aportado a Cataluña con el material, e incluso que usted no haga el libro que nos ha anunciado sobre la epopeya o la odisea de la compra de material por parte de la Generalitat, no he sido capaz de encontrarlo referidas a nuestro país.

Sé que llegaron 14.650.000 mascarillas –incluyo aquí aquellas de número cabalístico-, 6.584.682 guantes de nitrilo, 59.421 gafas de protección, 63.479 batas, 114.886 soluciones hidroalcohólicas 906.400 tests rápidos, 342.529 kits para efectuar las PCR, 234.000 kits de extracción y 181.153 equipos de ventilación mecánicas invasiva.

Toda esta información es pública, está en la web del ministerio, y al menos hasta que no salga el libro anunciado, no podemos dar cifras con esta precisión referidas a lo que se ha hecho desde el Gobierno de Cataluña.

Después hablamos de transparencia y rendimiento de cuentas. El ministro de Sanidad ha comparecido trece veces en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados. Solo he dicho que él ha comparecido trece veces; comparen ustedes con el nivel de rendimiento de cuentas en sede parlamentaria de su Gobierno. Y, hay cuatro ámbitos en los que tenemos preocupaciones sobre qué ha pasado y, sobre todo, sobre qué podemos hacer mejor. Salud: mire ha funcionado muy bien, pero, como siempre, tenemos que decir “dadas las circunstancias”, que han desbordado a todo el mundo. Conclusión básica: usted se refería, y comparto su criterio, y además me consta que usted le ha dado una muy buena acogida, a este manifiesto, a este documento elaborado por los colegios profesionales y las sociedades científicas, y usted incluso dijo un día “hacemos a partir de aquí el consenso necesario”. No es que le tomemos la palabra, es que estamos totalmente de acuerdo, presidente.

Y, es verdad, durante unos cuantos años hubo unos recortes que han afectado y quizás hemos visto ahora la gravedad de sus efectos, con esta crisis. ¿Qué necesitamos? Hombre, garantizar cohesión social y territorial, garantizar el carácter público del sistema, su sostenibilidad, la equidad, la calidad, la innovación tecnológica, el rendimiento de cuentas y la transparencia en un entorno en que está envejeciendo la población, está aumentando la cronicidad, se incrementan los costes sanitarios y hay un panorama económico difícil. Por tanto, diríamos, anunciar los objetivos es sencillo, encontrar las soluciones en este marco quizás no lo será tanto.

El Gobierno español decidió hacer un fondo para inversión sanitaria de 9.000 millones de euros. Supongo que en Cataluña le deben corresponder unos 2.000. Y usted dice: “Es insuficiente”. Hombre, también le tengo que decir: le escuchamos, a principios de la pandemia, una reclamación de 5.000 millones de euros, y hoy he escuchado 30.000. Y, seguramente, mañana pensará que quizás se ha quedado corto, y quizás no le falta razón. Lo que pasa es que todos los ciudadanos saben que no tendremos nunca todos los recursos que querríamos para hacer todo lo que necesitamos. Y gobernar es precisamente encontrar este equilibrio entre los recursos disponibles, las prioridades que hay que atender y las posibilidades reales de hacerlo.

Pero, por tanto, número 1: pacto por la salud. Sin duda, manos a la obra.

Segundo: El sistema educativo. También hemos tenido déficits en eso. Por ejemplo, hubo un momento en que todos coincidimos en que la enseñanza a distancia podía de alguna manera paliar el cierre de las escuelas, pero después nos hemos encontrado con una brecha digital muy importante, donde muchas familias no cuentan ni con los recursos, ni con los instrumentos concretos que permiten hacerlo. Ha habido momentos de mucha incertidumbre. Eso no lo digo como crítica, porque ha pasado en todos los gobiernos: los planteamientos iniciales que se hacían para retomar el  curso escolar tienen muy poco que ver con los que ahora mismo el departamento se está planteando. Incluso, en un solo día, usted y el conseller de Educación dieron cifras diferentes de inversión para intentar sacar el curso adelante. No ponemos en cuestión este tema, es obvio, estamos todos intentando hacer las cosas lo mejor posible y dedicando la máxima cantidad de recursos públicos.

Ahora, nos jugamos todos mucho, y digo todos, digo el país, con el inicio del próximo curso escolar. Y, por tanto, también aquí todo nuestro apoyo, toda nuestra capacidad para intentar ajustar mejor las decisiones, hacerlas más consensuadas, y hacerlas no solo con la comunidad educativa, sino también con el mundo local, porque también es verdad que muchas de ellas tendrán una incidencia local.

Tercero. Usted ha criticado mucho al Gobierno de España, con respuestas, decía, tardías o poco claras. Mire, a todos los gobiernos les ha pasado, y aquí hemos tenido un caso muy relevante que es el caso de las residencias, las residencias, pero no solo en Cataluña y en España, en el conjunto del planeta, allí donde tienen residencias, han sido los lugares donde la pandemia ha hecho más daño. Hubo momentos de verdadera angustia por no poder acompañar a los enfermos y por un sentimiento de desprotección total. Le tengo que decir, personalmente a veces he pensado en casa si mi madre estaría mejor en una residencia, y de golpe el pensamiento que me venía es: “Suerte que no lo hicimos”. Yo le tengo que decir que quiero agradecer y reconocer el esfuerzo que ha hecho su Gobierno y el cambio de responsabilidad porque, es verdad, no era fácil, pero se ha hecho y se ha decidido que sea el Departamento de Salud el que tutele esta cuestión. Pero creo que eso es el que pone el dedo en la llaga del problema que tenemos.

Miren, la asistencia sanitaria pública y universal no se puede parar en la puerta de una residencia. Y aquí hay un problema que tenemos que saber: se decidió en un momento determinado privatizar la atención sanitaria dentro de las residencias. Hay que acabar con eso; seguramente no lo podemos hacer de un día para otro, pero realmente le tenemos que decir a la gente que el nivel de atención sanitaria que tendrá será el mismo se esté en casa, se esté en un hospital, o se esté en una residencia. Y eso, desgraciadamente no ha sido así, y no por culpa o no por responsabilidad –que la palabra “culpa” tampoco me gusta- de los titulares de las residencias – que en muchos casos titulares de residencias privadas o concertadas-, sino porque realmente no se han atado cabos.

Y, por eso, creo que la decisión de trasladar al Departamento de Salud esta responsabilidad en medio de una pandemia fue una medida acertada; supongo que difícil y compleja en muchos sentidos, pero también se lo quería reconocer. Decirle también que este pacto que tendremos que hacer…, muchas veces en Cataluña utilizamos la expresión “modelo”, ¿verdad? “Cambiaremos de modelo”. Yo le tengo que decir que a veces soy un poco escéptico porque decimos “cambiemos de modelo” como si todo pudiera cambiarse de un día para el otro o como si hubiese modelos, por decirlo así, buenísimos y modelos malísimos. Los procesos en general son evolutivos. Pero, ciertamente, el impacto gravísimo que esta pandemia ha tenido sobre las  residencias implica una reflexión muy a fondo, que se tiene que hacer en el sector, porque, probablemente, si quisiéramos –que es un modelo legítimo- hacer que este sector fuese completamente público de hoy para el año que viene, pues, sería imposible. Y, por tanto, creo que a pesar de que ahora estamos todos preocupados y a veces todos tendemos a buscar soluciones mágicas e inmediatas a problemas muy graves, pues, no caigamos en este error, pero no dejemos de reflexionar bien a fondo y de tomar medidas, porque, efectivamente, tal y como estaba planteado, este modelo no serviría para una situación como esta. Desgraciadamente, es una situación que se puede volver a reproducir y, por tanto, que tenemos que tener prevista.

He dicho, la consellera, otra cosa que quería darle toda la razón, y ha dicho, primero, “la crisis no ha acabado”. Y la segunda es la feminización de esta crisis, la carga brutal sobre las mujeres de nuestro país, y, en general, de todos los países por problemas de tipo laboral, por problemas de atención familiar, los cuidados recaen fundamentalmente sobre las mujeres. Y creo que haríamos bien en no olvidarlo, porque a veces lo decimos en un discurso, la gente dice: “Ah, mira, quizás tienes razón”, pero después no tomamos las medidas que permitan reconducir un poco esta situación. Tengo algunos datos: en enfermería, las mujeres son el 85 por ciento; en farmacia, un 72 por ciento; en las residencias y en los centros de dependientes, un 84 por ciento; en servicios de limpieza, un 90 por ciento. Y, por tanto, han sido cruciales y han sido objetivos o han recibido el mayor impacto de esta crisis. Y, por tanto, tenemos que hacer que el empleo femenino se recupere a la misma velocidad que el empleo masculino, para que no persista una vergonzosa brecha salarial entre hombres y mujeres, para que crisis como esta no impliquen un paso atrás en un camino hacia la igualdad que hemos emprendido hace mucho tiempo, en el que hemos avanzado, aunque todavía queda mucho por hacer.

Cuarto elemento de preocupación o cuarto sector que a nosotros nos preocupa mucho: los de protección social. Usted lo decía, y creo que esto hace unanimidad, es necesario poner a las personas en el  centro de las políticas públicas. Pues, efectivamente, de todos nosotros depende que haya menos familias en situación de vulnerabilidad, menos familias en situación de pobreza. Y los informes –antes Lorena Roldán hacía referencia al informe de Intermón Oxfam- nos dicen que esta crisis ha implicado un incremento de desigualdades, un incremento de la pobreza y un impacto muy grande en fenómenos de exclusión social. Nos decía, este informe, que 93.000 catalanes y catalanas podrían caer por debajo del umbral de la pobreza en los próximos meses. Es un crecimiento del 9 por cierto y superaría el millón de personas. Y, es verdad que no es una situación exclusiva de Cataluña, ha pasado en el conjunto de España y en los países entre los que habitualmente nos comparamos.

El gobierno español ha puesto algunas medidas sobre la mesa: un tema incluso de becas comedor, ha incrementado la aportación al Plan concertado de servicios sociales, para el cuidado en el domicilio o teleasistencia, ha garantizado el suministro de agua y energía en los hogares sin recursos, se ha decretado una moratoria de las deudas hipotecarias y una prórroga del bono social y, especialmente, se ha puesto en marcha el ingreso mínimo vital, que en nuestro país beneficiaría a cien mil familias.

Probablemente, el ingreso mínimo vital es una de las medidas sociales más importantes de los últimos tiempos y se tiene que poder compatibilizar, como así lo prevén las leyes, con la renta garantizada de ciudadanía. Y, por tanto, necesitamos establecer los mecanismos que lo hagan realmente posible.

Tengamos en cuenta que el Gobierno catalán tardó unos tres años en establecer el reglamento de la renta garantizada de ciudadanía y, por tanto, tendríamos que dar mayor celeridad a los procesos –diríamos- de interconexión de ambas ayudas si queremos realmente hacer el trabajo. Y, presidente, antes de la crisis, Cataluña se situaba en la cola de España en gasto sanitario, educativo y de los servicios sociales y a pesar de algunos esfuerzos, que también queremos reconocer, todavía no hemos recuperado los niveles de gasto en servicios públicos que había en momentos en que el Gobierno de la Generalitat lo presidía José Montilla. Y con esta crisis –lo decía antes- hemos visto que los efectos de los recortes han sido graves.

Le tengo que decir, le pregunté en una sesión de control y aprovecho hoy para mencionar la cuestión, todavía no sabemos qué gasto adicional añadido ha hecho su Gobierno a causa de la pandemia. Y hoy usted nos ha hecho un anuncio que también queremos valorar, que a finales de mes conoceremos tanto el plan de reconstrucción, reactivación, reanudación, -el Plan de reanudación me parece que gusta más- como las modificaciones presupuestarias sobre las que se sustenta. Animarles a que realmente sea así. El grupo de Ciutadans veo que piensa proponer que sea la Comisión de reconstrucción la que pueda hacer un seguimiento, nos parece un mecanismo correcto, que a nadie, en fin, tiene que preocupar, porque realmente detrás de este esfuerzo, tenemos que estar todos, cada uno desde sus acentos y su proyecto, pero tenemos que estar absolutamente todos.

Es verdad que ha demandado más recursos del Estado e incluso el acceso directo al MEDE. Pues, son cuestiones sobre las que se puede hablar. Tenemos que recordar que existe la decisión de crear este fondo autonómico de 16.000 millones de euros y que seguro que se puede decir que es insuficiente, como alguien podría decir, que 30.000 millones son también insuficientes.

Pero creo, presidente, que conviene también hacer un esfuerzo para situar qué esfuerzos con recursos propios de la Generalitat estamos dispuestos a hacer para mejorar la priorización de los servicios sociales, de los servicios a las personas, de los servicios del bienestar, de la salud, de la educación y de los servicios sociales.

Y aquí, es verdad que nos lo dirán a finales de mes, pero realmente nos da la sensación que hay un gran interés en la reclamación y poco en la autoexigencia y creo que la reclamación siempre será más fuerte, más justificada, más potente, si hay previamente este esfuerzo de autoexigencia, y necesitamos ponernos de acuerdo sobre esto.

Finalmente, reactivación de la economía. Mire, hay muchas cosas a hacer y todas las que hacemos a veces parecen pocas, pero hay una cuestión que no tiene valor –por decirlo así- económico, pero si tiene un valor, creo que importante, un intangible, que es el consenso sobre la cuestión.

Todos los gobiernos, primero porque hay prisa por actuar y después porque a veces es más cómodo, prefieren  tomar medidas y explicarlas después. Pero cuando estamos hablando de un esfuerzo que exigirá la movilización de unos recursos que de entrada todavía no tenemos, convendría que este esfuerzo de consenso se hiciera. Una buena parte de las medidas económicas tienen que estar dirigidas lógicamente a empresas y puestos de trabajo existentes, pero tendremos que pensar también en los puestos de trabajo y las empresas a crear.

Y aquí le tengo que decir que  nuestro grupo está especialmente preocupado por temas como la escasa dotación de las universidades catalanas, que hace diez años que no ven aumentados sus recursos y que, además, las sucesivas propuestas de ir rebajando los ingresos por matrícula no son compensadas por ingresos adicionales. Por tanto, aquí tenemos un problema muy serio.

Hay algún sector de nuestro país que en estos momentos vemos especialmente con problemas, el del comercio y el turismo, también lógicamente, porque se han visto afectados especialmente. El Gobierno de España, desde su punto de vista, ha tomado una decisión que a mí me parece correcta, que es la de generalizar los ERTE y además darles una continuidad también en el mes de septiembre. Bien, 30.000 millones de euros en teoría han tenido el impacto de los ERTE y de las ayudas a los autónomos en Cataluña. Seguro que son pocos, pero no está nada mal. Es necesario que revisemos el Plan Estratégico de turismo. Hay que hacer un especial esfuerzo en el sector cultural porque realmente se están tomando algunas medidas por parte del Gobierno, pero convendrá conmigo que no son suficientes y no han llegado al conjunto de los sectores que alimentan nuestra cultura. Es verdad que querríamos muchos que la cultura llegase al 2 por ciento del total del presupuesto y quizás convendría forjar un consenso político y parlamentario para acercarnos.

Usted pide otros o más recursos. No está solo en esto, presidente, ni dentro de Cataluña ni en las otras comunidades autónomas. Nosotros hemos visto, por ejemplo, un nivel de exigencia –no diré si más o menos- pero sí un nivel de exigencia importante en el Gobierno de la Generalitat Valenciana también sobre esta cuestión. Pero nos da la sensación, y aquí nos gustaría tener las cifras que aún no tenemos para poder afirmarlo con rotundidad, que la Generalitat Valenciana, mientras estos recursos llegan, ha hecho un esfuerzo de movilización de recursos propios más importante que la que ha hecho su Gobierno y nos gustaría saber si es verdad o no y eso solo lo podremos saber cuando las cifras, que solo ustedes tienen, nos sean proporcionadas.

Nosotros lo que queremos es ayudar y, por tanto, desde este punto de vista una reclamación de más recursos no nos parece ajena. Lo que sí que nos parecería erróneo es situar unas expectativas imposibles que justificasen un proceso de reivindicación y frustración permanentes. Y de esto, presidente, tendríamos que hablar; por ejemplo, usted en algún momento había pedido que el nivel de déficit pudiera subir al 2, hoy lo ha dejado en el 1. ¿Por qué? Tampoco es una crítica. Es obvio. Son magnitudes razonables y discusiones que se pueden tener. A nosotros nos gustaría que lo que quiera hacer o que nos han dicho hoy que harán a finales de mes se pudiese hacer cuanto antes mejor.

Las modificaciones del presupuesto de este año, ya saben que nosotros creíamos en el momento que se aprobó que no diera respuesta a los problemas de entonces, pero ahora es evidente que, con un problema de esta magnitud añadida, es obvio que se tendrán que hacer modificaciones. Y es verdad que el vicepresidente me podría decir con toda la razón hasta que no sepamos exactamente qué tocamos de los fondos extraordinarios que el Estado ha dicho que pondrá en marcha, se hace muy difícil tener –como diríamos- la concreción material de todo esto. Ciertamente.

Pero, presidente, no sé, porque eso solo está quizás en su cabeza o quizás aún no tiene la decisión tomada, pero es verdad que podemos estar en un cierto tiempo de descuento, y, por tanto, cada vez que dejamos algunas cosas para final de mes o para cuando volvamos, uno piensa “pues, no sé si lo veré”.

Y, por tanto, desde este punto de vista, ponerle un punto de presión, digamos, fraterna sobre la necesidad de que el conocimiento de los datos y de las propuestas que haga el Gobierno sea cuanto antes mejor.

Y no nos podemos conformar con salir de la crisis pensando que volveremos a la situación anterior. Usted lo ha dicho muchas veces, incluso me critica cuando hablo de reconstrucción, porque dice que eso tiende a hacer pensar que volveremos. Tiene toda la razón; hay bases nuevas para resolver, algunas tienen que ver con la digitalización de nuestra economía, otras con cómo nos unimos al pacto…, al Green New Deal europeo, cómo, realmente, desde Cataluña podemos hacer este esfuerzo, y, por tanto, no podemos dejar pasar el tiempo. Tenemos que recuperar la economía con una base muy sostenible, porque si no estaríamos manteniendo las bases de un crecimiento insostenible.

Acabo, presidente. Nosotros tenemos desconfianza sobre las capacidades de su gobierno –es lógico, somos un partido de la oposición-, y tendemos a pensar que un país mejor necesitaría de un gobierno mejor. Pero usted es el presidente, usted preside el Gobierno, y, por tanto, es a usted a quien corresponde ahora liderar este acuerdo político en Cataluña sobre la reactivación económica y la reconstrucción social, a usted corresponde abrir el camino.

Nosotros, por propuestas no quedará: hemos hecho ya muchas, y mañana haremos todavía muchas más –y el conjunto de los grupos parlamentarios, estoy bien seguro también que lo harán-. Por tanto, presidente, permítame que le anime a que, sea cuando sea que se celebren elecciones, el Gobierno hasta el último minuto, hasta el último segundo, y especialmente el presidente, hagan su trabajo. Gracias.



This post first appeared on DIARIO, please read the originial post: here

Share the post

Intervención en el debate sobre la crisis causada por la Covid-19

×

Subscribe to Diario

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×