Por fin he tenido oportunidad de leer la última de Ildefonso Falcones. Tiene más de 800 páginas y me ha sabido a poco, cómo escribe este hombre.
Los herederos de la tierra es la continuación de La Catedral del Mar. Si miles de personas de todo el mundo han disfrutado con estas novelas, si encima eres de Barcelona las disfrutas el doble, porque a través de sus páginas ves tu ciudad en plena Edad Media, y esas calles del centro por donde has paseado cientos de veces te las imaginas en pleno apogeo medieval. Y es que la vieja Barcino es una ciudad con mucha historia desde que fue fundada por los romanos.
La novela empieza con un Arnau Estanyol -el bastaix* que luchó tanto por la construcción de Santa María de la Mar- ya anciano, y se centra en la historia de su hijo Bernat, que se cruza con la de Hugo Llor, un muchacho que sale adelante gracias a la ayuda de Arnau. Hugo sueña con ser constructor de barcos -es hijo de un marinero- pero su sueño se desvanece cuando la familia Puig, enemiga de los Estanyol y que lleva años esperando la venganza, encuentra la oportunidad de llevarla a cabo.
Hugo es amigo de Bernat pero la vida es dura y cruel, y más en la Edad Media.
Al igual que La Catedral del Mar, Los herederos de la tierra es un libro que atrapa desde la primera página, haciendo que retrases el momento de parar de leer. Una gozada.
* Bastaix: El que cargaba y descargaba los barcos en el puerto de Barcelona en la época, lo que viene siendo un estibador. Cuando se construyó la iglesia de Santa María del Mar, los bastaixos de Barcelona cargaban a sus espaldas las piedras, que transportaban a cuestas desde las canteras de Montjuïc. Lo hicieron voluntariamente, sin cobrar.