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Abandona la expectativa para trascender el sufrimiento

Ya he hablado muchas veces en otras entradas de cómo él ego siempre filtra las situaciones que se suceden en el presente a través de las experiencias pasadas, de la memoria, de la Historia Personal. Hoy quiero profundizar un poco más en este tema y una de sus principales manifestaciones: la expectativa.

¿Qué esperas de este momento? ¿Qué buscas en él? ¿Qué debería darte?

Estas preguntas aluden a una de las mayores causas de sufrimiento del yo: siempre tiene una expectativa, siempre busca "algo a cambio" en todo lo que hace, en todo lo que ve y en todo lo que le rodea. Si prestas atención, verás cómo, de forma inconsciente en la mayoría de los casos, el presente siempre es un mero medio para llegar a algo, para tener alguna cosa o "ser alguien". El “yo soy” proyecta en todos los casos un futuro ideal, una esperanza de que llegue algún otro momento distinto de éste que tiene delante. Por supuesto, ese hipotético futuro nace del pasado, del recuerdo y de la historia personal del yo.

Pero analicemos este hecho más allá de las formas que adopta esa expectativa, vayamos a su origen. El “yo soy” necesita tiempo para desarrollar su historia personal, para "ser alguien". No existe el “yo soy” en este Aquí y Ahora. Filtrar este momento a través del pasado y el futuro es su única herramienta de continuidad, es su forma de mantenerse "vivo". Dedica unos instantes a ser consciente de ello: observa con atención todo cuanto te rodea y todo cuanto sucede en el supuesto mundo exterior. ¿Qué pasa si no lo etiquetas, si no lo juzgas? ¿Dónde queda el “yo soy” si no exiges nada a este momento, si sólo dejas que sea y observas en silencio? 


El observador es tan sólo parte de la observación. No te identifiques, no lo juzgues, deja que sea. 

Observa y acepta todo cuanto suceda en el presente, incluida la propia expectativa


El juicio es en realidad otra forma de resistirse al momento presente. Seguro que te has obsevado a ti mismo en más de una ocasión emitiendo pensamientos como "este no debería ser mi comportamiento", “debo cambiar” o algo por el estilo. O también en el otro extremo, los pensamientos del tipo "qué buena persona soy", "qué feliz estoy" o similares, son en realidad más peligrosos que los anteriores, porque al resultar agradables la identificación es mayor.  

Ese juicio, sea positivo o negativo, sólo sirve para dar más poder al “yo soy” y su historia personal, perpetuarlo como algo supuestamente real. Recuerda: aquello a lo que dirijas tu atención será real para ti. Y eso incluye el juicio, la expectativa y el malestar por no conseguir lo que quieres.

Trae tu atención a este momento y deja que sea exactamente como es, incluido tu propio yo. ¿Estás enfadado por algo que está sucediendo? ¿Te sienes incómodo con la situación que estás viviendo? No te juzgues por ello, acéptate. No pasa nada si surge cierta resistencia a este momento, porque eso no es más que la mente moviéndose de forma automática. No tienes por qué intentar cambiar nada, ni tratar de comportarte mejor. Tan sólo acepta absolutamente todo, incluyéndote a ti mismo.


Deja que el mundo continúe moviéndose y que tu mente siga reaccionando, pero sin identificarte, sin juzgarte, sin resistirte… ¿qué pasa si no hay nadie que piense “esto no debería ser así”? ¿Qué pasa si no hay un observador juzgando constantemente? Sin ese “yo soy” irreal, sólo queda lo real: tu verdadera atención, tu verdadero Ser. 


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