En una entrada anterior hablé de los diferentes estados de conciencia que tienen lugar durante las fases del sueño: sueño ligero, sueño profundo, fases intermedias y fase REM (rapid eyes movement). Vamos a profundizar un poco más en este tema y en su relación con los diferentes estados de conciencia de la vigilia.
En este estado el "yo" se percibe diferente del mundo externo, creando separación y, a su vez, se identifica con el mundo interno, interpretando el pensamiento como su verdadero ser.
El yo durante las fases del sueño
Las fases del sueño son una buena herramienta de análisis de las diferentes etapas que presenta el sujeto, el "yo soy" a lo largo del día:
- Fase REM. En esta fase es cuando se producen los sueños y, si observamos, veremos que el "yo soy" presente en ellos es ligeramente diferente del que presenciamos en el estado de vigilia:
- En esta fase no existe una continuidad en el "yo". Los sueños se suceden y, con ellos, aparece y desaparece el observador, pero sin esa sensación de permanencia que tiene el "yo" durante el estado de vigilia. Para el "yo impermanente" del sueño, sin embargo, los hechos que se suceden y los estados mentales son tan reales como durante la vigilia.
- El observador sólo experimenta su mundo interno, pues no tiene percepción sensorial asociada al cuerpo.
- Los sueños que se suceden son ecos del estado de vigilia donde los recuerdos se entremezclan, creando mundos oníricos que, en cierto modo, tienen relación con la historia personal de la vigilia.
- Fase No REM. En esta fase no hay sueños y se alternan diferentes estados: sueño profundo, sueño ligero, transición entre sueño profundo y ligero y adormecimiento. Mencionaré aquí los dos primeros:
- Sueño profundo: en este estado no hay un "yo soy". La memoria está inactiva y no hay un sujeto que observe el mundo, ni exterior ni interior. Sólo existe consciencia de ser latente, sin características.
- Sueño ligero: la actividad cerebral es mucho más intensa, pero tampoco existe un observador como nexo de unión de dicha actividad. No hay sueños ni experiencias "etiquetables".
Durante la fase REM, el observador revive ecos del estado de vigilia, pudiendo en ocasiones trascender la relación de "causa y efecto", generando los conocidos sueños lúcidos. |
El yo durante las fases de vigilia
Para una primera aproximación a las fases del "yo" en la vigilia, utilizaré la clasificación que hace el vedanta advaita. Sólo haré una mínima introducción a cada uno, para posteriormente trabajarlos por separado en futuros posts.
- Estado de Pensamiento.
En este estado el "yo" se percibe diferente del mundo externo, creando separación y, a su vez, se identifica con el mundo interno, interpretando el pensamiento como su verdadero ser.
- Estado de Observación.
- Estado de Concentración
- Estado de meditación
Para el vedanta, este es el estado de percepción más elevado. Durante el estado de Meditación, ya no existe un sujeto limitado por el tiempo ni el espacio. Sólo existe la percepción del Ser pura, sin características. El universo entero surge de manera espontánea, sin esfuerzo, sin causa ni efecto y el Ser traspasa todo cuando existe. Pero, a su vez, todo es tranquilo, sencillo y el mundo continúa su camino sin lucha, sin drama personal.
El mundo interior de los sueños es tan real como el mundo externo de la vigilia para el observador, pero no tiene relación de "causa y efecto" con el pasado y el futuro. |
Estados intermedios
Existen también ciertos niveles intermedios o de transición entre unos estados de conciencia y otros:
- Adormecimiento.
- Transición entre sueño ligero y sueño profundo.
- Transición entre el sueño y la vigilia.
Un caso interesante es la parálisis del sueño, que seguro que en alguna ocasión has vivido. Podría considerarse un estado intermedio entre el sueño y la vigilia, en el que el yo no es capaz de "tomar los mandos por completo", viviendo durante un breve periodo (se estima que un máximo de 5 minutos) un estado confuso, en el que se mezclan vivencias propias del sueño y de la vigilia en la mente, pudiendo resultar muy perturbador para la persona que lo experimenta.