Halloween. Se aproxima la noche más terrorífica del año y como no podría ser de otra manera, en O’Hara’s esta noche… ¡nos encanta!
Halloween es una tradición de orígenes remotos y que a casi todos nos gusta celebrar, aunque muchos no conocemos su origen. Por eso, desde el blog de O’Hara’s vamos a hablaros sobre los orígenes de esta fiesta de brujería y ocultismo.
Los orígenes de Halloween se remontan a la antigua fiesta celta de Samhain. En la que los celtas, que vivieron hace dos mil años en las áreas que actualmente se conocen como Irlanda, Reino Unido y norte de Francia, celebraban su año nuevo el día uno de noviembre. Este día marcaba el final de la cosecha y el comienzo del invierno, oscuro y frío. Por aquel entonces, como es lógico, esta época se relacionaba con la muerte humana por sus condiciones adversas.
Los celtas creían, que en la noche del último de octubre, el límite que separa el mundo de los vivos del de los muertos se distorsionaba y que los fantasmas de los muertos volvían de visita a la tierra. De modo que los celtas, de forma ritual, encendían hogueras y usaban trajes con restos de animales para la ocasión con el fin de expulsar a los espíritus y cuidar la cosecha.
Más tarde, con la invasión romana sus fiestas se fundieron, ya que los romanos también conmemoraban estas fechas de cambio.
Fue en el 609 d.C., cuando el papa Bonifacio IV estableció la fiesta católica de todos los mártires en la iglesia occidental. Gregorio III convirtió más tarde esta fiesta en la de todos los santos (en la que se honraba a los muertos), que bajo la mano del cristianismo fue ocupando las tierras celtas donde poco a poco fue suplantando las antiguas tradiciones.
Esta fiesta se celebraba de manera similar a la fiesta celta de Samhain; con grandes hogueras, desfiles y disfraces imitando santos, ángeles y diablos. Esta fiesta también se conoció como “Hallowmas”, lo que más tarde derivó en Halloween.
Estos son, a grandes rasgos, los orígenes ancestrales de esta fiesta inmortal. Una fiesta para convivir con los espíritus amigos, al menos por una noche. Aunque también, y ¿por qué no? Un fiesta para celebrar, disfrutar, salir, conocer gente y presumir de terroríficas y originales galas que solo nos ponemos en esta ocasión, una vez al año, en la noche de Halloween. ¿Truco o trato?.
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